Calle Cuesta Castañones

Durante el reinado de Alfonso XI, que gobernó hasta mediado el siglo XIV, se construyó la llamada «Cerca nueva», quedando así protegidos los nuevos barrios de San Martín, el Mercado y parte del de San Marcelo, extendiéndose desde la llamada Torre de los Ponce hasta el conocido Palacio de los Guzmanes. Entre las diversas puertas que se abrieron hubo una que, con el nombre de Puerta de Moros y luego Arco de Santa Ana, se ubicaba donde se encuentran en la actualidad las calles de Santa Cruz y los Castañones.
Hoy vamos a hablar de una de estas calles, la que en tiempos de la numerosa judería que habitaba la zona se conocía como del Misteo o Mercadillo, por alusión al mercado que se celebraba en la llamada Plaza de Santa María del Camino o más popularmente del Mercado. Luego pasaría a denominarse Cuesta de Castañón, pluralizando más tarde el nombre y pasando a conocerse simplemente por el término de los Castañones.
Como es lógico pensar, el nombre corresponde al apellido de la gran familia de los Castañones, con larga historia en la ciudad y que tenían en este lugar su casona solariega, aunque se halla perdido todo vestigio de la misma. Se inicia la vía en el entronque de las calles Santa Cruz, Misericordia y la pequeña Plaza de Riaño, terminando en el cruce con la calle Corta y la Cuesta de Carbajalas.
El que en sus denominaciones anteriores ya apareciera como «cuesta», puede dar una idea de su dibujo en pendiente. Efectivamente toda ella va en subida, siendo una de las calles más pronunciadas y típicas del viejo León. La fuerte pendiente va derivando levemente la calle hacia su lado derecho, mientras que a media altura el lado izquierdo se ensancha considerablemente. Así hasta encontrar la vieja casa que, en la cima dé la cuesta, se encara desafiante ante el popular «Barrio Húmedo» que domina. Su predominante posición no ha pasado desapercibida para las aves y cigüeñas que en su cima han plantado los nidos.

Se cuenta que allá por el lejano año de 1315 vivía en esta calle don Pedro Castañón y Altovar, el primero de una casta de hidalgos que llevarían muy lejos su apellido en la rancia y gloriosa historia leonesa. Tuvo este ilustre caballero su casa solariega en esta calle y por sus destacados hechos recibió dones y bienes. Sancho IV le otorgó el señorío de Campo de Solillo y la encomienda de la villa dé Altobar, Altobar de la Encomienda. También Alfonso XI le premiaría con un destacado puesto en el Concejo de la ciudad.
Así se hizo famosa aquella «Cuesta de Castañón», siendo personajes muy destacados los descendientes de tan ilustre familia. En 1404 tenemos a don Juan Castañón y Osorio, procurador en Cortes durante el reinado de Enrique III y ocupando, por el rango y privilegio que correspondía a León, el segundo lugar en aquellas magnas asambleas.
Algunos años más tarde aparece otro Castañón, don Ramiro Castañón y Álvarez, actuando como juez en el año 1434, durante la celebración, del «Paso Honroso» que sostuvo don Suero de Quiñones. En 1601 es don Francisco Castañón, el regidor más antiguo de la ciudad, quien recibe al rey Felipe III y a su esposa doña Margarita de Austria en su visita a León. Durante el primer cuarto del siglo XVIII encontramos a un tal don Diego González Castañón, como prior en San Marcos. Y en 1808, destacado como regidor perpetuo y diputado por León, a don Manuel Castañón.
Sería interminable la lista de «Castañones» destacados e imposible de desarrollar en estas líneas. Por ello hemos dejado para el final a otros dos personajes sobresalientes: Fernando Castañón y Villafañe, casado con la ilustre dama Brianda de Olivera, y a cuya familia confió el rey Felipe IV su hijo bastardo Juan José de Austria. Y finalmente a Federico Castañón y Lorenzana, ilustre militar que participó en innumerables batallas durante la Guerra de la Independencia.

^{Fuente: Diario de León}