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Calle Juan de Malinas

Calle Juan de Malinas

Calle Juan de Malinas placaDe vuelta al barrio de La Chantría, superado aquel antiguo panorama de prados y casas aisladas, nos encontramos en la calle Juan de Malinas, cuyo recorrido se prolonga desde la Avenida de Fernández Ladreda hasta la calle Campos Góticos. Les hablamos de una calle ancha, recta y de mediano trazado, convertida en una de las arterias más relevantes, urbanísticamente hablando, del abanico de vías que surgen por el lado derecho de la «todopoderosa» Fernández Ladreda.
El mismo inicio marca su pujanza en el alto edificio que, en la acera izquierda, constituyó en su día todo un punto de referencia para un entorno de connotaciones campesinas. A partir de ahí, significada por una corriente de tráfico que busca por este ramal su salida al Paseo del Parque, queda configurada por una mezcla de estilos y viviendas. Aún perviven algunos de los primitivos chalets, reemplazados poco a poco por edificios más altos y actuales. Cerca de su final aparece, a modo de importante residuo urbano, un llamativo bloque de viviendas, rematando la perspectiva de la calle la silueta del campo de fútbol del cercano CHF.
En cuanto a su denominación, dedicada al extraordinario imaginero de origen belga, fue impuesta el día 16 de marzo de 1963. En dicha fecha y siendo alcalde José Martínez Llamazares, se dio lectura en el Ayuntamiento a la propuesta de denominación de distintas calles de ciudad, que por entonces carecían de ella. La paralela a la que se bautizó con el nombre de Monseñor Turrado, con entrada por la Avenida Fernández Ladreda y salida al campo, se llamaría a partir de entonces «Juan Malinas».A mediados del siglo XV León era el tercer gran foco artístico de la época, estando en obras la Catedral, San Isidoro y la iglesia de Nuestra Señora del Mercado, lo que propició que muchos artistas y artesanos se avecindaran en nuestra ciudad. Así, entre otros destacados nombres, el famoso Diego Copín llegaba a nuestra ciudad para dejar su impronta artística en el templo catedralicio.
Y es que el cabildo había acordado, según resolución tomada el 16 de julio de 1464, la realización de un coro en magnífico nogal negro traído del Bierzo. El maestro holandés Copín comenzó a trabajar en el coro catedralicio, acompañado por otra serie de artesanos como Fadrique, Jusquín, Solís y Alfonso Ramos, hasta realizar una de las obras de arte más importantes de la centuria, tanto por la pureza de su estilo gótico como por la esmerada ejecución.Pues bien, la mayoría de historiadores, siguiendo la teoría de M. Gómez Moreno, atribuyen la autoría de la sillería del coro  a Juan de Malinas.
Este imaginero flamenco, seguramente formado en los grandes centros artísticos de Burgos y Toledo, apareció por primera vez en León hacia el año 1464, incluyéndose en la nómina de artesanos que trabajaban entonces en la Catedral.
Por documentos de la época sabemos que Juan García, representante del cabildo en dicha obra, pagó a Juan de Malinas, en el mismo 1464, la cantidad de seis cargas de trigo.
A pesar de no quedar reflejado que Malinas fuese imaginero, lo cierto es que la sillería se talló en estilo flamenco y, en aquellos años, no consta la presencia de otro artista de esa procedencia que no sea el propio Juan de Malinas.
En 1467 nuestro protagonista recibió un aumento de sueldo, pues además de las habituales cargas de trigo percibe ochocientos maravedises para ayudar a pagar la casa en que vivía, propiedad del cabildo.
Se le cita en el Libro de Rentas como imaginero, haciéndose referencia a su domicilio, en los Cardiles, con un alquiler de 522 maravedises leoneses viejos.
Seguramente era un hombre ya mayor cuando se afincó en León, pues apenas once años más tarde, en 1475, fallecía en nuestra ciudad.
No conocemos muchos más datos acerca de este escultor de refinada calidad y extraordinario talento, procedente sin duda alguna de la ciudad flamenca de Malinas, a pesar de no haberse encontrado en el censo los datos que lo prueben de forma definitiva.
Tampoco es necesario saber mucho más sobre su trayectoria vital, pues nos basta con contemplar su riquísima obra en la Catedral, plena de formas delirantes e imágenes piadosas y sugerentes. Toda una declaración de los principios artísticos de Juan de Malinas, un hombre de alma gótica y genialidades renacentistas.

Calle Juan de MalinasFuente: Diario de León

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