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Calle Gil y Carrasco

Calle Gil y Carrasco

Calle Gil y Carrasco placa

La calle que en tiempos pasados fue conocida sencillamente como Prolongación de Alfonso V, varió su denominación para llevar hoy en día el nombre del más popular de los escritores bercianos, Enrique Gil y Carrasco. Está ubicada en pleno centro de la ciudad de León y sin duda es una de las más populares. Tiene un recorrido no demasiado extenso, que parte de Ordoño II para terminar en la Plaza de las Cortes Leonesas. Por cierto, esta vía, ultimada en el ano 1927 al construir las casas que hacen esquina a Burgo Nuevo, es sin discusión una de las más comerciales de la capital. Y paseando por ella, aparte de echar un vistazo a los numerosos establecimientos comerciales que aquí abren sus puertas, podemos evocar al romántico escritor de origen berciano Enrique Gil y Carrasco.

Nacido en Villafranca del Bierzo el día 15 de julio del año 1815, a la edad de ocho años se trasladaba con su familia a Ponferrada, donde su padre ejerció como Administrador de Rentas Reales. Enrique estudiaría en el Colegio de los Agustinos, en el que permanecería hasta los trece años de edad, y después en Vega de Espinareda y Astorga. En el año 1832 comienza la carrera de Leyes en Valladolid. marchando posteriormente a Madrid y tomando contacto con el grupo de poetas románticos. Comenzaba entonces su prometedora carrera como escritor publicando versos de enorme intuición y delicadeza, destacando la «Elegía a la muerte de Espronceda» que fue leída ante la tumba del gran poeta. Aparte de colaborar en El Correo Nacional y en el Semanario Pintoresco Español, donde se le llegó a considerar el más destacado de los críticos literarios en Madrid. Enrique fue nombrado, en el año 1840, ayudante del director de la Biblioteca Nacional. Para entonces su vida ya había sufrido importantes contrariedades. En 1837 morían su padre y su novia Juana Baylina. Y en 1839 él mismo contraía una enfermedad tan de la época como la tuberculosis, que acabaría por llevarle a la tumba. Antes, gracias a la literatura, había conseguía superar esa serie de disgustos, publicando en 1840 «El Lago de Carucedo» y en 1842 «Bosquejo de un viaje a una provincia del interior«, una descripción completa de la historia y bellezas del paisaje berciano. Pero su obra más famosa será «El Señor de Bembibre«, escrita en el año 1843 y considerada de manera unánime como la mejor novela histórico-romántica española.
Con el trasfondo de la desaparición de la Orden del Temple, en ella se narran las disputas amorosas que mantienen don Alvaro Jáñez. señor de Bembibre, y el conde de Lemos, por la mano de la bella dama doña Beatriz de Arganza.

Dejaba en 1843 su trabajo en la Biblioteca Nacional para viajar a Berlín en calidad de diplomático, lugar donde hace amistad con el célebre naturalista Alexander de Humboldt.
En la capital alemana permanecería menos de tres años, pues la enfermedad cortaría de raíz su espléndida carrera. Allí moría, a causa de la tuberculosis, el 22 de febrero del año 1846. Darante mucho tiempo se pensó que sus restos descansaban bajo el célebre muro de Berlín, hasta que el estudioso francés Jean Louis Picohe, despues de una profunda investigación sobre la vida del escritor, demostró que Gil y Carrasco estaba enterrado en el cementerio de Santa Eduvigis, cerca del muro.
Una vez establecido este importante dato, el 10 de mayo de 1987 sus restos mortales fueron traídos y depositados en la iglesia de San Francisco, de su Villafranca del Bierzo natal. Para realizar el traslado se contó con la ayuda del embajador español en Alemania, y resultados especialmente importantes y efectivas las gestiones realizadas por doña Marita Halffter. esposa del ilustre compositor radicado en El Bierzo.
En Ponferrada se recuerda a Enrique Gil y Carrasco en la conocida estatua que levantó el coruñés José Juan González, autor de muchas de las tallas de la Semana Santa ponferradina, donada por el Centro Berciano de Buenos Aires e inaugurada el 10 de octubre de 1926.
Conocida popularmente como la «Carrasca», se ubica frente al Parque del Plantío. Pero su mejor recuerdo ha quedado presente en la biografía que su hermano menor, Eugenio Gil y Carrasco, publicó con el título de «Un sueño», en 1855:

«Quizá, al pasar un ángel solitario te cubrirá con su ala virginal… Si caes, envolverá frío sudario tu forma vaporosa y celestial».

Calle Gil y Carrasco

Fuente:
– Diario de León

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