Calle La Bañeza

La calle recta, larga y en suave descenso que lleva la denominación de La Bañeza, se prolonga desde su inicio en la Avenida de San Mames, hasta su conclusión en la vecina de Nocedo. Hablamos de una vía característica de este emergente entorno, que se mece en gran medida al vitalista compás de las dos arterias «fronterizas». Desde luego no tiene la vitalidad de ambas, pero sus viviendas de mediana altura presentan un aspecto moderno y acogedor, a excepción de un par de vestigios urbanos del pasado. La calle queda rematada por dos torres gemelas en altura, de formidable presencia, que representan de algún modo el futuro urbano que sin duda acabará por protagonizar toda esta zona. Hacia su final y a mano izquierda se halla la frecuentada «Bolera Nocedo», enriquecida en el lado derecho por un área de juegos infantiles. Esta arteria recibió el nombre de La Bañeza en la sesión municipal correspondiente al día 8 de junio de 1961, cuando ocupaba la alcaldía don José Martínez Llamazares. No obstante, no ha sido la primera de las vías leonesas en presentar semejante rótulo, pues la actual calle Padre Arintero llevó durante una época esta misma denominación.
Nos limitaremos a comentarles algunos aspectos históricos y sociales sobre esta localidad ubicada al sur de la provincia leonesa. A pesar de no conocerse con certeza el origen de la ciudad, La Bañeza surge en el siglo IX a partir de la repoblación de estos lugares que realizó el famoso conde Gatón. Por aquí pasaría el terrible Almanzor, siendo el monarca Alfonso VIII quien otorgó fueros a la localidad y el merecido epígrafe de «Muy Leal». Consolidada como un importante centro económico a partir del siglo XVII, La Bañeza recibiría finalmente la denominación de «ciudad» el día 3 de enero de 1895, por concesión de la reina regente doña María Cristina. Además del rico patrimonio monumental, donde destacan las iglesias del Salvador y de Santa María, La Bañeza ha sido cuna de escritores y pensadores tan destacados como Juan Ferreras, Nicolás Benavides, Conrado Blanco León, el poeta Antonio Colinas, y de dos músicos tan reconocidos como «los» Odón Alonso, padre e hijo. Tras ser titulada «ciudad», otra fecha histórica en el devenir bañezano fue el día 1 de julio de 1898. En esa fecha quedaba inaugurada la línea de ferrocarril Palazuelo-Astorga, así como la propia estación de La Bañeza. El primer tramo concluso unía Plasencia y Béjar, y luego llegó hasta León. No obstante, los vecinos protestaron al principio por considerar demasiado pequeña la estación, y de hecho posteriormente se añadiría otro piso más. Y así hasta enero de 1985, cuando la estación bañezana dijo adiós para siempre. En cuanto al actual edificio que cobija el Ayuntamiento, levantado en piedra de sillería, se erigió en octubre de 1907, al tiempo que se fundaba el colegio de las Hermanas Carmelitas, gracias a la decisiva cooperación de don Julián de Diego y Alcolea, obispo de Astorga. El viejo Consistorio fue declarado en ruinas el 7 de septiembre de 1898, por lo que las autoridades de la época decidieron el traslado a la nueva ubicación. Un núcleo urbano tan histórico como es el bañezano, no podía pasar sin un «Himno» que cantara las glorias y aconteceres ciudadanos. Así que los hermanos Antonio y Odón Alonso, dos auténticas instituciones locales, pusieron manos a la obra, logrando una composición que se estrenó en el bañezano Cine Salamanca en la noche del martes 10 de julio de 1956.En aquella velada actuaron la Banda Municipal, el Orfeón Leonés y la Orquesta Leonesa de Cámara, siendo los miembros del Orfeón quienes interpretaron la letra escrita por Antonio, un espléndido marco para las tonalidades musicales ideadas por el maestro Odón, que concluyó con una gran ovación.