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Calle de Churruca

Calle de Churruca

Calle de Churruca placaLa calle «F» de La Puentecilla era el nombre con que se conocía a esta vía sita en el barrio de La Chantría. Recta y de mediano trazado, comienza en Alcalde Miguel Castaño en su entronque con la calle La Puentecilla, para concluir en Fernández Ladreda. No cabe duda de que el nombre de las placas callejeras, aparte de la pura anécdota, entraña cierta reflexión y en muchos casos desconocimiento. Su denominación refleja páginas de la historia o, en muchos de los casos, la vida de personajes tan destacados como el militar y marinero hoy protagonista.
¿Es posible encontrar dentro del callejero una calle que compagine aires marítimos con ecos de un deporte tan popular como el fútbol? Pues hemos de afirmar que existe al día de hoy una calle en León que lleva el nombre de un marinero tan señero como Churruca. Una calle, por cierto, cuyo trazado acompañaba en tiempos pasados a un graderío del recordado y ya desaparecido estadio Antonio Amilivia, donde tantas emociones hemos vivido los aficionados al equipo leonés: esa «Cultu» que merece, tanto por tradición como por afición, ascender unos cuantos peldaños en el escalafón.
Hablando del presente, la calle deja en su inicio y final un par de modernos bloques de viviendas que, de alguna manera, han venido a sustituir al solar que ocupaba el campo de fútbol. Contrariamente, la acera izquierda permanece al igual que antaño, ocupada por todo un lateral del antiguo Laboratorio Pecuario Regional de la Junta.
Sería en mayo de 1967 cuando el ministro de Agricultura, Adolfo Díaz Ambrona, acudía a la inauguración del Laboratorio Pecuario Regional del Duero, siendo acompañado por las autoridades locales y el director señor Pedruelo. Construido por la Diputación, estaba en funcionamiento en Valladolid, pero la importancia ganadera de nuestra provincia aconsejaría su traslado a León. Estuvo inicialmente instalado en el que es ahora edificio de la Institución Fierro, en las llamadas Escuelas de la Reina, hasta el establecimiento en esta ubicación en 1966. Posteriormente en el año 2007 este edificio tambien seria abandonado pasando su nueva ubicacion a las modernas instalaciones creadas en Villaquilambre.

Nacido en Mutriku, Guipúzcoa, el 27 de septiembre del año 1761, hijo del alcalde de la citada villa, Cosme Damián Churruca y Elorza iniciaba a los 11 años de edad la carrera eclesiástica en el Seminario Conciliar de Burgos, siguiendo el deseo de sus piadosos padres. Allí aprendería Gramática y Humanidades y concluidos sus estudios, volvería a casa de sus padres en solicitud de su venia para emprender la vida de marino. El 15 de junio de 1776 ingresó en la Academia de Cádiz como guardiamarina, a la temprana edad de 15 años, graduándose en la Academia de Ferrol en 1778, donde había adquirido ya fama como astrónomo y estudioso de geografía. Su ascenso a Alférez de Fragata fue el premio por sus brillantes estudios, sobresaliendo entre todos sus compañeros.
A partir de entonces iniciaría una existencia aventurera que le llevó hasta el estrecho de Magallanes con la fragata «Santa María de la Cabeza», siendo su cometido el de trazar cartas de las costas y puertos, así como informar sobre las condiciones de navegación en la ciudad de Lima. Posteriormente intervendría en el sitio de Gibraltar de 1782, siendo nombrado agregado del observatorio de Cádiz en 1787. A comienzos del XIX, en 1802, Churruca dirigió una expedición para realizar el atlas marítimo de América del Norte.
Fruto de todos sus viajes fue la serie de obras que publicó sobre temas marineros de su época, iniciándose con un Diario que recoge su periplo al peligroso estrecho de Magallanes. Otros de sus escritos son: Treinta y cuatro cartas esféricas y mapas geométricos; Carta esférica de las islas Caribe de Sotavento; e Instrucción sobre punterías.

Churruca_retrato

El 21 de octubre de 1805 nuestro hombre se hallaba en Trafalgar al mando del navio San Juan Nepomuceno, de 74 cañones y 683 hombres. Durante la batalla una bala de cañón le arrancó la pierna derecha, derribándole al suelo. Sin inmutarse, Churruca desenfundó su espada mientas metía el muñón de su pierna en un saco de serrín, al tiempo que comentaba: «¡Señores, esto no es nada, sigan el fuego!». Instantes después, el heroico Churruca expiraba sobre cubierta.
Entre los cinco barcos españoles que sobrevivieron a la batalla se encontraba el San Juan Nepomuceno. Su navío fue remolcado a Gibraltar por los ingleses, siendo uno de los pocos que pudieron enseñar los británicos como trofeo del combate.
Durante muchos años lo conservaron, manteniendo la cámara del comandante cerrada y con una lápida en que se leía el nombre de Churruca en letras de oro, y si algún visitante pretendía entrar, se le advertía que se descubriera para poderlo hacer, como si aún estuviera presente don Cosme Damián Churruca y Elorza, brigadier de la Real Armada Española, muerto a flote del navío a su mando.
Fue nombrado Almirante a título póstumo, y en su recuerdo su sobrino recibió el título de Conde de Churruca. Los hechos de los que fue protagonista, así como su propia figura, fueron novelados por Benito Pérez Galdós en Trafalgar, primer título de sus Episodios Nacionales.
En su villa natal de Mutriku se alza una estatua a su memoria, así como en Ferrol, donde un sencillo monumento recuerda su paso por la Academia, y en San Fernando, donde hay una lápida colocada en la tercera capilla Oeste del Panteón de Marinos Ilustres.

Calle Churruca en León Calle Churruca en León

Fuente:
-Diario de León
-Wikipedia

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