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El Entierro de Genarín

El Entierro de Genarín

Poco antes de las doce de la mañana de Viernes Santo, y en la carretera de los Cubos de esta capital, junto al cubo tercero de la muralla yendo desde Puerta Castillo para San Lorenzo, inmediato a la calle que baja de Santa Marina, ocurrió una desgracia que impresionó profundamente a las muchísimas personas que acudieron al lugar del suceso, tan próximo al sitio en que era la hora de la mayor concurrencia por la procesión que se celebraba.
Según tas referencias obtenidas en el lugar del suceso, momentos después de ocurrir éste, circulaba por la carretera un camión de la limpieza pública guiado por el chófer José María Saenz, de diecinueve años, llevando en el vehículo a dos empleados en el servicio, y debido a la velocidad que llevaba no pudo hacerte funcionar debidamente los frenos al encontrarse en la carretera y en la mano del vehículo a un hombre.
No hemos logrado precisar si la victima de este triste suceso iba por el centro de la carretera o por un lado, si bien esto es lo verosímil por la posición del cadáver.
La muerte debió sobrevenir casi instantáneamente debido a la presión sufrida contra la muralla, lo que le produciría, en opinión del forense, la fractura de la base y bóveda del cráneo.
Seguidamente de ocurrir el atropello varias personas se acercaron al camión arrastrándole con el fin de auxiliar a la victima, auxilio que fue inútil, pues claramente se veía que la muerte habla sobrevenido. Acudieron agentes de la Autoridad custodiando el cadáver hasta que se presento el Juzgado que ordenó su levantamiento y conducción al depósito judicial.
También dispuso fuera intervenido el camión, el que habrá de ser examinado por peritos, toda vez que tiene desperfectos de consideración y este dictamen habrá de ser un fundamento para el sumario.
El chófer fue detenido por el guardia municipal Ricardo Muñiz, que le condujo a la Comisaría, pasando seguidamente a la cárcel por orden judicial.
El muerto se llamaba Jenaro Blanco y Blanco, contaba unos sesenta años de edad y se dedicaba a la compra ambulante de pieles de conejo. Vivía en el Puente Castro.
Seguidamente de ocurrir el accidente se presentaron el cura ecónomo de Santa Marina, don Anastasio Fernández, y el coadjutor, don Ramiro Carniago, dándole el primero la absolución y administrándole a continuación la Extremaunción «subconditione». A su familia, en especial a su hijo don Jacinto, tipógrafo que fue en uno de los talleres de esta ciudad, nuestro sentido pésame.
noticia muerte genarin
Con esta detallada reseña necrológica, publicada en su última página junto a sendos anuncios del Gran Hotel Oliden y de los riquísimos cafés La Marta, despedía el Diario de León un 30 de marzo de 1929 —Sábado Santo por más señas— a quien durante tantos años fuera su más insigne pregonero por las calles y rincones de la vieja ciudad leonesa. Había muerto Genarín, el pellejero amante del orujo y cliente sempiterno de tabernas y prostíbulos, conocido y querido de todos y cada uno de los veintipico mil pobladores de aquel León humilde de finales de los años veinte, de aquel León con regusto todavía a pueblo grande.

Entierro de Genarín

Procesion entierro de Genarin

Procesión que, adoptando el formato del viacrucis cristiano, se celebra la noche de Jueves Santo por distintas calles del casco viejo de León, comandada por la Cofradía de Nuestro Santo Padre Genaro, de carácter festivo-tabernario, que rinde honor y recuerdo a Genaro Blanco, hospiciano, pellejero marginal, borrachín y pendenciero, que falleció atropellado por el primer camión de la basura del municipio (conocido como «La Bonifacia») en la madrugada de Viernes Santo, en la carretera de los Cubos, parece ser que mientras hacía aguas mayores, tras una noche de juerga en los putiferios próximos. La leyenda, que trata de esclarecer tantos signos religiosos en el santo pellejero, afirma que La Moncha, actuando de Verónica, cubrió su rostro con un ejemplar de La Mañana, periódico de la época. Uno de sus amigos de francachela y puterío, el poeta Francisco Pérez Herrero, (auténtico creador del mito Genarín), parece ser que recitó unos versos en el lugar que fue muerto el pellejero, en homenaje de cabo de año juntamente con otros compañeros de juergas y letras, «los evangelistas». Desde aquella profética jornada se inició una costumbre, que tras años de prohibición y no pocas vicisitudes, se ha convertido en cita inexcusable para la fiesta en medio de la tradicional Semana Santa leonesa.

Entierro de Genarin - insignia cofradía

La procesión se realiza por un itinerario que recuerda al que Genaro hizo en su última noche. Se inicia en la calle de La Sal, tras cenar los cofrades bacalao y tomar el primer orujo, bebida característica de la celebración, para, a continuación, discurrir por el casco antiguo hasta rematar en la carretera de Los Cubos, en el tercero de los cuales se hace la tradicional ofrenda en forma de botella de orujo, naranjas y queso, que se deposita lo alto de la muralla, a donde sube el hermano trepador. La Cofradía del Entierro de Genarín cuenta con un gran número de hermanos cofrades, que procesionan pasos alegóricos, andas, pendones y pendonetas, con música de bombo y tambores, amén de los inevitables gritos de entusiasmo («Genaro, Genaro, ¿por qué nos has abandonado?» «Coca-Cola asesina, orujo al poder») y delirio etílico-religioso. Como primer milagro del santo putero se recoge las ascensión de la Cultural y Deportiva Leonesa a Primera División, tras encomendar el club al Padre Genarín, según la tradición. En 1981 Julio Llamazares recogió la leyenda de Genarín y sus Evangelistas en el libro El Entierro de Genarín, su subtítulo en alguna de sus ediciones fue éste tan significativo: Evangelio Apócrifo del último heterodoxo español. En él se narra la vida de gallofa y sorna de este pellejero, sus milagros y hechos prodigiosos, la fundación de la cofradía, un florilegio de romances a él dedicados… Desde entonces el curioso ritual ha ido creciendo hasta convertirse en una de la citas obligadas de la liturgia mágica española. Durante el vía crucis apócrifo hay versos, ofrendas, orujo, queso… como homenaje al espíritu de Genarín: «Y siguiendo tus costumbres,/ que nunca fueron un lujo,/ bebamos en tu memoria/ una copina de orujo», es uno de los múltiples y variados brindis. Algunos narradores contemporáneos han incorporado sus textos diversos aspectos de este ya acontecimiento popular, lleno de irreverencias y leyendas.
Con el paso de los años, la procesión fue teniendo cada vez más aceptación, hasta que fue prohibida en el año 1957. Se rumorea que la procesión de Genarín y la religiosa se cruzaba por el camino, siendo la de Genarín la que más asistentes congregaba, hecho este que no debió hacer mucha gracia al estamento eclesiástico de la época.
A partir de 1978, la procesión volvió a salir a las calles y así continuó hasta nuestros días. Cada Jueves Santo los devotos y cofrades de Genarín van tras sus pasos, La Cuba, la imagen de Genarín, la Muerte y la Moncha (prostituta que lo encontró tras el fatal atropello), escoltados por los cuatro cabezudos en representación de los Evangelistas, todo ésto regado por buen orujo y entonando los cánticos y versos dedicados a su imagen.
En la actualidad la procesión del Entierro de Genarín convoca a varios millares de personas llegadas de toda España.

Entierro de Genarin - Genaro

Entierro de Genarin - La Muerte

Entierro de Genarin - La Moncha

Entierro de Genarin - Los Evangelistas

Entierro de Genarin - La Cuba

Entierro de Genarin - Hermano trepador

Milagros de Genarin

– La redención de la prostituta que lo halló sin vida. La Moncha quedo tan profundamente impresionada por la muerte de Genaro que al día siguiente abandonó su vida disoluta y volvió a su tierra natal, Lugo, a regentar una cantina sin trastienda.
– La Cultural Leonesa marca un gol, tras una penosa temporada. La temporada en el recien inaugurado estadio de La Puentecilla iba mal encaminado; las derrotas se sucedían una tras otra hasta llegar al punto de pensar que el estadio estaba gafado. Uno de los Evangelistas, El Porreto, reclamó la benevolencia de Genarín bendiciendo con orujo la noche anterior, los largueros de las porterías. Al día siguiente y milagrosamente al sacar el balón el portero del equipo adversario, el Hércules, sin saberse cómo, el balón viró en el aire y se introdujo dentro de su portería.
– El castigo al ladrón de ofrendas. El sereno de San Lorenzo se dedicaba a hurtar las ofrendas (orujo, naranjas, pan y queso) que se ofrecían a Genarín cada año. Pues la gracia de Genaro hizo que su fechoría no quedará impune y lo hizo caer de lo alto de la muralla, produciéndole una dolorosa rotura de cadera y una cojera de por vida que sirviera de ejemplo para otros posibles profanadores.
– Curación de un enfermo de riñón. Un labriego de la Sobarriba, enfermo con un doble cólico nefritico, al sentirse indispuesto en el cubo de la muralla, en donde Genarín fue atropellado, se dispuso a excretar la orina retenida, dándose cuenta así que había regado una piedra entera del tamaño de una nuez, tras lo cual, su enfermedad renal se había curado.

Fuente:
Diario de León
El Entierro de Genarín – Julio Llamazares
www.genarin.es

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