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Calle Juan II

¿Cuántas veces habremos pasado por esta pequeña calle bautizada en honor de Juan II, sin percatarnos siquiera de su nombre? Y lo peor es que hoy nos vemos en el compromiso de revelarles su ubicación exacta, cuando lo cierto es que gran parte de los lectores ignoran incluso su existencia. Pero aquí estamos un día más para detallarles los acontecimientos relacionados con la vía y alguna otra cosilla, sabedores de que las calles de nuestra ciudad encierran mucha historia y en estas pocas líneas apenas podemos esbozar un pequeña parte de la misma.
La calle de Juan II tuvo con anterioridad el nombre de Travesía del Mercado, dado que a causa de su pequeña longitud era más bien un tránsito entre la Plaza de Santa María del Camino o Plaza del Grano, donde concluyen, y la actual calle de Fernández Cadórniga, en la que comienza.
Algunos autores también la conocen con la denominación de «Pinganiello», nombre que a nuestro modo de entender es erróneo ya que corresponde en realidad a la actual calle de Don Gutierre, que también tuvo los del Barranco, Apalpacoños, etc.
Es, como decimos, pequeña, recta y en descenso. Una encrucijada perteneciente al histórico entramado urbano de la capital, que mantiene en pie alguna casona deshabitada en el lado derecho de su parte última, y otra enfrente muy remozada. La verdad es que conserva su impronta tradicional, algo que queda bien patente en los soportales que dan final a nuestra vía y principio nostálgico y de señorial pasado a la típica Plaza del Grano de León.

Corrían tiempos bravos y de pocos miramientos, así que el recién coronado se encontró al poco con una guerra civil entre las manos, instigada por sus propios familiares. Para ahorrarse problemas y decisiones arriesgadas, Juan II y sus consejeros tuvieron que refugiarse en la ciudad de Ávila.
Todos los cronistas coinciden en señalar que el rasgo más característico en la personalidad de Juan II, manejado por unos y otros, es la debilidad de su carácter. No obstante, alcanzaría resonantes victorias contra los sarracenos de Granada, además de proteger decisivamente a las artes y las letras. Pero todos los aspectos positivos de su reinado quedan diluidos ante la enfermiza dependencia mostrada por el monarca hacia su valido, el formidable condestable Alvaro de Luna.
Las intrigas del favorito le granjearon la enemistad del rey de Aragón, Alfonso V, que exigió la destitución de Luna. Contra sus deseos, Juan II le desterraba en 1427; pero una vez se vio solo, comprendió que no podía manejar con autoridad sus dominios y le llamó de nuevo a su lado.
Esta polémica decisión motivaría que los reinos de Castilla y León fueron atacados por los ejércitos navarros y aragonés. En 1431 se firmaba una tregua por cinco años, pero tras ella seguiría una contienda saldada con la derrota del rey de Navarra, Juan I, en la batalla de Olmedo. Para entonces nuestro protagonista se había casado en dos ocasiones: con María de Aragón, unión de la que nacería el futuro Enrique IV el Impotente.
El fruto de su segundo matrimonio con Isabel de Portugal, una dama de carácter, fue la extraordinaria reina Isabel la Católica. Precisamente Isabel de Portugal convencería a su esposo para ordenar, por fin, la ejecución del condestable Luna, acontecida en 1453. Apenas un año más tarde, en 1454, Juan II moría a su vez, cansado de tantas intrigas y penalidades personales.


Fuente: Diario de León

4 respuestas a «Calle Juan II»

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Daniel Martínez – Fundación Saber.es

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