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Calle Cinco de Octubre

Calle Cinco de Octubre

Calle Cinco de Octubre placaLa calle Cinco de Octubre siempre tuvo su inicio en lo que decíamos «el final» de la larga avenida de Padre Isla. Aunque ahora ya no es final sino más bien mitad de dicha avenida, concluyendo como siempre en la titulada avenida de los Reyes Leoneses. Pero no de aquella avenida que unos indicadores llevaban escrito en el amplio y despoblado polígono que entonces servía de prácticas a los futuros conductores o como escenario de improvisados partidos de fútbol, amén de otras cosas que algunos recordamos, sino en ese moderno y prometedor Polígono de Eras de Renueva.

Nuestra calle se reducía, prácticamente, a una pequeña pendiente que enlazaba desde aquel descampado con la avenida del Padre Isla. Sólo la parte final estaba asfaltada, mientras que el resto se perdía entre cientos de caminos entrecruzados que permitían llegar hasta San Marcos u otros lugares similares. Hoy su recorrido sigue siendo el mismo, siempre ligado de alguna manera al veterano edificio que delimita por el momento su perímetro por el lado derecho, único en el que se construye. Porque la calle sigue teniendo su mismo inicio y, tras salvar una serie de escalones que marcan su sentido descendente, gira con el término del edificio alcanzando a su parte trasera, justo enfrente de la bolera bautizada con idéntico nombre a nuestra calle.

Calle Cinco de OctubreEn el lado opuesto nos encontramos con el parque que se abriera en 1995, como homenaje al entonces alcalde de la ciudad, el madrileño Juan Morano. Político y abogado afincado en León, comenzaría su andadura en la alcaldía a finales del año 1979, permaneciendo en la misma durante distintos períodos de tiempo y formaciones políticos diferentes, hasta que en el mes de julio de 1995 abandonaría definitivamente la vida municipal.
En la actualidad, este pequeño espacio verde está sumido en un permanente conflicto ocasionado por la lamentable reducción de espacio a favor de la especulación y el ladrillo. Pero todavía nuestra larga y moderna vía, arbolada en sus aceras, guarda una sorpresa más hacia su final. Es el modernista complejo de hormigón, acero y madera que lleva por nombre Auditorio Ciudad de León. Todo un pequeño gigante blanco que ha supuesto una revolución cultural y musical en una ciudad muy necesitada de un edificio que acogiera este tipo de actividades, y que inició su andadura el mes de mayo de 2002. Curiosamente, obra también de una pareja de arquitectos madrileños.
En la acera opuesta también tenemos el moderno edificio de la Tesorería de la Seguridad Social trasladado aquí desde su antigua localización en el paseo de la Facultad.
Ahora que ya sabemos dónde situar la calle, vamos a conocer el porqué de la fecha con que se rotula misma. Pues bien, allá por el año 456 de nuestra Era, a unos 15 kilómetros de Astorga, en las llanuras del Páramo y a orillas del río Órbigo, se produjo la terrible batalla entre las tropas del rey suevo Rechiario y los que habían sido sus aliados en los Campos Cataláunicos: godos, francos, romanos, etc. Una coalición encabezada por Teodorico y que alcanzó un triunfo en dicho enfrentamiento.
Pero nuestra calle no esta rotulada con ese nombre por la citada batalla, simplemente se trata de una mera coincidencia de fechas ya que en nuestra ciudad la fecha del cinco de octubre va hermanada con la de San Froilán, el santo obispo, confesor y patrono de la Diócesis de León. En la Pulchra leonina se conservan las reliquias de San Froilán, junto con el cáliz y las vinajeras de que se servía el Santo para la misa, y su imagen además de figurar en la fachada meridional y en el retablo mayor de nuestro primer templo, también puede verse en el coro.

La festividad del Cinco de Octubre, efectivamente, está ligada con el venerado San Froilán, obispo, confesor y patrono de la diócesis leonesa. Aunque existen serias contradicciones con respecto al discurrir vital de este personaje, una tradición comúnmente aceptada nos dice que nació en una humilde morada perteneciente al partido de Regueiro Dos Hortos, en la provincia de Lugo. Se supone que vino al mundo hacia el segundo tercio del siglo IX, siendo sus padres Frodano y doña Froyla. Una pareja de agricultores que vivían pobremente entre las lomas de Abuin y las riberas del Miño, al noroeste de las murallas de «Lucus Augusta». Según uno de sus primeros biógrafos, Juan Diácono, a los 18 años de edad ya conocía a la perfección las Sagradas Escrituras, decidiéndose a llevar una vida de oración, penitencia y predicación. Pero antes, según relata este cronista que fue contemporáneo del propio San Froilán, llevaría a cabo una extrema y mortificante experiencia.
Así lo narra Juan Diácono: «púsose en la boca carbones encendidos como prueba de que si los labios le quemasen, no debía de tomar el oficio de la predicación; pero, la boca y labios permanecían ilesos, lo que era lícito para anunciar la palabra divina». Tras ingresar en el convento de Tabora, sería nombrado obispo de León por el rey Bermudo, y ello a pesar de sus grandes reticencias para aceptar dicha prebenda. San Froilán falleció el 5 de octubre, de ahí el título de nuestra calle, del año 905, cuando contaba 73 años de edad.
Don Antolín López Peláez, el que fuera arzobispo de Tarragona, publicaría en el siglo XX, concretamente en 1910 y 1911, dos libros que nos cuentan algunos de los milagros de San Froilán: San Froilán de Lugo y Vida postuma de un santo. En sus páginas podemos leer prodigios como el ataque sufrido por el borriquillo del santo, devorado por un lobo. Sin inmutarse lo más mínimo, San Froilán llamó al lobo, le colocó los aparejos y siguió su camino.

Llegados a este punto, es hora de preguntarse la relación que puede existir entre el referido San Froilán y la localidad de La Virgen del Camino, marco desde tiempo inmemorial de una castiza y animada romería en su honor. Pues, la verdad, ni siquiera un estudioso del tema como el erudito don Antonio González de Lama, supo dar respuesta a tan interesante y folklórico dilema.
Según datos recopilados por distintos autores, la fiesta de San Froilán sería más antigua que la aparición en suelo leonés de la venerada Virgen del Camino. Existen indicios de que en el siglo XVI esta romería se celebraba el día 16 de agosto, aprovechando la fiesta de Las Cantaderas. Posteriormente se trasladaría a la festividad de San Miguel, a finales de septiembre, para hacer coincidir la romería de San Froilán con la típica visita al santuario de La Virgen del Camino.
Un templo de oración y devoción erigido a partir de 1644, por decisión del obispo leonés don Bartolomé de Risoba. Pasaría el tiempo hasta que con el prelado don Carmelo Ballester, y ante la lógica alegría por parte de los fieles capitalinos, quedó rematada la segunda y elegante torre gemela. Por fin, y dadas las muchas carencias que presentaba el templo anterior, quedó inaugurado el moderno y sorprendente santuario, cuya traza sedebe al religioso y arquitecto Fray Francisco Coello de Portugal.
El templo de La Virgen del Camino, costeado por el mecenas don Pablo Diez, fue inaugurado el día 5 de octubre de 1961, recalcando una vez más la significación de esta fecha en las tradiciones religiosas leonesas, en un solemne acto presidido por el obispo Almarcha. Así quedaron unidos, con lazos indisolubles, dos personajes tan queridos como San Froilán y la Patrona de León.

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Fuente: Diario de León

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