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Puente de San Marcos

Puente de San Marcos

Puente de San Marcos (4)

No existen indicios de un posible origen romano, pero teniendo en cuenta que León, antigua Legio, ya tenía fortificaciones desde su fundación en el año 29 a.C. como campamento de la Legio VI Victrix y posteriormente de la Legio VII Gemina, perdurando su localización hasta bien entrado el siglo V d.C. y siendo un núcleo muy importante en el poder y estrategia defensiva y expansiva del NW peninsular, debió de tener varios puentes que salvaran las aguas de los ríos Bernesga y Torio.
Debía ser por aquel entonces el Bernesga un río indómito y temido, acostumbrado a desbordamientos, ocultos sus márgenes entre bosques vírgenes. Quizá los astures les señalaron el nombre a las legiones, a la V Alaudae, a la VI Gémina. Esga, corriente de agua. Bern, alisos. El río de los alisos. Quizá signifique fecundo y nadie sepa de verdad de dónde procede su nombre. Pero ahí, entre las dos tierras separadas, se alzó el paso romano. Y ahí se mantiene, aunque de Roma conserve sólo su emplazamiento.
Como en tantas ocasiones, debemos pensar que los puentes existentes en esa época fueron de madera y se deterioraron o desaparecieron; lo mismo pudo ocurrir con algún paso fabricado en piedra que sería barrido en alguna de las tantas riadas que ocurrieron a lo largo de los siglos.

Puente de San Marcos (1)

Lo que pasó con el puente se fundió en la historia. Hasta que el 29 de julio de 1152 vuelve a aparecer en los legajos.
«Ego infantissa donna Sancia, soror imperatoris dommi Adefonsi, (…) facio testamentum Ponti de Vernesga…»
Es palabra de Sancha Raimúndez, hermana de Alfonso VII. Entrega la infanta el puente y los terrenos cercanos en donación al arcediano don Arias a condición de que se levantase allí una iglesia, un hospital en el cual pudieran hospedarse «los pobres de Cristo» y casas para los cuidadores del puente. Y así se hizo. El puente, la iglesia y hospital de San Marcos y la Casa del Peregrino, en origen vivienda de los trabajadores del puente.
Las primeras noticias sobre este puente aparecen en el siglo XII por un documento fechado en 1171 en el que el obispo de la ciudad entregaba ciertos bienes «ad opus illius pontis et dde illo hospitale de sancto Marco» – para la obra del puente y del hospital de San Marcos.

El puente de San Marcos de León le costó a un rey los derechos de paso. Encaprichado Enrique III el Doliente con un rubí propiedad del cabildo, quien sabe si para agasajar a la abuela de Isabel la Católica, Catalina de Lancaster, con quien terminaría casándose, logró la joya a cambio de ceder el ‘pontazgo’ al cabildo catedralicio de León. Era 1395. Los canónigos recibían a cambio parte de la recaudación por atravesar el puente. Calcularon mal o su avaricia no tenía límite pues tan sólo tres años más tarde se quejaron al monarca de que la piedra preciosa valiera mucho más que los 3.074 maravedís que recaudaban al año. Debió parecerle al rey justo el trato, pues cedió el resto de sus derechos sobre el puente.

Puente de San Marcos (2)

Durante el siglo XV constan diversas reparaciones por su estado ruinoso. En 1511 el corregidor de la ciudad presentaba al rey un memorial en el que señalaba que cierta riada se habia llevado parte del puente, estando el resto a punto de desaparecer, pero hasta seis décadas después no se proyectaría otro nuevo.
Es en 1573 cuando se proyecta un nuevo paso. Se asegura que uno de los arquitectos más afamados del momento, Felipe de la Cajiga, con planos de su hermano Leonardo fueron los encargados de idearle por 3000 ducados, cantidad que parece muy reducida. Lo cierto es que, acabados los dineros, dado que se había asignado la obra por un presupuesto muy bajo, la infraestructura civil es terminada en madera. Este incumplimiento lleva a Felipe a la carcel (donde fallece) y cede obra y derechos económicos a su hermano Leonardo aunque éste tampoco es capaz de acabar las obras. La documentación nos aclara que, en 1596, habia sido rematado por Pedro de Llánez en 7350 ducados. Fue repartido en 20 leguas, aportando el convento de San Marcos la cuarta parte. Como veedor consta Garcia de Buega y como sobrestante Hernando Garcia de Lamadrid. Fue construido en buena parte pero, a falta de dinero, quedo circunstancialmente en uso a base de madera. Poco despues era rematado en piedra. Quizá todo esto fuera la causa de que el citado cantero acudiera en 1604, ante le Consejo Real solicitando el que se le abonara lo que se le debía. En 1622 aún seguía sin haberse saldado la deuda.

Puente de San Marcos (3)

A veces se ha pensada que este trabajo es el resultado actual. Pero no es así, pues en el siglo XVIII sufriría una profunda remodelación.
En 1727 se informa por parte del corregidor de la villa que debido a las riadas el puente tiene algunos de sus arcos socavados, los antepechos desaparecidos y sufre otras diversas ruinas. Existe constancia del informe de verificación de daños efectuado por los maestros de obra Francisco Campuzano y Pablo Antonio Ruíz, en el que hacen referencia a un puente de nueve arcos, muy antiguo. Las aguas se habían desviado de su madre «y dejado el corriente antiguo que era arrimado a dicho convento de San Marcos». También el puentecillo de Papalaguinda, de un arco, se encontraba mal, junto con otros arquillos cercanos.
Ante todo era preciso encauzar la corriente. Levantaron plano, señalaron 20 condiciones y ajustaron presupuesto en 170.637 reales. La obra finalmente se adjudicó a Felipe Álvarez de la Viña pues lo hacía más barato, esto es, por 137.900 reales.

En 1731 y 32 reconocían los trabajos de diversos canteros cono Mateo de la Villa, Miguel de la Fuente Velasco, Pedro Durante Rubalcaba, Bernardo de la Teja y Francisco Compostizo. Informaron sobre la calidad de los materiales, contraste con la planta original y, especialmente, la ejecución de la barbacana que era la obra mas importante. Por una nueva condición, el contratista se obligó a alargar dicha barbacana 30 pies mas y reedificar una parte caída, todo ello por valor de otros 2.216 reales. Como también ejecutó obras complementarias que consideró imprescindibles, pidió que se le abonasen estas mejoras. Así se hizo según tasación del citado cantero Pedro Durante y Felipe de la Teja.

Puente de San Marcos (5)

A finales del siglo XVIII nuevas avenidas deterioran el puente y hay registros de nuevos proyectos y remodelaciones. En 1772 el arquitecto Sancho Menendez levantaba un plano y ponía condiciones para una nueva intervención que costaría 266.300 reales, aunque no llegaría a ejecutarse.
Las autoridades de la ciudad, sin embargo, insistieron ante el consejo, aunque este no contestó. Más adelante y dada la ruina en que se encontraba la obra, Hilario Alfonso de Jorganes hace un informe en 1780 donde alerta de «las notables quiebras y amenaza inminente de ruina» que se acentuaron con una nueva avenida. El proyecto de Jorganes, tasado en 212.400 reales.
Las nuevas obras alterarían el aspecto y la configuración del puente en buena parte: la calzada adquirió un perfil horizontal y en ella se abrieron los aparcaderos actuales. El diferente color de los materiales y un más ajustado trabajo de la sillería contrastan con los arcos rebajados del siglo XVI y su sillarejo muy desgastado por la erosión de los siglos. Con esta actuación se solucionó uno sus habituales males que era la salida de madre del cauce con impacto erosivo en basas y cimentación, por medio de unas fuertes barbacanas o muros de contención en ambas cabeceras que aún subsisten.

Asi pues, aquel pontón romano originario se convirtió en un bello puente de sillería de arenisca de nueve arcos de medio punto, ligeramente diferentes, que alcanzan mas de 130 metros de longitud, pero siguió la ciudad de espaldas a él, tránsito de reses y prisioneros camino de su sentencia, de Francisco de Quevedo a los represaliados de la Guerra Civil, paseando su historia sobre sus pilares, primero las carromatos, luego los coches, amenazando con su peso y la contaminación la estructura.
En 1909 quisieron hacer pasar por encima el ferrocarril de Matallana y en 1949 ampliar su calzada a doce metros.
Afortunadamente en 1962 la «plaza de San Marcos con su puente» se declararon conjunto Histórico Artístico, reconociendo asi la importancia de este puente para la ciudad.
El puente sufrío una importante, pero muy cuidadosa, ampliación en 1975 que desplazó cerca de 7 m su alzado de aguas abajo. Bajo las bóvedas de los extremos pasan una calle y un paseo de tierra.
Puente de San Marcos (6)

Aunque la obra consta de nueve vanos de arcos de medio punto, en la actualidad solamente se aprecian ocho, bien porque uno queda dentro del recinto actual de la Hospedería de San Marcos y no se puede ver, o bien porque el primero se convirtió en talud y escalinata en la margen derecha, junto a la vieja carretera de Salamanca (ahora calle con circulación bajo el primer arco con gálibo reducido a 2,50 metros; el tablero se aproxima a los 130 metros de longitud con un ancho regular de 5,88 metros. Aunque la impronta es la de una obra de fábrica barroca con detalles neoclásicos, también se ven rastros de época renacentista en tajamares, en retazos de paramentos y aún queda obra medieval en tímpanos, con canto rodado y lienzos de piedra en paramentos varios. Obra muy matizada por las intervenciones de siglos, exhibe buen sillar labrado y disposición de hiladas junto a zonas de sillarejo, mampuestos y rejuntado con ripio y mortero, muy propio del viejo estilo romano de «opus vittatum». Arcadas de tamaño irregular con bóvedas de cañón de luces entre los 8 m y los 14 m, con boquillas toscas aunque las bóvedas parecen robustas. Voluminosas basas sobre las que se apoyan pilas de variada piedra -aunque en general, prevalece la arenisca- y soportes laterales de espolones y tajamares escalonados de planta ojival, que se reducen hasta transformarse en tambores semicilíndricos; sobre ellos, cubos semicilíndricos hasta coronación. En ante-cubierta, bellas ménsulas para soportar los amplios pretiles de piedra en toda su extensión, curvos en las zonas de descansaderos. Sobre pretiles, una austera barandilla de hierro. Buen trabajo en calzada con empedrado de adoquín de esquisto y filetes cruzados de granito rosa, actualmente para uso peatonal; farolas en ambos bordes, de estilo isabelino, bastante oxidadas. Se encuentra ubicado en el centro de la villa, separando lo que se denomina «Casco Viejo» de los barrios nuevos, junto al famoso Hospital de San Marcos, actualmente Parador Nacional. Era la salida natural hacia el W de peregrinos camino de Astorga y Santiago de Compostela y confluencia actual de las modernas arterias N-120, N-630 y A-66.

Puente de San Marcos (7)

Fuente:
Revista «Tierras de León»
Diario de León
Confederación Hidrográfica del Duero
Fernández Ordóñez, J.A.- Puentes de España

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