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Plaza Padre Severino Ibañez

La conocida Plaza de La Palomera, más tarde llamada Plaza de Alcedo, siempre ha sido pequeña y de forma circular, teniendo su inicio partir de la calle «Laguna de Calvos» y siguiendo por la de «Medul», el «Camino de La Palomera» y la calle «Huergas», en el barrio de La Palomera… ¡Perdón!, así era antes. En la actualidad las vías que confluyen a ella tienen los nombres de La Palomera, Medul, San Juan de Sahagún y Los Osorios, respectivamente. ¡Cuánto ha cambiado nuestra ciudad, especialmente en los últimos años!. En marzo del año 1982, ocupando la alcaldía capitalina don Juan Morano Masa, el presidente de la Asociación de Vecinos La Muralla, don Lucio Diez, solicitó que la denominada como Plaza de Alcedo cambiase su nombre en homenaje al Padre Severino Ibáñez, por la gran labor realizada por este religioso en la barriada. Don Lorenzo López Trigal defendió la denominación de Alcedo por su evidente raigambre histórica, correspondiente a una destacada familia leonesa de grandes méritos como Regidores de la Ciudad, además de que la actual plaza nació en los años cincuenta por iniciativa del señor Suárez Ema. Después de diferentes discusiones y opiniones contrapuestas se sometió el cambio a votación, desapareciendo el distinguido nombre de los Alcedo del callejero ciudadano de la capital leonesa. Este rincón de resonancias tan tradicionales es hoy una pequeña plaza, con un jardincillo central en el que intenta despuntar una de esas pequeñas fuentes de forja que, en los últimos tiempos, salpican distintos puntos de la capital. De estrechas aceras y abundante tráfico de vehículos, vive inmersa en un lento proceso de renovación urbana que todavía sigue vigente en nuestros días. Así se mezclan viviendas primitivas y de un solo piso, con modernas construcciones de hasta cuatro alturas que suponen un cambio radical y positivo en la estética de la plaza. De la gran familia de la nobleza leonesa que fueron los condes de Luna, estirpe plena de grandeza, honores y hechos memorables, fue la línea primogénita la de los llamados señores de Luna, quienes a su vez tuvieron dos ramas: los Quiñones de Luna, después condes de Luna, y los Quiñones de Sena. La otra línea fue la de la casa de los Quiñones de Alcedo, que también se dividieron en las ramas de los marqueses de Montevirgen y los marqueses de Lorenzana, todos ellos apellidos muy distinguidos en el ámbito local leonés. Nombre a resaltar en esta casa de Alcedo fue Velasco Pérez de Quiñones, de la casa asturiana de los Quirós de Alcedo, tercer señor y padre de don Suero Pérez de Quiñones, intrépido caballero en el «Paso Honroso» y a su vez primo del destacado y reconocido don Suero. Dicho don Suero Pérez, primer señor de los solares ubicados en el Corral de Villapérez, donde aún campean sus armas, estuvo casado con doña Catalina González de Llanos, dama de gran linaje y entroncada con los señores del castillo de Aviados.
Vamos ya con nuestro protagonista el Padre Severino Ibáñez, nacido el año 1928 en la localidad palentina de Velilla del Río Carrión, distinguida por su enorme tradición carmelitana. Estudiaría Humanidades en Calahorra desde 1939 hasta 1944, completando su formación en Filosofía y Teología entre los años 1945 y 1951, primero en Burgos y luego en Oviedo. Por fin, sería ordenado carmelita en el mes de marzo de 1951. Su vida profesional comenzó en el colegio de San Mateo, en Valderas, como responsable de impartir clases de música. Y es que el Padre Severino fue durante toda su vida un apasionado de este arte, aprendiendo a base de voluntad y buen oído a manejarse con el órgano, el piano, el acordeón e incluso el violín. Posteriormente sería destinado a Oviedo, donde ejerció como Superior de la orden durante tres años. El año 1969 fue nombrado párroco de la nueva iglesia de San Lorenzo, ya en León, rodeándose de un grupo de jóvenes con los que realizaría una importante labor pastoral, complementada con esas actividades musicales a las que tan aficionado era. Lamentablemente, a las cuatro de la tarde del día 9 de abril de 1975 falleció en forma prematura el Padre Severino Ibáñez. Según el Padre Alberto Pacho, Superior de los carmelitas y a quien debemos estos datos biográficos, días antes de su muerte compuso una Ofrenda que viene a ser un repaso de su vida y que aún se canta en los funerales.

Fuente: Diario de León

3 respuestas a «Plaza Padre Severino Ibañez»

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