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Casino de León

Casino de León

Casino de León

En el año 1917 la Sociedad Casino de León solicita al Ayuntamiento que le sea cedido el solar, que habia sido expropiado, situado en nº 8 de la actual Plaza de Santo Domingo para construir su sede social, con vistas a la plaza.
El 9 de julio de 1918 se publicaba que la sociedad Casino Leonés había celebrado junta general para firmar las escrituras de adquisición de las casas que había adquirido de los herederos del marqués de San Isidro y don Antonio Fernández, y continuar las gestiones para adquirir la de los señores Eguiagaray.
El 13 de enero de 1919 se publicó el pliego de condiciones para la adjudicación de las obras de derribo de las tres casas que había adquirido el Casino Leonés para hacer su sede. Desierta esta primera subasta, volvió a convocarse para el 23 de enero de 1919, adjudicándose al contratista Fernando García.
El 31 de enero de 1919 se anuncia la venta de los materiales obtenidos del derribo de las casas del Casino, por el contratista Fernando García.
El 25 de agosto de 1919 se faculta al alcalde a firmar la escritura de cesión al Casino de la casa de Perestorena expropiada. Las casas fueron propiedad de Nicolasa Mallo Ballesteros (esposa de Santiago Eguiagaray Malgor). los herederos de Perestorena y Luis Gutierrez.
El 9 de junio de 1920 trascendió la alarma creada en la población porque a las 3 de la mañana, y sin avisar, hubo una gran explosión, como consecuencia de las obras que se estaban haciendo para el nuevo Casino, con el consiguiente lanzamiento de piedras. El edificio se levantó en los terrenos de Timoteo Fernández García, un solar de 900 m2, donde estuvo la fonda Carnicero, la guarnicionería Nistal, y otros.
Terminado el plazo para la presentación de proyectos del edificio a levantar, se expusieron a comienzos de julio de 1919 en las galerías del entonces Casino los presentados: uno, de los arquitectos madrilenos Luis Martínez y Salvador Germán; otro, del arquitecto madrileño José Luis Aranguren; otro, de los arquitectos de Madrid Javier Sánz y Fernando Arzadún; otro, del arquitecto de Palencia Jacobo Romero; y fuera de concurso el proyecto del ingeniero industrial Antonio Martinez Santos. El jurado lo componían los arquitectos Torbado, Cardenas y Costilla, el presidente del Casino Emilio Hurtado, y el alcalde de León Mariano Andrés.
El 8 de julio de 1919 el jurado dejó desierto el concurso. Al final, el proyecto que se llevó a cabo fue el del arquitecto madrileño, con raíces leonesas, Gustavo Fernández Balbuena. El contratista de las obras fue José Ricart, y empezaron las obras el 25 de abril de 1921, por un importe estimado de 665.000 pesetas. En octubre de 1922 se publico el pliego de condiciones para amueblar el edificio del Casino, bajo la dirección del arquitecto Gustavo Fernández Balbuena por un importe de 200.000 pesetas.
El 26 de noviembre de 1923, el presidente del Casino, Emilio Hurtado, abrió el plazo para presentar proposiciones para el arriendo de los servicios de restaurante, café y bar del nuevo Casino. Las proposiciones debían depositar una fianza en metálico de 12.500 pesetas y la obligación de cubrir las plazas de cocinero, barman y cuatro camareros. El contrato era para dos años, 1924 y 1925, corriendo el Casino con los servicios de alumbrado, calefacción, el menaje y las vajillas.
El 26 de enero de 1924 el Ayuntamiento aprobó conceder al presidente del Casino los materiales necesarios para hacer las aceras que rodean las fachadas del nuevo edificio. El 9 de febrero de 1924, se quitó la valla del nuevo Casino, recibiendo duras criticas por parte de algunos sectores por la estética del edificio.
El 16 de febrero de 1924 se comunicó a los socios que desde el día siguiente, el 17 de febrero de 1924, quedaba abierto el nuevo Casino Leonés. El 28 de febrero se inauguró, a las 10 de la noche, con la actuación de la orquesta Frígola.
El arquitecto Gustavo Fernández Balbuena (1888-1931), cuya carrera se trunca en su plenitud, es un autor cuya obra se sitúa a caballo entre vanguardia y tradición, formando parte del grupo de arquitectos que frente al historicismo académico reinante plantean una definición de la arquitectura de reivindicación localista, en una corriente que se ha denominado regionalismo, reinterpretando elementos arquitectónicos tradicionales de raíces populares, combinados con referencias al academicismo moderno novecentista, principalmente el vienés. En este grupo se situarían Anasagasti y Torres Balbás. En 1919 formará parte del gabinete del ensanche del ayuntamiento de Madrid, promoviendo iniciativas urbanísticas relevantes. Primer director de la revista Arquitectura, plasma en diversos artículos su interés acerca de técnicas constructivas relacionadas con la arquitectura popular (confección de tapial, excavación de bodegas), así como de análisis sobre arquitectura contemporánea. La vinculación de Balbuena, madrileño de nacimiento, con León, es de origen familiar y se radica en Aviados, donde construiría su residencia ocasional, recientemente demolida.
El proyecto del Casino Recreativo de León es el ganador de un concurso convocado al efecto. Su ubicación privilegiada forma parte de la configuración de la plaza de Santo Domingo, ocupando parte del solar del monasterio del mismo nombre. Espacio urbano focalizador de los ejes principales de desarrollo del ensanche leonés, y que en su articulación con la plaza de san Marcelo conforma la transición entre el recinto del casco histórico y la nueva expansión de la ciudad, que avanza hacia el río Bemesga con ese gran eje en que se erigirá la avenida de Ordoño II. En la aproximación a la ciudad antigua por esta avenida se produce una afortunada superposición escenográfica de tres épocas, con la percepción en primer lugar del edificio del Casino, en un segundo plano del palacio de los Guzmanes y como telón de fondo la silueta de Catedral de Santa María de Regla.

Plano Casino de León

El programa del edificio, con una superficie global de 2.200 m2, destinaba la planta sótano, que ocupaba parcialmente el área edificada, a cocina, servicios, instalaciones, limpiabotas, peluquería, barbería y bar, con ventilación mediante patinillos ingleses en la fachada y en el patio posterior. Desde la puerta se daba acceso al zaguán, en el que se veían las dependencias de la portería. Al fondo del vestíbulo arrancaba la escalera principal,
que se desarrollaba en tres tramos, situandose al fondo del edificio en su eje medio y realizada en madera de roble de Hungría, pintada en color oscuro. A la derecha el ascensor. A la izquierda se entraba al salón de estar (café) con ventanales a la plaza de Santo Domingo y mobiliario de estilo inglés. El comedor daba a San Marcelo. En esta planta y en la fachada norte, estaba el salón de tresillo.
La planta primera se destinaba al gran salón de fiestas, con 150 metros de superficie libre y con balconada abierta a la plaza. A la derecha, en la fachada a San Marcelo estaba el tocador de señoras, con muebles de estilo imperio y Luis XV. Enfrente de este tocador, un cuarto de aseo para señoras. En la parte opuesta, en la fachada norte, un salón para fumar. En la planta segunda estaba la tribuna para la orquesta formando una doble altura con el salón de fiestas que ocupaba el centro de las dos plantas, en los laterales se abrían dos salones menores, uno de ellos era la biblioteca.
La planta tercera se destinaba a caja, caja de caudales, salas de juego, salón de recreo, cuarto de aseo y despacho del presidente, con dos terrazas-azoteas, sustituyendo un peto sencillo a los faldones inclinados formando tejadillos que se planteaban en el proyecto inicial en los cuerpos laterales. Por encima se disponía una planta de áticos que conformaban la buhardilla central y los dos torreones laterales
El edificio tenía también una escalera de servicio que comunicaba todas las plantas y con salida a la fachada norte.
Las fachadas presentan una similitud de lenguaje, siendo todas ellas de diferente desarrollo (norte 17 m, oeste 28 m, este 20m). La fachada a la plaza de Santo Domingo asume el protagonismo, con un planteamiento simétrico, presentando un cuerpo central dominante flanqueado por dos menores aterrazados que dan vuelta hacia las calles laterales, en las que se remata el edificio con dos volúmenes torreados, más sencillo el de la calle Pilotos Regueral, y con mayor empaque, enfatizando la entrada principal originalmente planteada, el de la plaza de San Marcelo. La planta baja se recorría mediante grandes ventanales en arco, mientras que los huecos de los cuerpos laterales se integraban en planta primera y segunda
mediante el molduraje de ladrillo que los recerca formando un orden mayor.
El aspecto más sobresaliente de la concepción arquitectónica del edificio, era la organización espacial interior, con el gran espacio central del salón de fiestas, que se interrelacionaba con los salones menores dispuestos en torno al mismo, y al que se abría el vestíbulo de la escalera de planta segunda a través de un palco. Espacialidad hoy desaparecida por la construcción de un forjado intermedio. Esta organización jerárquica se traduce directamente con naturalidad y sencillez en la volumetría exterior del edificio, rematándose el conjunto con el recurso al contrapunto que proporcionan las torres extremas. La ocupación del edificio por el Banco de Bilbao, inicialmente en planta baja, y posteriormente en todo el edificio (1970), desvirtúa su concepción original, rasgándose los ventanales de la fachada principal para entradas y modificando sus espacios interiores y niveles de forjados (el de la planta baja se situaba a un metro sobre la rasante exterior).
Los referentes de la utilización del ladrillo como elemento expresivo del modo particular como se produce en este edificio, habrían de buscarse en ejemplos de la arquitectura madrileña del momento, superando la tradición ornamental neomudéjar o la ligada a modelos decimonónicos peninsulares. Un caso de aplicación similar con vocación renovadora, si bien adoptando rasgos de clasicismo depurado, en la ciudad de León, lo encontramos en la Escuela Normal de Maestros (1928), de Antonio Flórez, en la línea de otras construcciones promovidas por él desde la Oficina Técnica de Construcción de Escuelas.
No aparecen recogidas en proyecto referencias a la organización estructural del edificio, con salones que deberían soportar una sobrecarga significativa y vanos de luces hasta 8,60 y 12,00 metros. Los pilares de borde en la planta baja en el frente hacia la plaza de Santo Domingo se situaban retirados hacia el interior, debido al retranqueo del cuerpo central en las plantas superiores. La cubierta parece resolverse mediante armaduras metálicas. Existe una discordancia entre los huecos proyectados en la planta tercera en los torreones de los alzados norte y sur con los finalmente ejecutados. Los alzados presentan asimismo un zócalo de mayor altura, hasta los arranques curvos de los ventanales, semejando un despiece de cantería, que se extiende al recercado de los mismos y al marcado de bandas verticales en las esquinas de los cuerpos laterales, simplificándose en la obra al ejecutarse un zócalo uniforme de piedra bajo el nivel de los ventanales. Los huecos se agrupan en la fachada, englobados mediante aplicación de órdenes superpuestos, resueltos con una afortunada dualidad de sobriedad y diversidad en su composición formal, a la que no es ajena el diestro empleo del ladrillo como material constructivo básico, si exceptuamos el zócalo pétreo que recorre el edificio bordeando la entrada principal, las alusivas veneras que decoran la fachada, el escudo de la ciudad soportado por dos niños que representan los ríos Bernesga y Torio, según modelo de la fuente de la plaza del Grano, y las cabezas de leones que flanquean el hueco del balcón en el frente a San Marcelo, que aparecen inexplicablemente invertidos.
En cuanto al equipamiento del edificio intervinieron: en decoración la casa Gargallo (Gijón); en carpintería Miguel Pérez; pintura, Nicolás de la Puente; bronces, Orueta (Madrid); instalaciones eléctricas, timbres y teléfonos, la casa Moro (Madrid); parquets, José González (Madrid) y Echevarría (Bilbao); calefacción y saneamiento, Barbeyto y García (Madrid); mosaicos, Mensaque Hermanos (Madrid); cerrajería, Nieto (Madrid); mobiliario, casa Piquero (Madrid); fumistería, Cañameras (Barcelona); aparatos de luz, Terán (Madrid); herrajes, lunas y demás cristales, Comercial Industrial Pallarés (León); cristalería artística, sucesor de Bolinaga (León).

Plano Casino de León

Fuente:
Colegio de Arquitectos
Diario de León

4 respuestas a «Casino de León»

Hola buenas! Un gran comentario sobre este edificio. Me gustaría saber de dónde has sacado la información y si habría alguna forma de que pudieses mandármela o explicarme dónde conseguirla, ya que estoy realizando un trabajo sobre el Casino.
Gracias! Un saludo 🙂

Hola.
Muy ilustrativo este artículo, al que he llegado buscando información sobre el arquitecto Gustavo Fernández Balbuena.
Una pregunta: ¿se sabe quién es el autor del relieve con el escudo que figura en la torre? ¿Tendrías alguna foto donde se viera con más detalle?

Gracias por tu atención y por tu artículo.

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