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Avenida San Juan de Sahagún

Avenida San Juan de Sahagún

San Juan de Sahagun_placaHasta los años setenta del siglo pasado, el llamado entonces Camino de la Palomera se iniciaba en la Plaza del Padre Severino Ibáñez para terminar en los verdes prados del barrio de San Mames. Ahora, ese mismo trazado urbano recibe el bien ganado nombre de San Juan de Sahagún y se extiende por la nueva urbanización de La Palomera hasta llegar a la rotonda frente al Centro de Salud. Así pues, nos encontramos con un tramo inicial de la calle donde sus edificios corresponden a esa primera época de los años 60-70 mientras que el resto esta configurado por edificaciones mucho mas modernas construidas en los años 90 del siglo XX.

San Juan de Sahagun (2) San Juan de Sahagun (3)

 

 

 

 

 

 

La verdad es que nuestra provincia es rica y fecunda en hombres celebres que merecen vivir en el recuerdo permanente de sus gentes, de los pueblos y las ciudades que la conforman.
Por eso, la avenida que hoy recorremos podría tener el sencillo nombre de Juan González, un hijo más de nuestra querida tierra, pero a quien su trayectoria personal hizo que la historia le bautizara como San Juan de Sahagún.
Hijo de Juán González Castrillo y su esposa, doña Sancha Martínez, naturales del pueblo leonés de Sahagún, nacía Juan en esta villa de Tierra de Campos el 24 de junio de 1419. Sus padres le mandaron a estudiar al entonces famoso monasterio de monjes benedictinos del mismo Sahagún, en el que sobresalió por sus dotes realmente excepcionales.
Luego marcharía a Burgos, donde recibe las Órdenes Sagradas, siendo capellán en la iglesia de Santa Gadea. Posteriormente se trasladaba a su querida ciudad de Salamanca para estudiar Teología y Cánones, pero tras esforzarse tremendamente en el trabajo cae enfermo. Y es entonces cuando el futuro San Juan de Sahagún promete al Señor hacerse religioso si le devuelve la salud. Dios cumplió su parte en el trato, así que en el año 1463 tomaba el hábito de San Agustín, desempeñando los cargos de maestro de novicios, definidor de la Orden y finalmente prior del convento. Pero, abandonando una tranquila vida de oración y estudio, alrededor de 1476 tendrá que dejar su retiro para colaborar en la pacificación de la ciudad de Salamanca, a la que se sentía vinculado de una manera especial.

A mediados del siglo XV, la ciudad del Tormes se hallaba dividida en bandos y luchas fratricidas entre las familias de los Arias, Acevedos, Manzanos y Monroy. Buena prueba de esta larvada guerra civil fue la terrible venganza perpetrada por doña María de Monroy, conocida después de los hechos por doña María la Brava.
Todo ocurrió tras una reñida partida de pelota, cuando los dos hijos de doña María fueron asesinados. La mujer se mantuvo silenciosa y sombría frente a los cadáveres, y sin esperar a enterrarlos se marchó de la ciudad, acompañada de criados y escuderos. Sin dar descanso a los caballos se internó en el vecino país de Portugal, hasta Viseo, donde se habían escondido los asesinos. Al poco se la vio de regreso en Salamanca, enarbolando en las puntas de unas picas las cabezas de los dos Manzanos asesinos de sus propios hijos.
En este ambiente propio de una antigua tragedia griega desarrolló su labor pastoral San Juan de Sahagún. Pronto, por toda la ciudad se extendió la fama de milagrero de aquel hombre dedicado a la predicación de la paz por calles y plazas. Se cuenta que en cierta ocasión se había escapado un toro de su encierro, asustando a la gente y sembrando el pánico en las calles salmantinas. Por una angosta callejuela llegaba nuestro santo, encontrándose de frente al furioso animal. San Juan se acercó con toda naturalidad y, tocando levemente al toro, dijo; ¡Tente necio! Al parecer, el animal permaneció inmovil y pudo ser apresado. Desde entonces, esa calle se conoce popularmente por el nombre de «Tente necio».
En otra ocasión, la tradición popular asegura que San Juan, mientras paseaba entregado a sus oraciones, oyó un fuerte griterío y, apresurándose, supo que una niña se había caído en un pozo existente en aquel lugar. El santo tomó el cordón de su hábito y lo arrojó al interior del pozo. Los presentes comenzaron a murmurar que estaba loco, pues el cordón nunca llegaría al fondo del pozo. Y así fue, pero ante los asombrados espectadores, el agua comenzó a subir hasta el brocal. Y la niña, agarrándose al cordón, consiguió salvar su vida. Este sorprendente milagro se recuerda en la calle llamada «Pozo Amarillo».
San Juan de Sahagún falleció el 11 de junio de 1479, a los 60 años de edad, siendo depositados sus restos en una urna de la catedral de la ciudad que tanto le admiró. Clemente VIII ordenaba su beatificación el 13 de junio del año 1601, y al año siguiente la Universidad de Salamanca es quien acuerda honrar su memoria, celebrando el día de San Juan de Sahagún. La ciudad de Salamanca lo considera una de sus mayores glorias, siendo designado por Pío IX Patrono de la Diócesis de la ciudad del Tormes, e instituyendo su fiesta desde 1864.
Todo un gesto de homenaje que, en menor medida, se repite en la calle leonesa que recuerda al insigne patrono de la villa de Sahagún.

San Juan de Sahagun (1) San Juan de Sahagun

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: Diario de León

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