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Calle La Paloma

¿Sabemos dónde está la calle La Paloma? Efectivamente, se encuentra apenas a un paso de la Catedral, la joya artística más preciada para los leoneses. Tiene su inicio en el entronque de las calles Cardiles y Varillas, yendo a concluir en la entrañable Plaza de Regla o de la Catedral. Es una calle céntrica y sencilla, plenamente integrada en el casco antiguo capitalino, que ha ganado muchos enteros desde su peatonalización hace unos años, constituyendo una de las vías con más raigambre y solera de la ciudad. En el entronque anteriormente citado, deja a su izquierda un gran edificio que levantara Juan Crisóstomo Torbado hacia 1909. Es en este punto donde alcanza su mayor anchura, girando un poco más adelante a la izquierda para seguir un trazado recto y pequeño hasta su conclusión. Desde este lugar se contempla una de las mejores estampas del León eterno: la espléndida fachada principal de nuestro primer templo catedralicio.
Tuvo con anterioridad los nombres de Arco de Rey y Cuatro Revueltas, aunque realmente dichas denominaciones integraban a las calles de la Paloma, Cardiles, Platerías y la Sal. El paso del tiempo ha ido transformando el ruido del tráfico por el eco de las pisadas de los viandantes, además de dejar una bella hilera de construcciones de dos y tres alturas, con una presencia impecable y que no desmerecen en nada la grandiosidad del entorno. Hacia su final se abre ligeramente a la derecha, con dos bellos edificios situados a ambos lados, adornado el que mira a la calle Ancha con una placa que nos indica que fue vivienda del gran Juan del Enzina.
Antes de entrar en el verdadero significado del nombre de la calle, es inevitable comentar aunque sea brevemente algunas curiosidades de la misma. Y es que, a pesar de que siempre la hemos conocido por La Paloma, no hubiera sido muy descaminado darla el nombre de «calle del cine». Con pequeños matices diferenciales en las fechas y los nombres, según las fuentes que consultemos, diremos que a finales del siglo XIX estuvo en el número 11 de esta calle el Café de la Iberia, vulgo de La Paloma por estar ubicado en la arteria del mismo nombre, y cuyo propietario era don Horacio García Diez. En este establecimiento y hacia 1897, se exhibieron durante algún tiempo las primeras imágenes cinematográficas que pudieron verse en nuestra ciudad. Y por cierto, proyectadas con un aparato que lucía el curioso nombre de «kinetógrafo».
Ya en 1901 el popular fotógrafo Winocio Testera Pérez, con calle dedicada en nuestra ciudad, instalaba un cinematógrafo en uno de los salones del citado café, con sesiones que comenzaba todos los domingos a media tarde.
Unos años después será el Industrial Cinema, primera sala cinematográfica y también ubicada en esta calle, la que proyectará películas de cine mudo. Para entonces los tickets o entradas habían incrementado considerablemente su precio, hasta alcanzar en 1907 la desorbitada cifra de una peseta. ¡Qué barbaridad!, diría un castizo.
También se reunían aquí a principios de siglo los obreros leoneses para preparar el 1º de Mayo, celebrando un mitin a primeras horas de la mañana y partiendo en manifestación hacia el Gobierno civil, cuyas oficinas se hallaban entonces en la actual calle Fajeros, pasando más tarde a la casona del marqués de Torreblanca. Por esos años se abrió en La Paloma la conocida Fábrica de Chocolates de Domingo Román, que además del chocolate ofrecía un exquisito jerez a diez reales la botella, incrementándose el precio de ésta por cada año de vejez.
Se completa la nómina de establecimientos de principios de siglo con la cesión que en 1910 hace de unos locales de su propiedad don Cándido Rueda, estableciéndose lo que hoy conocemos como Nuevo Recreo Industrial. Permanecería en esta vía hasta el año 1924 en que se trasladaba a un nuevo domicilio, en el ya anteriormente comentado casona o palacio del marqués de Torreblanca, lugar donde aún permanecen sus instalaciones de invierno.
Como hemos dicho, el local que mayor fama tuvo fue el mencionado Café de la Iberia. Este local junto al Café Iris, ubicado en lo que luego los leoneses hemos conocido como Bazar Torres, y el entonces Lyon d Or, situado en los bajos del palacio del marqués de Villasinta y ocupado a su vez por toda una institución hotelera, formaron el trío de locales de diversión nocturna del León de aquella época y años venideros.
Contrariamente a la religiosidad que entraña el nombre de la calle, estos cafés de entonces constituían los locales de variedades y de cuplés sicalípticos y cabareteros, cuando tan de moda estaba el tango, con sus tipos chulescos y hembras de rompe y rasga. Un León entrañable e inocente que, en suma, se nos ha ido para siempre.
Pero volvamos a su denominación, a la calle dedicada en su rótulo a la Virgen de La Paloma, una de las fiestas más auténticas y profanas del Madrid de ahora y de entonces, aunque no sea su patrona oficial. En la Villa y Corte se celebra su festividad el 15 de agosto, día de la Ascensión de Nuestra Señora. Como quiera que la cercana Catedral siempre ha tenido como fiesta mayor a Las Cantaderas, surgió la idea de bautizar en correspondencia con la misma a una calle de la feligresía que ostentase semejante devoción mariana y madrileña.


Fuente: Diario de León

2 respuestas a «Calle La Paloma»

Hola de nuevo, y una vez más enhorabuena.

Sobre el "Industrial Cinema" que citas en esta calle, podrías darme alguna referencia bibliográfica donde se le mencione. Te estaría muy agradecido por ello.

Un cordial saludo.

Soy de Valencia y estuve a finales de septiembre en el hostal albany .La calle es preciosa y su final espectacular con la gran inmensidad de la pulchra, Una pasada de calle…

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