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Avenida Mariano Andrés

Avenida Mariano Andrés

Mariano Andres placa

¿Por dónde empezamos a hablar con respecto a esta larguísima avenida, a la que desembocan o desde la que comienzan algo más de cuarenta calles y tres plazas? Pero es que incluso su nombre se ha quedado algo corto en relación a la desmesurada longitud de la vía, pues habría que añadir el segundo apellido para así diferenciar la auténtica identidad del homenajeado: el padre, don Mariano Andrés González-Luna, o el hijo, don Mariano Andrés Lescún. De todo ello ya les iremos hablando a continuación. Una vez más hemos de acudir a los Libros de Actas del Archivo Histórico Municipal, una fuente básica de investigación, hasta localizar una anotación correspondiente al año de 1955. Concretamente el día 8 de septiembre, rigiendo los destinos de la ciudad don Alfredo Álvarez Cadórniga, se accede a la petición de varios vecinos para dar el nombre de Mariano Andrés a todo el tramo de la Carretera de León a Collanzo. Una vía que, naciendo en la Escuela Normal de Magisterio, llega hasta el final del término municipal, incluyendo el recorrido que anteriormente se conocía como Carretera de Nava. Estamos, por lo tanto, en los Barrios de las Ventas y Valdelamora. Se dedicaba la misma al popular «Marianín». Es decir, en tono más respetuoso y formal, a don Mariano Andrés Lescún, el que fuera alcalde de León durante cuatro años, hasta 1921, y que falleciera doce años después. En otro tiempo, hubo en este mismo barrio dos arterias que llevaron idéntico nombre: una la conocida Transversal de Mariano Andrés, que en la actualidad se corresponde con la calle Monte de Piedad; y otra, Diagonal Mariano Andrés, que en nuestros días es la calle Padre César Moran. Comienza esta descomunal travesía, camino central del triángulo que forman dos lados constituidos por la cercana Avenida de Asturias y la línea del ferrocarril de FEVE, cuyo cierre se produce en el término municipal de Villaquilambre, en la importante y transitada Avenida de Alvaro López Núñez. Su conclusión debemos buscarla en una arteria que lleva el bonito nombre de Avenida de la Libertad, ya en Navatejera.
La calle se inicia, por su lado derecho, con el chaflán que ocupa el que fuera antiguo Hospital de la Cruz Roja, cuyo dispensario fue inaugurado el 22 de junio de 1967 por el recordado presidente don Enrique Iglesias. Entre otras jerarquías de la institución, al acto asistió la Presidenta de la Asamblea Suprema de la Cruz Roja, marquesa de Varela de San Fernando, imponiéndose distintas medallas y celebrando las nuevas y modernas instalaciones. En julio del pasado 1997, treinta años después, la Cruz Roja se vio forzada a cerrar el Hospital, a causa de su mal estado de conservación. Y al día de hoy se ha construido un nuevo centro geriátrico, inquilino para el futuro de este solar con tanta tradición en la capital. Nada más sobrepasar el lateral de las antiguas instalaciones de la Cruz Roja, encontramos un pequeño pasaje que llama la atención por estar allí ubicado el primer portal correspondiente a los números pares. Un poco más adelante se llega a la Residencia Universitaria de San Agustín, levantada en 1991 y perteneciente a las Agustinas Misioneras. Está adosada al Colegio de San José, regido por las mismas hermanas, pero con entrada ya por la primera de las calles que encontramos a mano derecha y que sirve de homenaje a San Juan de Prado. Congregación fundada en 1890 por Clara Cantó, Mónica Mujal y Querubina Samarra, las Agustinas Misioneras basan su actuación cristiana en la espiritualidad y constituciones del propio San Agustín. La relación de las monjas con esta barriada viene de antiguo, pues el 15 de octubre de 1944 abrieron su primer colegio en la misma Avenida de Mariano Andrés, número 17. Será durante el curso 1965/66 cuando se trasladan a las nuevas instalaciones, donde imparten sus enseñanzas desde entonces. Las madres Agustinas Misioneras son, por tanto, toda una simpática institución en la zona, encargándose de la instrucción de casi toda la muchachada avecindada en estos lugares. Seguimos con nuestro agradable y didáctico paseo por la enorme Avenida de Mariano Andrés. Un largo tramo de la acera izquierda, justo al comienzo, está ocupado por la que fuera Escuela Normal de Maestros. Este precioso y clásico edificio de ladrillo, realizado por don Ramón Cañas del Río según un proyecto de don Antonio Floréz, abrió sus puertas en 1931, gracias al impulso decisivo de don Alvaro López Núñez. Aquí se unieron, según su idea, la Escuela Normal de Maestros y la de Maestras. Durante la Guerra Civil -o «incivil» que dicen algunos- sería utilizado como Hospital Militar, sustituyendo los fines didácticos por los menesteres sanitarios. Sufriría enormes desperfectos en su interior, teniendo que ser sometido a una profunda restauración en 1947, año en que se produjo la definitiva reapertura. En nuestros días se ha habilitado como I.E.S. Claudio Sánchez Albornoz, dependiente del Ministerio de Educación y Ciencia. Brevemente recordaremos a otro de sus impulsores y primer director, don José María Vicente López, a quien en el año 1974 el Ayuntamiento dedicó una calle bien cercana, ubicada en el inmediato Barrio de San Esteban. Como presidente que fuera de la Diputación Provincial, desde 1926 a 1930, una placa agradece la labor de don José María Vicente a favor de la provincia. Presidente del Comité Provincial de la Unión Patriótica, sufriría un proceso de depuración por parte de las autoridades del régimen franquista. No obstante fue rehabilitado, siendo muy recordado y querido por el noble y siempre agradecido pueblo leonés. Le sustituiría en su puesto don Ismael Norzagaray Vivas.

Las algo más de veinticinco calles que surgen por la acera de los impares, tienen en común un pronunciado declive que se hace más acusado en las primeras, constituyendo unas de las pendientes más considerables de la ciudad. Ya en el lado derecho, y pasada la segunda vía que por el mismo encontramos, dedicada al Conde Peña Ramiro, surge un moderno apramiento, que hace olvidar la otrora extensa pradera que se extendía por donde ahora todo se cubre de casas y calles.

Siguiendo por esta magnífica travesía, en su lado izquierdo encontramos un característico complejo de edificios militares, que a su vez permite vislumbrar las cercanas casetas e instalaciones del inmediato cuartel de caballería «Almansa». Es preciso hacer un breve inciso para remontarnos a 1676, año en que se fundaba el Regimiento «Batavia». Era la denominación latina de Holanda, país donde fue creado con el fin de defender los intereses españoles en el lugar. Participaría entre otras muchas en la batalla de Almansa, librada el 25 de abril de 1707 en aquella localidad albaceteña durante la cruenta Guerra de Sucesión, y de ahí proviene precisamente el cambio de nombre. A nuestra ciudad llegaba desde Aranjuez en 1965, instalándose en el mismo acuartelamiento de San Marcelo que con anterioridad ocupara el desaparecido Regimiento de Infantería «Burgos», inicialmente denominado «Regimiento del Sol» como nos recuerda una calle de igual nombre en la capital. A partir de estas viviendas castrenses los edificios son más modernos en líneas generales, de mediana altura y bien diferenciados con las casas de una sola planta y tan comunes en el entorno. A pesar de estar bien arregladas y presentar un agradable aspecto estético, nos remontan claramente a los orígenes urbanísticos de la zona. Las primitivas construcciones, sobre todo en su inicio, eran lo que hoy llamaríamos pequeños «chalets», también conocidos como «casas-molineras», que en los febriles años veinte levantara el Monte de Piedad y Caja de Ahorros de León. Una institución bancaria que estuvo presidida hasta 1926 por el propio don Mariano Andrés Lescún. Hoy en día, desaparecidas, han dejado como pequeños recuerdos que aún perduran las meritorias casitas de los números 24 y 27, mezclados de alguna manera con la típica ortodoxia castrense antes mencionada. O más adelante los números 57 y 60, con mayor altura la primera de ellas y luciendo en su enladrillada fachada el año de MCMXXVIII. Es allí, precisamente frente a esta vivienda, donde se abre una plaza que, con el nombre de Juan de Austria, conduce a la Avenida de San Mames. Y cómo no, a las extensas praderas donde la chiquillería jugaba partidos de fútbol en tiempos no tan remotos.

Nada más rebasar la citada plaza, hacia la mitad de esta larguísima travesía, encontramos la parroquia de este Barrio de San José de las Ventas, vulgo de Las Ventas, de clara arquitectura religiosa en estilo neomudéjar y debida a la mano de Juan Crisóstomo Torbado, en el año de 1928. A propósito de esta meritoria y emblemática iglesia, se dice que Torbado se inspiró en la antigua de Santa Ana, conservándose en su capilla mayor un retablo gótico-renacentista del siglo XVI. También recordaremos en ella al entonces joven ecónomo don Antonio González de Lama, más tarde director del Diario de León, hasta el año de 1964. O al maestro Pastrana, hijo de esta castiza barriada y auténtica institución en la vida musical leonesa. Don Eduardo González Pastrana, el P. Pastrana o el maestro Pastrana, nos dejó a la temprana edad de 56 años. Pero su recuerdo sigue entre nosotros, pues ambos tienen dedicadas sendas calles en León. Pasado el templo, encontramos una serie de alineadas viviendas de la que fuera Cooperativa 18 de Julio, y por si alguien ha olvidado el «poderío» de semejante fecha, aún pervive como otro de esos curiosos vestigios del pasado que se pueden encontrar llevando los ojos bien abiertos por los barrios más veteranos de una ciudad con tanta raigambre como la nuestra, una placa cerámica donde se exhibe con el acostumbrado orgullo el símbolo franquista del yugo y las flechas.

Cuando el lado izquierdo llega a cumplir la centena en la numeración de sus portales, se abre un cruce muy transitado que conduce por la calle San Antonio hasta el Complejo Hospitalario leonés. Enfrente, a escasos metros de la calzada, se halla un apeadero del ferrocarril de vía estrecha que viene paralelo y cercano a nuestra vía. Sirve como nexo de unión, al menos visualmente, con otro de los grandes ejes que marcan el progreso de la capital. Nos estamos refiriendo al Campus de Vegazana. Este apeadero, llamado de «Hospitales», determina la cercana presencia de los centros sanitarios. El cruce supone un punto y aparte en el tráfico capitalino, aumentado aquí por la densidad de vehículos que frecuentan la zona a causa de muy distintos motivos: vecinales, comerciales, o lo que es peor, para rendir visita a esos familiares más desdichados que permanecen en el bautizado como «lecho del dolor». Ahora el lado izquierdo se verá ocupado por varias de las construcciones primitivas de una sola planta. Unos pasos más allá y sin transición arquitectónica alguna, comienzan a dispararse los modernos edificios, con fuerte presencia vecinal. La acera derecha se prolonga nuevamente con las viviendas de la ya mencionada cooperativa, hasta llegar a una nueva parroquia que lleva por nombre el del barrio: Iglesia de la Asunción. Será poco después, en el cruce con las calles Melluque y Peña Labra, en lo que suponen los dos tercios de esta desmesurada recta, salpicada en todo momento por una frondosa arboleda que, incluso en algunos casos, ha extendido sus ramas hasta alcanzar las primeras plantas de los cercanos edificios, cuando se produce un leve giro hacia el lado derecho conformando la que será única curva en todo el trayecto, siguiendo nuevamente en línea recta hasta su final. Esta «frontera» la encontramos en la finca que configura el número 193 de la calle, ubicándose en la misma el Colegio y Residencia Universitaria de la Asunción. Con un aspecto estético inmejorable desde esta perspectiva ciudadana, inundado por un verde que enmarca la severa silueta del imponente edificio central del colegio, erigido en 1949 por Ramón Cañas del Río, representa un digno final para la avenida. Enfrente, en un flamante bloque de viviendas, se forma una especie de área de descanso que, por este lado, viene a suponer un sosegado punto y final a esta arteria tan desmesurada tanto en trayecto como en alternativas y vestigios urbanos. Apenas unos metros más allá, a modo de telón final, se halla el puente que soporta la Ronda Este que circunda León.

Comentar la cantidad de dificultades encontradas para desentrañar algunos extremos a propósito de Don Mariano Andrés Lescún, ya que la mayoría de trabajos y artículos realizados sobre el personaje se encuentran plagados de errores y absurdos. Y el mayor de ellos es confundir los datos relativos a padre e hijo, Mariano Andrés González-Luna y Mariano Andrés Lescún, alcalde de León entre 1917 y 1921.

Empecemos por el progenitor, Don Mariano Andrés González-Luna. Nacido en la misma capital el año 1844, fue uno de los comerciantes y banqueros más destacados en la vida social y económica del siglo XIX. Tuvo una casa de banca y préstamo, siendo considerado como uno de los mayores contribuyentes ciudadanos en las décadas finales del siglo XIX. Según la lista de electores del Ayuntamiento correspondiente al citado ejercicio, Don Mariano ingresó entonces en las habitualmente exhaustas arcas municipales la significativa cantidad de ¡363,90 pesetas!.

Y es que, por entonces, la situación económica de León era trágica para la clase obrera. Con un jornal que no llegaba a los cinco reales diarios, muchos se veían obligados a recurrir a la caridad ofrecida por la «cocina económica» que regentaba la Conferencia de Caballeros de San Vicente de Paúl.Por ello, dado que se encontraban sin trabajo alrededor de ocho meses al año, todo León se alegró al conocer la gran obra que Don Mariano Andrés y su socio Simón Fernández proyectaban realizar en la plazuela de San Marcos. Su edificación corrió a cargo del genial arquitecto Antonio Gaudí, amigo personal de Don Mariano, que plasmaría toda su inventiva e imaginación en la bautizada como Casa de Botines. Diseñada en principio como almacén de tejidos y vivienda particular para él y su socio Don Simón, este edificio neogótico, de corte modernista, se ha convertido con el tiempo en uno de los iconos de la capital. Años más tarde, tras el fallecimiento de su partícipe, Don Mariano compraría a los herederos de Simón Fernández su parte en Botines.

Infatigable luchador por la mejora de la ciudad, nuestro personaje participaría en abril de 1903 en la Junta de Reformas Sociales de León, junto a hombres de tanta raigambre local como Fernando Merino, Gumersindo de Azcárate y Francisco Fernández Blanco de Sierra Pambley. Poco después, el 22 de septiembre de 1907, un grupo de comerciantes y entusiastas leoneses suscribieron una lista donde se solicitaba al gobierno la formación de una Cámara de Comercio. La primera firma de la petición estaba rubricada, ¡cómo no!, por don Mariano Andrés Gómez-Luna. La reunión inaugural de la recién constituida Cámara tuvo lugar el 6 de noviembre de aquel 1907, en el salón de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Además de concejal en diversas ocasiones y por el partido republicano, don Mariano también ostentaría los cargos de tesorero del Ateneo de León, administrador del Banco de España y delegado de Industria y Comercio. En el año 1911, los periódicos locales anunciaban en primera página la noticia del fallecimiento de tan insigne procer, a los 67 años de edad. Estaba casado con Leonarda Lescún Lubén, y dejaba dos hijos: Rogelia y Mariano. Éste es, precisamente, el don Mariano Andrés que ocuparía la alcaldía leonesa años más tarde.

Pues bien, es hora de centrarnos en el auténtico protagonista: don Mariano Andrés Lescún. O, mejor dicho, Mariano Zacarías Andrés, tal como consta en la partida de bautismo de la iglesia de San Martín.
En la ciudad de León a doce de diciembre de mil ochocientos ochenta y dos, yo el Lie. D. Juan Rodríguez, Párroco de la Iglesia de San Martín de la misma, bautizo solemnemente un niño que nació a las doce de la mañana del cinco de dicho mes, hijo legítimo de D. Mariano Andrés y Da Leonarda Lescún, vecinos de esta Ciudad. Púsele por nombre Mariano Zacarías. Fueron sus Padrinos D. Eustaquio Lescún, abuelo materno y Da María Antonia González, abuela paterna. Fueron testigos D. Simón Fernández y Cruz Pinero, vecinos de León, y en su fe lo firmo. Lie. Juan Rodríguez». Uno de los testigos, don Simón, era socio de su padre en Botines, como antes comentabamos.

Tras seguir una trayectoria comercial y social a la sombra de su padre, Mariano Andrés González-Luna, el año 1911 resultó vital en la vida de nuestro personaje. Por entonces moría su afamado progenitor, a los 67 años, y Mariano Andrés constituyó, junto a su madre y hermanos, la sociedad regular colectiva «Viuda e Hijos de Mariano Andrés». Una empresa dedicada a la compraventa de tejidos, cambio y demás operaciones bancarias, con un capital social de 12.000 pesetas.

Y, el día 8 de diciembre de ese mismo año, contrajo matrimonio en la parroquia de Santa Marina la Real, a la que pertenecía la novia, con la bella señorita María del Carmen Bustamante. Como testigo de la ceremonia, firmó el acta de compromiso Amadeo Diez. Una vez asentada su vida familiar, y compaginando las actividades comerciales con las políticas, Don Mariano ocupó el cargo de alcalde de León desde el año 1917 al 1921. Integrado en el bloque antimerinista, compuesto por una variopinta coalición de conservadores, republicanos y socialistas, también fue diputado a Cortes por el distrito de Sahagún, en la legislatura de 1920. Quizás el concejal más conocido de su equipo de gobierno fuera el popular Julio del Campo, quien donó a la ciudad las escuelas que llevaron su nombre. Un dato curioso sobre su mandato en la alcaldía leonesa es la publicación, en 1919, de un pliego de condiciones para el arriendo del emblemático Teatro Principal a empresarios particulares. A pesar de que el Ayuntamiento seguía conservando la propiedad sobre la sala, la iniciativa privada se puso al frente de un local que ya contaba con calefacción y por el que desfilaron las más importantes figuras dramáticas y líricas de la época. El 23 de enero de 1921 don Mariano Andrés fue nombrado director general del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de León, al tiempo que ostentaba la presidencia don Ricardo Pallares Berjón. El 4 de febrero dimitía como alcalde, para volcarse en sus negocios. En 1923, por ejemplo, participaba en la creación de «Diez, Fernández y Cía» para la explotación de la mina «La Imprevista», en Ciñera, con un capital social de 186.483 pesetas. Debido a su delicado estado de salud presentaba su dimisión en el Monte de Piedad durante el mes de noviembre de 1926, siendo sustituido por don Mariano Alonso Vázquez. Y poco después vendía su parte de la Casa Gaudí a su hermana doña Rogelia. El 29 de julio de 1929 doña Rogelia y su madre doña Leonarda vendieron a su vez el edificio Botines al Monte de Piedad y Caja de Ahorros de León. El viernes día 11 de agosto de 1933 se publicaba, en primera página, una noticia que causó tremenda consternación entre los leoneses. Era la esquela que comunicaba el fallecimiento en Palencia, de don Mariano Andrés Lescún, haciendo mención a su madre doña Leonarda y a su hermana doña Rogelia. Don Mariano no tuvo hijos y, por los datos que aporta la esquela, sabemos que para entonces ya estaba viudo. Este fue el punto final en la trayectoria de aquel hombre público.

Avenida Mariano Andres

Fuente: Diario de León

8 respuestas a «Avenida Mariano Andrés»

Hacer constar que esos dos empresarios de León, con la gente de León, y los planos de Gaudí, construyeron Botines en diez meses.

Por favor, ¿puedo utilizar esta información para un trabajo que estoy realizando sobre Botines?. Gracias.

Gracias por permitirme utilizar la información para mi trabajo sobre «La Saga Familiar de La Casa de Botines». Quería comentarle, de todas formas, en cuanto a la esposa de Mariano Andrés Lescún, que esta falleció mas tarde que él, en 1936. Sin embargo, se da la extraña circunstancia que ni en la esquela de Mariano A. L. se la menciona, ni en la esquela de ella se le menciona a él. En mi trabajo muestro ambas esquelas.

leonenelrecuerdo.blogspot.com.es/2017/03/la-saga-familiar-de-la-casa-de-botines.html

Según me ha informado alguien experto en temas de historia leonesa, algo hubo en la salud de Mariano A. Lescún que provocó el distanciamiento entre los cónyuges.

De nada, me alegro de que la información de mi blog le haya servido de ayuda y muchas gracias por su apunte.

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