Si consideramos la gloria como «el lugar donde los ángeles y los santos gozan de la presencia de Dios», estarán de acuerdo con nosotros en que, vértigos aparte, en lo más alto de San Glorio uno se encuentra en la pura gloria. Porque tanto la subida como la bajada se hallan enclavadas en un paisaje impresionante, de una belleza natural propia de estos murallones que cierran la provincia leonesa en sus confines con la de Cantabria. San Glorio se halla protegido en su lado izquierdo por el Coriscao y sus 2.234 metros de altitud, excelente mirador de la Liébana santanderina y las tierras leonesas y asturianas; por su lado derecho será la imponente Peña Prieta, con sus 2.536 metros de altura, límite natural de León, Palencia y Cantabria.
Partiendo de Riaño por la carretera comarcal 621, se llega hasta Portilla de la Reina. Allí se continuará para adentrarse en los incomparables Picos de Europa, mientras que por su lado derecho sale un radial que, pasando Llánaves de la Reina, irrumpirá por San Glorio en la región cántabra. Este puerto ubicado en la frontera entre León y Cantabria, de una altitud de 1.605 metros, sufre los rigores de los duros inviernos montañeses, permaneciendo en muchas ocasiones cerrado al tráfico.
A través de una carretera estrecha y zigzagueante se asciende hasta San Glorio, siendo la bajada prácticamente en tobogán, divisándose en los profundos valles algunos pueblos hundidos y rodeados de un bello anfiteatro de montañas. Por la vertiente leonesa y acompañando a la carretera, nace el arroyo del Naranco, que verterá sus aguas al Yuso en la localidad de Portilla de la Reina. Por el contrario, nada más iniciarse el descenso será el arroyo de Quiviesa el fiel acompañante, llegando unos kilómetros más allá hasta el Collado de Llesba.
Los pueblos de esta zona emplazada en los confines leoneses llevan el apellido «de la Reina». Y es que estamos en la llamada «Tierra de la Reina», aunque el término no se refiera a ninguna soberana en concreto. Alude a doña Constanza Enríquez, fallecida a principios del siglo XVI y propietaria, junto a su esposo Juan de Tovar, de extensos territorios por estos montes. Según parece, el bisabuelo de doña Constanza era hermano del monarca Enrique II.
Una respuesta a «Calle San Glorio»
Curioso post, felicitaciones, me gusta la etiqueta 😉