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Plaza de Toros de León

Plaza de Toros de León

En la provincia de León se documentan los primeros festejos de toros de que se tiene constancia en el país, cuando los caballeros corrían y alanceaban reses y la participación en estos espectáculos estaba limitada a los nobles. Según el marqués de Fuente Oyuelo, los primeros festejos se celebraron en la ciudad a mediados del siglo IX, con motivo del éxito de la batalla de Clavijo. Fuese o no así, lo cierto es que la primera evidencia histórica y documentada de la celebración de los juegos de toros en León se tiene el 26 de mayo de 1135, con motivo de la coronación de Alfonso VII. El 24 de junio de 1144 también está documentada la celebración de festejos taurinos en la ciudad con motivo de la boda del rey de Navarra, García Ramírez, con doña Urraca. En aquellos juegos destacó especialmente Diego Gutiérrez de Haro, que fue derribado del caballo y peleó entonces con el toro a pie. No tardó mucho antes de que se establecieran fechas fijas para la celebración de unos festejos que contaron desde antiguo con protección real, en forma tanto de ayudas económicas como de leyes prohibiendo que se privara al pueblo de sus juegos de toros. En el siglo XV la ciudad celebraba corridas fijas los días de la Asunción y Santiago; juegos que tenían lugar en la plaza de la Catedral. Ya en 1514 consta en un escrito la petición de un lugar más adecuado para unos festejos en los que los astados hacían «mucho daño» a quienes intentaban esconderse en los soportales.
A finales de siglo los escritos recogen el voto particular de la ciudad en las dos fiestas grandes, que contemplaban procesiones, misas cantadas y «los dos días siguientes inmediatos a estos correr toros y jugar cañas».
La conexión entre las celebraciones religiosas y taurinas fue estrecha desde el primer momento. De hecho, durante décadas los festejos corrían a cargo del Cabildo de la Catedral, en cuyos libros se contabilizaban los gastos que suponía el comprar toros y organizar los actos. Incluso un canónigo se encargaba especialmente de esta tarea, era el conocido popularmente como canónigo torero.
Lo cierto es que los festejos se celebraron ineludiblemente con carácter anual, primero porque se consideraban obligatorios al ser fruto de un voto; y mas tarde porque los leoneses lo consideraban celebración irrenunciable. Sólo dejaron de celebrarse en los anos 1599 y 1600, a causa de la peste. Pero en 1601 la ciudad recuperó sus corridas de Nuestra Señora de Agosto y de Santiago, dando inicio a un siglo de intensa actividad taurina. Poco antes Felipe II había establecido una ayuda económica para la celebración de estas corridas; una norma en la que se recogía también el juego de cañas: «Se sacarán tres cuadrillas de a cuatro, que son doce caballeros, para el juego de las cañas, para que no falten fiestas tan antiguas y nombradas y celebradas en todas partes de España». Ya por entonces los vecinos de la plaza de Regla alquilaban los balcones; y se consolidó también la costumbre de entregar uno de los toros que se lidiaban como limosna, un año al Convento de San Francisco y al año siguiente al de Santo Domingo.
En 1677 se celebraron por primera vez las corridas de Nuestra Señora de Agosto en la plaza Mayor, que se acabó de construir en aquel año. En el edificio del Consistorio se situaban los regidores y las mujeres de los capitulares, ubicados según establecía un reglamento en el que también se establecían precios, cómo cerrar la plaza y qué función debía cumplir cada uno. Entre las peculiaridades de las corridas de toros leonesas estaban los conocidos como labradores, que eran dieciocho a pie y un alcalde de labradores al frente a caballo. Su función consistía en despejar la plaza y dejar paso a las acémilas, los porteros y el alguacil que vigilaban el funcionamiento del festejo.
En cuanto a la protección real, Felipe III continuó la costumbre de su predecesor y consolidó no solo una renta anual, sino la obligación de que no dejasen de celebrarse ni siquiera en caso de fallecimiento del rey, «no sucediendo en los quince días inmediatos a la fiesta», Carlos II y Felipe IV mantuvieron y actualizaron estas subvenciones y el pueblo de León exigió el cumplimiento de la obligada celebración recurriendo incluso al Consejo de Castilla cuando el ayuntamiento pretendió librarse de esta tradición. Era el año 1736 y el corregidor dictaminó que los toros se corrieran no habiendo pretexto para suprimirlos.
Poco después, en 1739, se construyó por primera vez una plaza de toros, en el Campo de San Francisco. Fue obra de Miguel Lafuente Velasco, y era una plaza de madera que se inauguró el 25 de agosto. La celebración de los festejos se alternó entre este coso y la plaza Mayor.
El 5 de Septiembre de 1813 se celebró en la plaza Mayor una corrida para festejar el triunfo sobre las tropas de Napoleón, posteriormente el 5 de mayo de 1814 con motivo del regreso de Fernando VII a España y el 2 de diciembre de 1843, la última vez que se corrieron reses en la plaza Mayor, para celebrar la mayoría de edad de Isabel II. Con la desamortización de Mendizabal la huerta del convento de los Capuchinos llegó a convertirse em plaza de toros, hasta que en octubre de 1892 se construyó una nueva plaza que vería desfilar a los aspirantes de la época durante algo más de una década. Estaba situada en la calleja de Rosales (actual calle Fajeros), tenia aforo para siete mil espectadores, octogonal por dentro y cuadrada por fuera. Este coso se inauguró en los días 3 y 20 de octubre de 1892 con los espadas Luís Mazzantini y Pepete ante toros de Juan Sánchez de Carreros. También se celebraría una corrida con motivo de la Exposición Regional de 1892.

Plaza toros Fajeros Plaza toros Fajeros_1892

De 1892 a 1930 se construyeron hasta 5 plazas de madera en León, iniciándose entonces una época en la que la ciudad contó con varias plazas de toros en las que creció una afición notable, y que alternaban los festejos con profesionales y las populares capeas. Un camino que llevó a convertir en realidad la aspiración de tener una plaza de obra, y que arrancó con la citada plaza de Rosales, para construir después el coso de las Ventas de Nava que abrio sus puertas el 16 de mayo de 1912; otro en la zona de la vía León-Bilbao, la que existió en el solar del Conde Luna y otra mas en la carretera de Trobajo, junto al cuartel de La Fábrica.

Plaza de toros de Trobajo
Plaza de toros carretera de Trobajo

Sin embargo el mas popular de todos estos cosos fue El Petardo, inaugurado el 22 de junio de 1930 y levantado a instancias del bañezano Manuel Alonso «Ribitas». La idea era construir una plaza de ladrillo «si cuajaba la fiesta».
Se inauguró con el cartel de Nicanor Villalta, Martín Agüero y Manuel García ‘Revertito’ y con la ganadería de Don Leopoldo Abente.
El Petardo estaba junto al campo de futbol de la Cultural, entonces cerca de la plaza de Guzman; y contaba ya no solo con suficiente capacidad sino también con corrales, chiqueros, enfermería y patio de caballos.

Plaza de toros del Petardo
Plaza de toros del Petardo

En una de esas becerradas, en 1932, debutó en el mundo del toreo Juanita Cruz. Sin embargo, la organización de los festejos fue languideciendo lentamente. La última plaza antes de la Guerra Civil, El Petardo, fue testigo de innumerables acontecimientos, y no sólo taurinos; también albergó el último mitin de Durruti en la capital o corros de lucha leonesa.

Plaza de toros del Petardo - mitin Durruti
Plaza de toros del Petardo – mitin Durruti
Plaza de toros del Petardo - lucha leonesa
Plaza de toros del Petardo – lucha leonesa
Plaza de toros del Petardo
Plaza de toros del Petardo

A partir de la desaparición del Petardo fue tomando fuerza la idea de construir una plaza de toros de obra, como había ocurrido en muchas otras capitales de provincia. Pero la falta de un empresario dispuesto a arriesgar su dinero hizo necesario agudizar el ingenio de los aficionados. Así pues los periodistas Manuel Valdes y Eliseo González pusieron en marcha una gran campaña radiofónica que durante tres años, a través de un programa llamado «Capotazos», se dedicó a recaudar fondos para levantar el ansiado coso.
La idea de la suscripción popular consiguió apoyos trascendentales, como el del alcalde José Aguado, que suscribió acciones con su corporación tanto a nivel personal como institucional; o como el presidente de la Caja de Ahorros, Maximino González Puente, que se puso al frente dela sociedad Inmobiliaria de Espectáculos S.A. (Idesa), encargada de llevar a cabo las obras.

Plaza deToros de Leon acciones
En septiembre de 1945 el Ayuntamiento sacó a subasta un terreno municipal en la zona del Parque, al precio simbólico de 51.214 pesetas, con la condición de que se destinase a la construcción de una plaza de toros.
El proyecto se encargó a los arquitectos madrileños Miguel Codes y Francisco Javier Jarnoz, y la obra al leonés Alberto González. La obra comenzó a levantarse a finales de 1946 y tras no pocos traspiés, el coso se levantó con un coste de dos millones ochocientas mil pesetas; y se encargó la faceta de organizar el espectáculo a Antonio Martínez Elizondo Chopera.

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El 24 de junio de 1948, con motivo de las fiestas de San Juan, se inauguraba la plaza de toros del Parque con un ruedo de cincuenta metros de diámetro y una capacidad de 11.400 localidades, dos pisos, diez tendidos (cuatro de sombra, cuatro de sol y dos de sol y sombra), cinco corrales, tres corraletas y cuadras para treinta caballos. En la fachada figuraban hermosas pinturas con lances de Manolete, obra de Cecilio García Pérez, conocido artísticamente como Cecilio Burgo-Gar, nacido en el Burgo Ranero.

Plaza toros mural
Manolete le había prometido al gobernador civil de León, Carlos Pinilla, que vendría a inaugurar la plaza pero el toro «Islero» se lo impidió, segándole la vida en Linares unos meses antes. La corrida inaugural estuvo a cargo de Luis Miguel Dominguin, Pepín Martín Vázquez y Paquito Muñoz, con reses de Felipe Bartolomé, de Sevilla.La corrida resultó deslucida e incluso hubo una gran bronca con Luís Miguel Dominguín porque un avispado subalterno le entregó 2 orejas y el rabo (sin merecerlo), protestándo el presidente Jorge Muñiz y el público en general. Luís Miguel pilló un imponente cabreo y tiró los trofeos de mala manera. Tuvo que pagar una multa de 250 ptas.

Inauguracion Plaza Toros de León Inauguracion Plaza Toros Cartel Inauguración Plaza Toros de León Cartel Inauguración Plaza Toros de León

Plaza deToros de Leon Dominguin primer torero
Luis Miguel Dominguin primer torero en la plaza de León

Fue el inicio de un periplo en el que la plaza del Parque vio desfilar por su arena a las principales figuras de cada época, con periodos de mayor y menor esplendor. Pero no hubo fiestas de San Juan sin toros en León. Hasta 1989, cuando el desinterés de unos y los intereses urbanísticos de otros llevaron a cerrar la plaza leonesa. Por primera vez en siglos, y con absoluto desconocimiento de aquellos preceptos reales que prohibían dejar a los leoneses sin festejos taurinos, la ciudad no tuvo feria. Fueron cinco años en los que la afición languideció, y la sombra de la piqueta pendió sobre el emblemático (y para entonces semiderruido) edificio.
Por aquel entonces y desde hacia tiempo, la propiedad era del empresario asturiano Eugenio Monasterio, quien poco a poco había ido haciéndose con la mayor parte de las acciones de la empresa propietaria.
En 1988 la amenaza de ruina era evidente y la negativa de la propiedad a vender el inmueble o permitir la organización de los festejos fue tajante. Incluso se nego la venta al Ayuntamiento y se hizo caso omiso a las denuncias pesentadas por el Club Taurino de León, que recordó en los tribunales que los terrenos fueron cedidos por el municipio para la construcción y explotación de una plaza de toros.
En 1994 cuando el futuro de la plaza parecía sentenciado, apareció en escena el empresario segoviano Gustavo Postigo, que logro que la Fundación Monasterio aceptase la oferta de compra de la plaza.

Plaza deToros de Leon entrada 50 aniversario
Fue necesaria una inversión millonaria para rehabilitar el histórico edificio pero finalmente la feria de San Juan volvió a celebrarse. La reinauguración corrió a cargo de José Ortega Cano, Espartaco y César Rincón con toros de Victoriano del Rio.
Siguiendo las exigencias de los nuevos tiempos, la plaza leonesa entró en el siglo XXI convertido en León Arena, una moderna instalación donde los nuevos propietarios pretendieron respetar el aire y la apariencia de la plaza, pero también dotarla de todos los servicios para poder explotarla durante todo el año. Para ello se instaló una cubierta de cristal móvil que cierra el recinto aislándolo de las inclemencias meteorológicas. También se instalaron asientos individuales, en las gradas, vestuarios, se adecentó el entorno, etc. Un cambio por dentro y por fuera que mejoró el aspecto de la plaza y permitió que León entrase a formar parte de la ruta de los grandes espectáculos nacionales: conciertos, torneos deportivos, exhibiciones, ferias, etc. Un edificio multiusos que no se olvida, cada mes de junio, de su compromiso con la tradición taurina de la ciudad.

Plazade toros de León - León Arena Plazade toros de León - León Arena Plazade toros de León - León Arena

Fuente:
Diario de León
elcossio.com
elartetaurino.com
leontuciudad.blogspot.com.es

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