Podemos ver que en la sesión celebrada en el Ayuntamiento capitalino el 25 de octubre de 1983, presidida por Juan Morano Masa, el concejal don Agustín Suárez Alonso propone «se saque un glosario de la razón por la que se daba a una calle el nombre de un personaje concreto». Prácticamente es la única ocasión en que se hace una reseña de este tipo, sobre los motivos de cambiar la denominación de una determinada vía y el nuevo protagonista que homenajea. La inexistencia de tales datos informativos hace que en ocasiones la tarea sea dificultosa, e incluso puede inducir a error o equívoco la duplicidad de nombres, datos incompletos, etcétera.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, diremos que uno de los puntos tratados en dicha sesión es como sigue: «para la calle situada entre las instalaciones de Michaisa y edificio de nueva construcción, que empieza en la Avenida de la División Azul y termina en la Calle de La Vega, se propone el nombre de Calle del Padre Aniceto Fernández (leonés, escritor y General de la Orden de los PP. Dominicos, durante cuyo mandato se realizó la renovación del Santuario de la Virgen del Camino)». Así consta en los Libros de Actas de Plenos, algo que debería hacerse siempre que se dé o cambie el nombre de una calle cualquiera. En estos años muchas cosas han cambiado en la ciudad, y una de ellas fue la supresión, de algunos nombres de calles relacionados con el franquismo. La División Azul pasó a ser Avenida de Portugal, lugar de inicio de nuestra vía, si bien en este tramo se halla cortada al tráfico al encontrarse la acera de la citada avenida. Termina, en un trayecto no muy largo, en la calle La Vega, denominación que se aplica a toda la barriada. Su lateral izquierdo está ocupado por las naves de Michaisa. La acera de la derecha se compone de viviendas, relativamente modernas y cuidadas. Recta, en su parte final se estrecha hasta salir a La Vega.
Al lado del río Curueño, en el pueblecito de Pardesivil, nacía en 1895 Aniceto Fernández Alonso. A los 14 años ingresaba en la escuela que los dominicos tenían en San Juan Bautista de Corias, en Asturias, cursando el noviciado en la coruñesa villa de Padrón. Ordenado sacerdote en 1921, estudió luego en Oviedo, Salamanca y Madrid. Licenciado en Teología y Ciencias Físicas, ejercería desde 1922 y durante diez años como profesor de Física y Cosmología en Corias, y más tarde, entre 1942 y 1946, en la Universidad de Santo Tomás de Aquino, en Roma. Tras ser nombrado vicario de la Orden de Predicadores, en julio de 1950 pasó a ser provincial, y en el mes de septiembre de 1962, tras la muerte en accidente del padre Manuel Suárez, ocupaba el cargo de General de la Orden. Miembro de la Comisión Teológica y Presidente de la Unión Romana de Superiores, recorrió multitud de lugares de todo el mundo, hablando varios idiomas y habiendo fundado veintidós casas o conventos en España y América. Anecdóticamente, en enero de 1972 asistió en Cracovia a una misa concelebrada que fue presidida por el cardenal arzobispo Karol Wotjtila, luego Juan Pablo II. También es importante su estrecha relación con el santuario de la Virgen del Camino. Aún se recuerda en nuestra ciudad aquel 4 de septiembre del año 1961, cuando el prelado de la Diócesis, doctor Almarcha, bendecía el nuevo santuario, contando con la asistencia del benefactor, don Pablo Diez, y del entonces padre provincial de los Dominicos, don Aniceto Fernández. Él mismo oficiaría la primera misa, terminando el acto con el himno a la Virgen.
Nuestro protagonista recibiría diversas distinciones y medallas, siendo nombrado Doctor Honoris Causa por las universidades de Manila, Friburgo y Roma. Finalmente, tras escribir numerosas obras de carácter teológico y científico, este insigne sacerdote fallecía en Roma el 13 de febrero de 1981, víctima de una afección cardiaca.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, diremos que uno de los puntos tratados en dicha sesión es como sigue: «para la calle situada entre las instalaciones de Michaisa y edificio de nueva construcción, que empieza en la Avenida de la División Azul y termina en la Calle de La Vega, se propone el nombre de Calle del Padre Aniceto Fernández (leonés, escritor y General de la Orden de los PP. Dominicos, durante cuyo mandato se realizó la renovación del Santuario de la Virgen del Camino)». Así consta en los Libros de Actas de Plenos, algo que debería hacerse siempre que se dé o cambie el nombre de una calle cualquiera. En estos años muchas cosas han cambiado en la ciudad, y una de ellas fue la supresión, de algunos nombres de calles relacionados con el franquismo. La División Azul pasó a ser Avenida de Portugal, lugar de inicio de nuestra vía, si bien en este tramo se halla cortada al tráfico al encontrarse la acera de la citada avenida. Termina, en un trayecto no muy largo, en la calle La Vega, denominación que se aplica a toda la barriada. Su lateral izquierdo está ocupado por las naves de Michaisa. La acera de la derecha se compone de viviendas, relativamente modernas y cuidadas. Recta, en su parte final se estrecha hasta salir a La Vega.
Al lado del río Curueño, en el pueblecito de Pardesivil, nacía en 1895 Aniceto Fernández Alonso. A los 14 años ingresaba en la escuela que los dominicos tenían en San Juan Bautista de Corias, en Asturias, cursando el noviciado en la coruñesa villa de Padrón. Ordenado sacerdote en 1921, estudió luego en Oviedo, Salamanca y Madrid. Licenciado en Teología y Ciencias Físicas, ejercería desde 1922 y durante diez años como profesor de Física y Cosmología en Corias, y más tarde, entre 1942 y 1946, en la Universidad de Santo Tomás de Aquino, en Roma. Tras ser nombrado vicario de la Orden de Predicadores, en julio de 1950 pasó a ser provincial, y en el mes de septiembre de 1962, tras la muerte en accidente del padre Manuel Suárez, ocupaba el cargo de General de la Orden. Miembro de la Comisión Teológica y Presidente de la Unión Romana de Superiores, recorrió multitud de lugares de todo el mundo, hablando varios idiomas y habiendo fundado veintidós casas o conventos en España y América. Anecdóticamente, en enero de 1972 asistió en Cracovia a una misa concelebrada que fue presidida por el cardenal arzobispo Karol Wotjtila, luego Juan Pablo II. También es importante su estrecha relación con el santuario de la Virgen del Camino. Aún se recuerda en nuestra ciudad aquel 4 de septiembre del año 1961, cuando el prelado de la Diócesis, doctor Almarcha, bendecía el nuevo santuario, contando con la asistencia del benefactor, don Pablo Diez, y del entonces padre provincial de los Dominicos, don Aniceto Fernández. Él mismo oficiaría la primera misa, terminando el acto con el himno a la Virgen.
Nuestro protagonista recibiría diversas distinciones y medallas, siendo nombrado Doctor Honoris Causa por las universidades de Manila, Friburgo y Roma. Finalmente, tras escribir numerosas obras de carácter teológico y científico, este insigne sacerdote fallecía en Roma el 13 de febrero de 1981, víctima de una afección cardiaca.
Fuente: Diario de León