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Hotel Oliden

Hotel Oliden

Hotel Oliden

El edificio se levanta en este céntrico lugar para hotel de lujo, a la altura de las pretensiones de una creciente capital de provincias de los años treinta, siendo promotor Celestino Oliden. Fue proyectado en 1925 por Francisco Javier Sanz y Martínez (1892-1955), natural de Lucena (Córdoba) pero venido a León como arquitecto del Catastro, confiando el diseño de la estructura de hormigón armado al ingeniero bilbaíno Retolaza.
Se puede decir que, con este hotel, la ciudad da el salto cualitativo en el tipo de alojamiento para los foráneos, al superar la característica fonda o la posada tradicional, más vinculadas al mundo rural y al viaje en caballerías. En la confluencia de las calles que llevan al centro urbano desde las dos estaciones de ferrocarril, aquí se ofrecen mejores servicios a unos viajeros, cada día más numerosos, que utilizan el tren y el vehículo de motor y se dedican a comercio, los servicios o al incipiente turismo de masas.
El edificio se adapta a la forma del reducido solar en esquina, con un diseño de fachada de basamento de dos plantas, cuerpo central con vanos recercados en toda su altura por franjas verticales, huecos más ornamentados sobre los voladizos y cubierta de pizarra muy abultada con mansardas y rematada en aguja. Estos recursos arquitectónicos fueron utilizados también por el arquitecto en el coetáneo hotel Terminus (casa de Don Valentín), en una línea de neobarroco afrancesado, más sobrio en este caso, donde la monotonía visual de un edificio en altura se rompe con diversos recursos volumétricos y ornamentales.

Hotel Oliden fachada
En el diseño en planta se daba gran importancia a los espacios representativos. El acceso se proyectó en el chaflán, con un simbólico paso de coches y entrada de huéspedes por una escalinata de mármol tras la que se atravesaba un vestíbulo rematado en los laterales por dos amplios nichos entre pilastras. En el interior se intentó recrear, a una escala mucho más modesta, el distribuidor típico de «hall» central -que aquí se inserta ovalado dentro de la complicada silueta del solar- con claraboya central a la altura del segundo piso, y rematando el eje con la escalera principal en último término. La zona de descanso se abría a la izquierda con un amplio ventanal a la plaza que permitía contemplar el bullicio del punto neurálgico de la ciudad. Hacia la calle Padre Isla se independizó un espacio de planta baja para locales comerciales, rentabilizando mejor la parcela. La planta primera -con una barandilla de silueta ondulada que recorría el vacío sobre el vestíbulo oval bordeando las ocho columnas que abarcan las dos plantas- se reservaba para usos comunes y comedor. El resto de las plantas, comunicadas también por escalera de servicio y montacargas, se destinaba a habitaciones y el semisótano para servicios.

Hotel Oliden planov
En la reforma del año 1991, manteniendo el uso hotelero, aunque cambiando su no por el de Alfonso V, y con proyecto de los arquitectos Mariano Diez Sáenz de Miera y Ángel San Juan, por circunstancias ajenas al proyecto se pierde esta configuración espacial, al convertir el acceso del chaflán y la antigua zona de descanso en local comercial independiente con escaparates hacia la plaza. Se invirtió así el esquema inicial, desviando la entrada del hotel al extremo más apartado de la calle Padre Isla, en un angosto paso que hace a la vez de entrada principal y de servicio. El ondulante corredor del antiguo vestíbulo oval se reproduce en todas las plantas, lo que permite integrar el acceso a las habitaciones -totalmente reformadas- en un sugerente espacio central, rematado por la nueva claraboya, trasladada al nivel de cubierta.

Hotel Oliden interior

Fuente: Colegio de Arquitectos

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