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Teatro Emperador

Teatro Emperador

Por cronología, tamaño y pompa, la construcción del Teatro Emperador culmina la expansión de la empresa que monopolizó la exhibición cinematográfica en la ciudad, y por ende la representación de teatro, hasta el comienzo de los años 70 del siglo XX. El «cine», como principal actividad de relación social en el período que va desde la guerra hasta la generalización de la televisión y las discotecas, dejó a la ciudad un importante legado, compuesto por un nutrido número de notables edificios destinados a la reunión pública, la mayoría hoy demolidos o dedicados a otras actividades, que hasta finales del siglo XX han constituido el principal equipamiento urbano a estos efectos.
Los albores del edificio debieron ser procelosos como atestigua la documentación de la Licencia de Obras. Hay un primer Proyecto de diciembre de 1946, firmado por Manuel y Gonzalo de Cárdenas, que ocupa únicamente la mitad oriental de la parcela y plantea una función exclusivamente cinematográfica, con una capacidad de 1.378 espectadores (882 en el patio de butacas y 496 en el anfiteatro) que acceden de forma segregada, llevando al límite la estratificación por clases imperante en las salas de cine mediante la asignación de zonas según el precio de las butacas.
En febrero de 1947 se presenta una solicitud de «vaciado y sostenimiento de tierras» que incorpora un único plano de cimientos donde se anticipa una nueva distribución que ya se extiende a la totalidad de la manzana. Con escasa dilación aparece el documento completo del Proyecto que define un gran edifico, complejo desde el punto de vista funcional, pues a los usos de concurrencia pública se suman los residenciales y terciarios. La sala se convierte en polivalente, para representación teatral y proyección cinematográfica, con una capacidad prácticamente igual a la inicial, 1.367 plazas, distribuidas del modo siguiente: 670 en el patio de butacas, 264 en el entresuelo, 383 en el anfiteatro o «gallinero», y 50 en 10 palcos.

 

Teatro Emperador - plano
Teatro Emperador – plano

El proceso acaba con un cuarto Proyecto, de fecha diciembre del 49 y al que se suma la firma del arquitecto local Francisco J. Sanz, para la ampliación de dos pisos en el torreón del chaflán «cumpliendo con el deseo expresado por el Excmo. Ayuntamiento de León de que se diese al Teatro en construcción en la calle Independencia mayor empaque y altura que hermosease la plaza…»
La ubicación urbana es muy coherente, pues con la manzana vecina forma una cuña de equipamientos públicos (Conservatorio, Biblioteca, Correos, Dispensario, etc..) que resuelve el acuerdo geométrico entre la trama ortogonal del Ensanche y la cerca medieval. Como ya se ha señalado, el chaflán tiene gran relevancia como fondo del primer tramo de la calle Independencia y plano de articulación de la posterior bifurcación. En la planta contrasta la forma en herradura de la sala, insertada en el centro, con el perímetro poligonal, similar a un ataúd. La sintaxis entre ambas geometrías libera en las esquinas unas zonas que se ocupan con edificios de pisos, destinados a los usos terciarios o residenciales, independientes entre sí.
Por su carácter polivalente, la organización de la sala viene condicionada por el casi imposible compromiso entre las exigencias propias del teatro, que aconsejan una disposición focal de la platea frente al paralelismo de las butacas con la pantalla, consustancial a la proyección de cine.
En esta disyuntiva, los autores se decantan por la función dramática adoptando la forma de herradura, típicamente teatral, aunque intentan corregir las desventajas para el espectáculo cinematográfico con el alineamiento de las filas de butacas en el entresuelo y el anfiteatro. Paradójicamente, el escenario es raquítico, de 13 m de ancho, 10 de fondo y una reducida altura libre. En suma, un receptáculo insuficiente para cualquier tipo de representación. Por lo demás, la distribución es convencional, con la sala en el cogollo del edificio, envuelta por los elementos de servicio y comunicación -horizontal y vertical- dimensionados según las exigencias normativas aplicables a los locales de reunión pública.
La imagen externa, perfectamente simétrica, busca enmascarar la diversidad interna. Los huecos que corresponden al teatro adoptan formas domésticas que funcionalmente pueden resultar inapropiadas, en favor de una asimilación con los vanos que sirven a los usos residenciales o terciarios. A partir de este criterio, el lenguaje arquitectónico elegido es el predominante en la época, un neohistoricísmo imperial, simétrico, severo, bien proporcionado y moderadamente ornamentado en puntos singulares.
Las fachadas se fragmentan en las tres bandas clásicas. El zócalo, de una planta, se asocia íntegramente al uso cinematográfico y teatral. En los tres lados principales se remata con sendas marquesinas para resguardo del público congregado en la calle. La franja central se compone en vertical, disponiendo los huecos en varias series de columnas, una para cada zona identificable de los alzados. Las cajas de escalera se iluminan con un hueco rasgado, velado por una celosía moldeada in situ, que acentúa la verticalidad, a la vez que da un contrapunto ritmado a la uniforme generalidad. En el cuerpo bajo, la cornisa se forma con el faldón amansardado de la cubierta, acabado en pizarra, según la moda neoherreriana, y con buhardillas que establecen una referencia con la composición de huecos en el paramento inferior. En la torre del chaflán la cornisa se desdobla en dos plantas enmarcadas por potentes líneas de molduraje y coronadas con un pináculo, del mismo sabor neoherreriano. La fachada trasera tiene muchas concomitancias con el cine Trianón lo que induce a otorgar mayor peso del reconocido a la aportación de Sanz. Este frente se concibió en la errónea idea de que el solar colindante, de titularidad pública, fuera dedicado a zona ajardinada. El interior de la sala conserva prácticamente intacto el estado original y representa todo un compendio del ornamento que finge una nobleza material ficticia a base de «la decoración de escayola, los tonos calientes, los elementos dorados, los cortinajes y las alfombras».

Teatro Emperador - boceto
Teatro Emperador – boceto

Fuente: Colegio de Arquitectos

2 respuestas a «Teatro Emperador»

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