Calle Guillermo Doncel

Antes de entrar en detalles urbanos concernientes a la calle de hoy, no podemos por menos que hacer un alto para referirnos al apellido Doncel, que han merecido nuestra atención y sobre el que pasamos a aportarles algunos datos. Porque «doncel» era el nombre que a comienzos de la Edad Media se daba a los hijos de reyes y señores. Andando el tiempo y una vez llegado el Renacimiento, se designaba con dicho término a los jóvenes elegantes y pertenecientes, por supuesto, a lo más florido y selecto de la sociedad de la época. Pero bueno, sin entrar en más detalles, sólo añadiremos que «doncel», en la terminología botánica, es sinónimo del ajenjo común.
Realizada esta breve referencia, a modo de simple curiosidad, diremos que nos encontramos en el barrio de Las Ventas, en la calle A del mismo y que mantuvo dicho nombre hasta el mes de noviembre de 1935, cuando una reforma en la rotulación de la ciudad dispuso su nueva denominación como calle del Arroyo. Años más tarde perdería este apellido para tomar el ya definitivo de Guillermo Doncel, en homenaje al magnífico escultor y tallista del siglo XVI.
La calle comienza en la avenida de Mariano Andrés, en un breve y pronunciado descenso hasta el cruce con la calle 19 de Octubre. Desde allí, y haciendo un pequeño giro a la izquierda, continuará en línea recta para morir en el propio muro que limita el discurrir del ferrocarril de vía estrecha. Por cierto, su final se ve «decorado» por el cercano parque que sirve de oxigenante pulmón a San Mames. Es en esta segunda parte donde las viviendas son más modernas, tanto en estética como en altura.
¿Cómo recalaron en nuestra ciudad aquella veintena de magníficos artistas, entre los que se cuentan personajes de la talla de Juan de Juni, Juan de Badajoz, el artífice Pedro de Valderas, el pintor Alfonso de Mayorga y nuestro protagonista, el imaginero Guillermo Doncel?. Evidentemente, las nuevas obras y monumentos se multiplicaban en León y, para hacer más fácil su estancia, todo este grupo contó con la protección decisiva de una de las más destacadas damas capitalinas: doña Catalina Pimentel. Hija de don Alonso Pimentel y esposa de don Claudio de Quiñones, embajador de Felipe II, se erigió en gran benefactora de una generación de creadores que han dejado huella indeleble en nuestra ciudad.
La presencia de Guillermo Doncel en tierras leonesas se detecta en 1543, cuando talló el retablo de la iglesia del Salvador, en Valencia de don Juan. Posteriormente colaboraba con Juan de Angers, otro importante arquitecto de la estética renacentista, en el monasterio de San María de Tríanos, ubicado apenas a 5 kilómetros de Sahagún. Fundado por Tello Pérez de Meneses a finales del siglo XII, acogería a una floreciente comunidad de dominicos dedicados a la enseñanza de Humanidades. Tras un prolongado período de decadencia, su final se produjo durante la desamortización llevada a cabo por Mendizábal en 1835. Sin embargo, el Boletín Oficial del Estado correspondiente al día 15 de junio de 1999 publicó una resolución de la Juan de Castilla y León por la que se acordaba la apertura del expediente de Bien de Interés Cultural para los restos del vetusto monasterio de Tríanos.
Pero la obra cumbre de Guillermo Doncel en León debemos buscarla en el imponente edificio de San Marcos, cuya ejecución decidió el mismo Fernando el Católico. En los medallones de la fachada, auténtico portento iconográfico, trabajó mano a mano con Juan de Juni, completando un conjunto de retratos históricos y mitológicos que asombran por su depurada maestría. También el coro de San Marcos, realizado entre 1537 y 1543, es obra de Doncel, esculpiendo una sillería coral que se cuenta entre las más bellas de España por su extraordinario valor plástico. Además, labró las puertas de la sacristía y las del claustro del templo catedralicio, dejando su sello personal en la más valiosa de las joyas capitalinas. Afincado entre nosotros hasta el año 1556, la extraordinaria figura del Guillermo Doncel se pierde en los intrincados vericuetos de la historia, aunque su aportación al patrimonio artístico le hace merecedor al recuerdo que se perpetúa en la calle bautizada con su nombre en el barrio de Las Ventas.

Fuente: Diario de León