El acueducto de León

El acueducto de León no era, ni mucho menos el típico acueducto romano que todos tenemos en la cabeza, como el de Segovia, Tarragona o Mérida, con arcos superpuestos para salvar grandes desniveles, sino un largo viaducto de más de diez kilómetros de longitud. Pese a que León era un enclave rico en manantiales, los romanos se preocuparon de asegurar el abastecimiento por medio de canales. Y es que las gigantescas termas sobre las que se erigió la Catedral necesitarían abundante agua.
Fluía probablemente desde manantiales en la zona de Carbajal de la Legua, discurría por las laderas paralelas a la actual carretera, barrio de San Esteban, atravesaba la avenida Álvaro López Núñez y la plaza del Espolón para adentrarse ‘intramuros’. El agua se conducía a cubierto para evitar su contaminación y casi completamente subterraneo evitando así deterioros y fugas de agua. La pendiente del canal era casi inapreciable, de unos 2 metros por cada kilómetro, suficiente para que el agua fluyese y su fuerza no deteriorase la construcción. Solamente en la zona próxima a la muralla la orografía del terreno pudo obligar a llevar el canal elevado sobre un muro o arquerías, de las que no han quedado restos.
El acueducto principal dentro de las murallas era similar a otros de su época, fue construido como un canal de unos 0,35 m. cerrado con bóveda de hormigón de 0,40m de altura. Los hastiales y la solera fueron realizados en hormigón (estructura cementicia o caementum), vertido probablemente sobre un encofrado de madera en el canal propiamente dicho con piedra al exterior, por lo que indican los sillares de caliza adosados, que tienen sus juntas hormigonadas. El canal o specum fue revestido con un enlucido de opus signium para impermeabilizarlo (argamasa de cal recién apagada mezclada con arena, polvo y trozos de ladrillos cocidos en varias capas, con las de acabado más finas).

Aguas arriba este acueducto, localizado como hemos dicho en la carretera de Carbajal, a un kilómetro y medio del recinto amurallado estaba construido en ladrillo de 29x29x6 cm, con solera de pequeñas piedras trabadas con mortero de cal casi sin fraguar sobre las que asientan losas de 60x29x6cm y cerrado con bóveda de mortero peraltada 40cm y radio de 23 cm, lo que configura una sección interior de 0,46m y 0,9m de altura. Llama la atención de esta construcción que el canal no lleva revestimiento impermeabilizante, lo que es poco frecuente en este tipo de obras. La base del canal tenia pequeñas cistas o desarenadores donde se precipitaba la arena o las impurezas en suspensión. Probablemente también existiesen algunos registros para su limpieza.

Buena parte del acueducto salió a la luz en 1999 en la carretera de Carbajal. Las autoridades prometieron que los fragmentos más significativos se mostrarían al público. Dieciocho años más tarde el acueducto que se salvó se encuentra troceado en innumerables partes y durante años estuvo en un sótano de la Casona de Puerta Castillo, hoy Centro de Interpretación del León Romano. En Carbajal salieron más de 100 metros de la conducción externa al campamento, que en parte quedaron sepultados bajo la carretera.
En 1875 aparecieron los primeros vestigios de estas conducciones en el barrio de San Esteban. Y en los años 60 García Bellido descubrió otro tramo en la huerta de San Isidoro; y uno más salió durante la construcción del Colegio de los Maristas, en 1949. Asimismo, el jardín del Cid preserva un pequeño pedazo del acueducto encontrado en el interior de Puerta Castillo en 1985.

El Museo de San Marcos custodiaba una baldosa de gran tamaño y tres fragmentos de tubos para conducción de aguas, que ‘emergieron’ durante la construcción del tren de Matallana.

^{Fuente:
Diario de León
Guia del León Romano
Aguas de León}