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Plaza Doce Mártires

Nuestra plaza protagonista daba nombre a la calle bautizada por el Ayuntamiento en honor de don Carmelo Rodríguez, el recordado párroco de San Claudio. Hoy, por tanto, se ha quedado reducida a una pequeña plaza, a la que convergen las calles Monasterio y Honorato García Luengo, además de estar cruzado uno de sus laterales por la antes citada vía, rotulada como «Párroco Carmelo Rodríguez». Este enclave de escaso tamaño aunque pleno de raigambre histórica, al menos en cuanto a su denominación, se ve rodeado por una hilera de modernos edificios. Encuadrada San Claudio, con poco más de medio siglo a sus espaldas y un entorno populoso y decisivo en la expansión de la ciudad, pudo haber sido el barrio modelo en que se hubiera mirado aquel León, decidido a extender sus dominios en forma coherente. Pero, desgraciadamente, todo quedó convertido en un laberinto de calles anodinas, lleno de esquinas y plazas raquíticas de aire decimonónico. A modo de toque de atención, el barrio viene sufriendo en la actualidad un total abandono, necesitado de urgente reparación tanto de calles y plazas, como en muchos de sus vetustos y decadentes edificios. La plazuela como tal, sin garbo ni gracia en su estructura, representa un pequeño y arbolado espacio rectangular, invadido en parte de su mínimo territorio por un aparcamiento escalonado de vehículos que ocupa sus lados mayores. Lo cierto es que pretende pasar casi desapercibida en el marasmo vitalista, lúdico y comercial que caracteriza este entorno de San Claudio.
¿De dónde proviene el curioso término de «Doce Mártires», asociado desde tiempo inmemorial a este entorno de gran arraigo social en la ciudad? El 30 de octubre del año 303 fueron martirizados los hermanos Claudio, Lupercio y Victorico, los tres hijos del centurión San Marcelo y su esposa Santa Nonia, a las edades de entre dieciséis y veinte años. En su memoria y a las afueras de la ciudad, parientes y fieles les dieron honrosa sepultura en el mismo lugar de su muerte, erigiendo el monasterio de San Claudio para su honra y devoción por parte de los cristianos leoneses. Aquel monumental cenobio era el más antiguo de la provincia, ya que fue construido en el lejano siglo IV. Tan venerables piedras aún habrían de ser mudos testigos de muchos de los avatares vividos por la religión católica en nuestra ciudad. Y así, entre sus sagrados muros, habrían de sufrir martirio el abad San Vicente en el año 584 y algún tiempo más tarde San Ramiro y sus doce compañeros, sometidos en los salvajes tiempos de vándalos y suevos a terribles crueldades. Para extremar la barbaridad, sus restos serían esparcidos por los campos de los alrededores, hasta ser recogidos por los atemorizados cristianos. De semejante carnicería procede, naturalmente, el nombre de nuestro enclave protagonista. Varios de los monjes lograrían huir a Galicia, fundando el monasterio de San Clodio en la diócesis de Orense. El Real Monasterio Benedictino de San Claudio y su iglesia, la primera consagrada a la fe cristiana que existió en la ciudad de León, recogió y custodió durante siglos las reliquias de aquellos niños mártires, Claudio, Lupercio y Victorico. Y también las de San Vicente y San Ramiro, así como los heroicos restos de sus doce compañeros masacrados por la intransigencia fanática. A partir de entonces comenzarían las incursiones musulmanas contra los bastiones católicos del norte de España, incluyendo por supuesto a la histórica ciudad de León. Estas diferentes invasiones de los árabes provocaron que muchas de las citadas reliquias quedaran dispersas por la provincia, e incluso salieran de la misma. Fue Ramiro II quien mandó restaurar el cenobio, mientras que Ordoño III lo cedería hacia el año 954 al obispo Gonzalo para que recuperase en él la vida monástica. Los monjes estuvieron disciplinados primeramente bajo la Regla de San Agustín, pasando con posterioridad a la Regla del Patriarca San Benito. Al llegar el 31 de marzo de 1493, lunes de pascua, los religiosos que habitaban el monasterio vivieron un gran día al recibir la ciudad las reliquias del patrono San Marcelo. Venían desde la iglesia de Santa Ana dentro de su arca y serían acogidas en el cenobio de San Claudio, organizándose posteriormente una gran procesión. Aquí estaban aguardando los canónigos y el rey don Fernando I el Católico, acompañados de los grandes de España y los corregidores. Luego, entre música de trompetas, chirimías y tambores, se acompañaron los restos hasta la iglesia de San Marcelo, donde recibirían, en su altar mayor, el reposo definitivo. Algunos años después se viviría un penoso día, cuando hacia 1530 se produjo un grave incendio que destruyó parte del mismo. Destacadas familias leonesas contribuirían a su reedificación, dotándole de diversos bienes y realizando auténticas filigranas en las capillas. Precisamente estas familias nobles y poderosas de aquel León de los siglos XV y XVI, distinguidos linajes cuyo rastro se pierde en el gran libro de la historia, eligieron el citado monasterio para levantar sus sepulcros y sepulturas. Así hasta llegar a la Desamortización de 1834, produciéndose entonces la expoliación del cenobio y su posterior abandono, perdiendo todas sus posesiones, como libros o joyas. En este descampado se irían agrupando algunas casas al principio del pasado siglo, siendo conocido el lugar como «El Aujero». También sería centro de distintas verbenas y bailes domingueros, incluso lugar donde muchos mozalbetes dieron las primeras patadas a un balón. El año 1943, como dijimos inicialmente, la barriada comenzó a tomar cierta entidad, desarrollándose sus calles y apareciendo los primeros edificios de mayor consistencia, lo que impulsaría la necesidad de reformas urbanísticas en todo el entorno.


Fuente: Diario de León

2 respuestas a «Plaza Doce Mártires»

Este artículo, por lo demás interesante, nace un poco desactualizado ¿no? ¿Has pasado recientemente por ella? Los coches y las estrecheces han dejado paso a una plaza "limpia" y dedicada a las personas. Un saludo.

S.- La verdad que hace unos 3 o 4 meses que no paso por allí, desde el día que hice la foto que puedes ver. Me daré una vuelta y actualizaré la entrada. Gracias por la indicación.

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