Categorías
Calles

Plaza del Vizconde

En algún escrito hemos leído que el nombre de Plaza del Vizconde se conserva desde mediados del siglo XVII, y lo cierto es que, hasta hace unos pocos años, esta minúscula plaza bien pudiera parecer de dicha centuria. Hoy, desgraciadamente, se ha perdido en su totalidad la que fuera casona solariega de tan destacado caballero, como también las de otras ilustres familias locales integradas en el vecindario. Ello no es óbice, como ocurre en cualquiera de las ciudades del país, para que paseando por el casco histórico encontremos algún rincón de rancio sabor y pleno de esencias románticas, como el enclave que hoy traemos a nuestra página.
Con anterioridad, todo el entorno era un destacado recinto montero habilitado para caballerizas, perros y halcones utilizados por los reyes leoneses en sus cacerías. También se guardaron aquí los animales de tiro, coches y carretas, además de los granos y aperos de labranza propiedad de la cercana e influyente Basílica de San Isidoro.
Nos encontramos, por si alguien no se había percatado, en el barrio de San Marina, dentro de un pequeño recinto de forma triangular, típico y acogedor, en cuyos ángulos convergen las calles Serranos, Convento y Arvejal, que por cierto fue antaño conocida como calle del Vizconde. Pero bueno, se preguntarán, ¿a quién corresponde tal apelativo? Pues a don Francisco Luis Flórez de Osorio y Guzmán, vizconde de Quintanilla de Flórez, lugar de Quintana y Congosto, en La Bañeza.
Este rincón leonés bautizado en homenaje a tan destacado señor, se encuentra «a caballo» de tres iconos ciudadanos con tanta prestancia como nuestra Catedral, el antiquísimo y muy cercano castillo de la ciudad, y la inmediata y bulliciosa capital moderna que, muy próxima, devora horas y energías en contraste con una plaza por la que no parece pasar el tiempo.
Su escaso perímetro está conformado hoy en día por una hilera de pequeñas y en parte nuevas viviendas que amparan, con la hidalguía que caracterizó a su ilustre protagonista, a un pequeño espacio con bancos y algunos árboles de desigual tamaño. Romántica y enseñoreada, adquiere su mejor momento en las tranquilas horas de la noche leonesa.

Del linajudo y altivo vizconde de Quintanilla de Flórez, perteneciente a una familia de recia personalidad, se dice que era un diestro y hábil espadachín. Destacó por su excelente labor en gestiones burocráticas y municipales, heredadas de antecesores suyos como fueron don Gabriel Flórez Osorio y Guzmán o don Alvaro Flórez Osorio, rectores ambos del municipio leonés. Pero quizá su mayor fama la lograra por su legendaria habilidad en el manejo de la espada, lo que provocaba su presencia en todo tipo de duelos y peleas.
Las desavenencias con algún que otro convecino, llevarían a don Francisco Luis Flórez Osorio y Guzmán a un trágico suceso acontecido el día 17 de julio del año 1660, enfrentándose con don Antonio Rubín de Celis, destacado personaje local cuyo señorío radicaba en las también bañezanas tierras del valle del Duerna. Una pugna muy de la época, que enfrentaba hasta familias emparentadas entre sí por distintas disputas y rivalidades.
El motivo de aquel enconado pleito no podía ser otro que la mano de la noble y hermosa dama doña María Ramírez de Quesada, por la que se enfrentaron los dos pretendientes. El duelo terminó con el desenlace sangriento de la muerte de don Antonio, herido fatalmente por una cuchillada que le atravesó el pecho. Don Francisco también resultaría herido, huyendo a San Isidoro y refugiándose en el cuarto del abad, acogiéndose a su jurisdicción exenta.
El pueblo, encolerizado por semejantes privilegios, solicitó a los canónigos la entrega del vizconde, argumentado que el fuero real que amparaba a los merinos del rey estaba por encima del de la iglesia. Hubo grandes tumultos, surgiendo un conflicto jurisdiccional entre los canónigos y la ciudad, hasta la entrada en la abadía de alguaciles y regidores. Pero todo fue inútil, ya que el esquivo vizconde no apareció por sitio alguno. Al final las aguas volverían a su cauce y, gracias a Dios, se restablecería la paz entre la iglesia y los ciudadanos.


Fuente: Diario de León

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.