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Puente del Castro

Puente del Castro

Puente del Castro

En el arrabal de Puente Castro se levanta este paso sobre el río Torio, en el Camino de Santiago. Los restos del antiguo puente, que todavía pueden verse cerca, han hecho pensar en una obra romana. Sin embargo, el fuerte alomamiento y muy distinto tamaño de sus arcos que señalan los documentos inducen a inclinarse por un puente medieval, como en San Marcos.
Aunque tampoco hay que descartar que el primitivo paso sobre el río Torío este en relación con la vía romana que llegaba al campamento de la Legio VII Gemina, varios metros aguas abajo del emplazamiento actual, como lo han atestiguado los restos arqueológicos localizados.

Puente del Castro antiguo

Tanto Alfonso X, como Pedro I, y mas tarde, Felipe III, ordenarían destinar parte de los ingresos del pontazgo a su reparación. Así aparece referenciado en el siglo XI, junto al poblado Castrum Judaeorum, la aljama más importante de León, de donde tomará el nombre; y en el siglo XV (la fábrica del puente acoge el cuerpo de San Marcelo Mártir) como punto de cobro del “pontage”, impuesto por el paso de mercancías y personas.
El puente medieval fue demolido a finales del siglo XVIII y sustituido por un paso provisional de madera cuya ejecución se financió con la fórmula del repartimiento, a la que contribuyeron todos los pueblos en 30 leguas a la redonda. En esta época el puente también se conoce como el “paso de Ragonde”.

Puente del Castro

Puente del Castro

En 1767 el puente se hallaba muy deteriorado. Los arquitecto Diego Martínez y Bernardo Miguélez informaron sobre su estado. Se trataba de una «rara traza por la elevación tan grande de los tres primeros arcos hacia el arrabal, que hacen un repecho costosísimo». Estaban todos desmatelados y también su barbacana, a punto de caerse. Resultaba estrecho e irregular. Era la «única entrada de las dos Castillas de todos los abastos que consumen y entran en los mercados». Por encontrarse mal emplazado, no servía el repararlo. Era mejor construirlo en otro sitio, a unos 300 pies mas arriba. Costaría unos 220.000 reales. Sería de 5 arcos (4 de 30 pies y el central de 50). Otro arquillo serviría de cauce para un molino cercano.
El Consejo de Castilla ordenó volverlo a reconocer e informar con mas detalle.
Al año siguiente volvían a informar los mismos canteros. El puente constaba de 3 grandes arcos que era preciso rebajar hasta dejarlos a la misma altura que los demás. Este trabajo, junto con el acondicionamiento de las entradas, costaría 278.500 reales.
Nuevos informes volvieron a insistir en la conveniencia de contruirlo de nuevo en otro sitio, siguiendo el proyecto citado. Una nueva riada le arruinó aún mas. El comisario Marcos de Vierna, acudió personalmente a reconocerlo, e insistió en lo anterior: tenía tales defectos y deterioros que no era conveniente repararlo. El nuevo puente llevaría mas anchura de lo proyectado y anadió otros dos arcos a los 5 ideados. Podría encargarse su ejecución a Martinez y Bernardo Miguelez con un jornal de 45 reales diarios.
El Consejo de Castilla ordenó, en 1770, repartir 330.000 reales en 30 leguas. Varios lugares, especialmente de Galicia, se excusaron de contribuir alegando exenciones o necesidad de reparos de sus propios puentes. El Consejo mandó contribuir a todos, incluso al estamento privilegiado. Los eclesiasticos de Valladolid alegaron ciertos privilegios que no les fueron reconocidos.
Y aparecieron nuevas dificultades. El Corregidor de León informaba en 1774, que resultaba un error construir un nuevo puente. Vierna disculpó tal opinión achacándola a informes parciales de canteros «retejadores o remienda taviques que ay en aquellos contornos». Sin embargo, debemos pensar que posiblemente detrás estaba el cabildo catedralicio, interesado en no contribuir y seguir cobrando el pontazgo que le pertenecía desde el siglo XIV. Según dicho comisario, el nuevo puente incentivaría el comercio con Asturias y Castilla, como tambien los haría con el puente de Cebrones.
En 1775 se emprenderían las obras bajo la dirección de Miguelez. Una reciente avenida demostró que aún los 7 ojos proyectados resultaban insuficientes para admitir el caudal máximo. Debían añadirse otros 3 arcos (dos por el lado de León y otro en el opuesto) y alargar la barbacana con el fin de encauzar la corriente pues el río poseía allí poca profundidad.
Los trabajos fueron rápidos. En el mencionado año el cantero Manuel de los Corrales halló que ya estaban levantadas 6 cepas. La ampliación de las obras citadas suponían otros 120.308 reales, Vierna lo consideró todo acertado y el Consejo lo aprobó. Pero la inversión resultaría mayor de la prevista.

1773 – 68.501 reales
1774 – 176.878 reales
1775 – 96.328 reales
1776 – 270.527 reales
1777 – 225.608 reales
1778 – 35.955 reales

En 1777 estaba para concluirse. Al año siguiente afirmaba Miguelez «cuya importante obra tengo concluida». Una inscripción a la entrada recuerda esta fecha.
Reconocido por Hilario Alfonso de Jorganes, precisó que el paso estaba compuesto por 10 arcos, 9 cepas, dos medios pilares, 4 manguardias y entrada y salida bien dispuestas. Los antepechos estaban fijados con grapas de hierro emplomadas «para que las malas intenciones de muchos holgazanes no los precipiten ni desencaxen». Todo está bien ejecutado.

Puente del Castro

El resultado ha sido un puente de fábrica de sillería excelentemente construido, como fue habitual en el siglo XVIII, de diez bóvedas de cañón de luces desiguales y embocaduras homogéneas tangentes a la imposta que desvela la rasante levemente alomada. El tablero resultó casi horizontal. Todas las pilas tienen tajamares escalonados en dos cuerpos, con el inferior ligeramente sobresaliente, rematados con sombreretes gallonados; en planta los tajamares son curvos aguas arriba y cúbicos en el lado apuesto. Las pilas centrales se elevan con un cuerpo más hasta la rasante permitiendo en planta el ensanchamiento del tablero formando aparcaderos, que también lo está sobre los estribos de acceso. Las alineaciones están ornamentadas con diversos motivos entre los que destacan las parejas de leones con inscripciones conmemorativas. Es una obra que conserva todavía su belleza original.

Puente del Castro tajamar Puente del Castro tajamar

Mide el mencionado puente 141,32 metros de largo y 8,40 de ancho; su altura desde el extremo superior del mismo al lecho del rio es de 6 metros. El pretil tiene 1,10 m de altura incluyendo el cornisamiento y 0,65m de ancho.
Toda la obra es de piedra berroqueña, probablemte extraida de las canteras existentes en las montañas de Murias de Paredes. En los extremos de los pretiles -que son rectos a excepción de las líneas de las plataformas que forman arco y sustentan basas con bolas por remate- se destacan cautro leones heráldicos, sentados, que muestran entre sus garras otros tantos excudos ovalados, los cuales contienen en letras capitales y con palabras, algunas de ellas abreviadas, las inscripciones que copiamos a continuación

En el primer escudo del lado izquierdo al extremo norte del puente lease lo siguiente:

SE COSTEO|POR LOS PUEBlos|DE 30 LEGuas EN CONTno|Y SE ACAVO Aº DE|1778 XX DEL REINdo|DE S DEdn CARLOS III|

Puente del Castro Leon Puente del Castro Leon

 

 

 

 

 

 

 

 

En el segundo escudo del costado derecho e igual orientación que el anterior se puede leer:

SIENDO YN|TENDEte GRl DEL|Rno DE LEON Y JVEZ DE ESTA OBRA|EL SEÑOR|MARQa DE MALES|PINA|

Puente del Castro Leon Puente del Castro Leon

 

 

 

 

 

 

 

 

En el extremo sur del puente y a la izquierda del mismo presenta el escudo esta memoria:

SE HIZO ES|TA PVENTE POR-DISPOSIZIon|DEL CONSEJO|DE CASTILLA|

Puente del Castro Leon Puente del Castro Leon

 

 

 

 

 

 

 

 

En el lado contrario del mismo extremo sur la inscripción dice:

FVE DIRECT|OR DESTA OBRA|EL Mº ARQVITECTº Dn BERNARDO|MIGVELLEZ|

Puente del Castro Leon Puente del Castro Leon

 

 

 

 

 

 

 

 

La legislación caminera de 1760 estableció que el ancho de los caminos y puentes de la categoría “camino real provincial” fuese de 8.40 m., que afectó al puente del Castro, por lo que no necesitó ensancharse en el siglo XX. Antes, en el siglo XIX sirvió para apoyar el trazado de la carretera Madrid – La Coruña. Soportó tráfico intenso y de vehículos pesados hasta la construcción de la variante a mitad de la década de 1990; en esos mismos años fue restaurado por los usuarios de la Escuela-Taller de León en el marco de una actuación más amplia de recuperación urbana del barrio de Puente Castro.

Puente del Castro

Fuentes:
– Confederación Hidrográfica del Duero
– Apuntes para la Historia del Puente del Castro
– Diario de León

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