Calle el Cid
Calle larga y bastante desigual en su trazado, pero repleta de historia en sus variopintos monumentos y establecimientos de legendaria memoria. Lamentablemente, hoy en día se presenta muy desfigurada a causa de los caprichos del hombre y las transformaciones urbanas sufridas. Desde su inicio en la calle Ancha, antes Generalísimo, hasta la conclusión en la plaza de San Isidoro, rezuma tradición y clasicismo por todos los lados, a pesar de que hayan desaparecido algunos de los edificios que la dieron prestancia y vida. Ostentó antaño los nombres de Santisidro y Recoletas, hasta recibir el del Cid porque cuenta la leyenda que tuvo un palacio y vivió en esta calle el mítico guerrero. No obstante, hemos de reconocer que también pudiera llamarse del Jardín Romántico, del Cuartel, de Ángel Barja, de la Audiencia, de Guzmán el Bueno, etc, etc, porque está llena de recuerdos relacionados con distintos personajes de nuestra historia pasada y presente.
Nos encontramos, como decimos, en una de las vías más típicas del viejo León. Nada más iniciarse lo haremos por un trayecto peatonalizado, si bien se sufre el susto de algún vehículo que interrumpe y sobresalta a los peatones, en la que generalmente es una calle relajada y tranquila.
Unos pasos más allá en nuestro grato recorrido aparece otro pequeño rincón de características muy similares al anterior, significado por una moderna y sencilla farola que sirve de adorno sobre su pedestal. Un aditamento urbano instalado a raíz de la peatonalización de la calle. Algo más adelante, justo enfrente de la parte final del jardín, se halla el edificio que a principios de siglo levantara Manuel de Cárdenas, siguiendo los modelos neomudéjares que representa la arquitectura de ladrillo visto, en tonalidad rojiza. Aquí se ubicaron las Escuelas Municipales de la ciudad, conservándose dos cartelas que servían para diferenciar las aulas e instalaciones correspondientes a los «niños» y las «niñas».
En nuestros días y unida a las escuelas se halla la actual Audiencia Provincial, sacrificando para ello y en 1945 la que fue casona de la familia de los Ceas, ilustre y aristocrático linaje leonés del siglo XVI. Hacia 1894 la mansión se destinaba a Beneficencia Pública, luego a Escuela de Magisterio e incluso cuartel de la Guardia Civil. Quienes la conocieron comentan que su portada era sencilla, destacando el patio interior de esbeltas columnas y capiteles, y la escalera que llegaba a la planta superior con grandes salas de meritorio artesonado y paredes estucadas. Sobre el solar que ocupaba la casona había un palacio en el siglo XI perteneciente a la familia de los Guzmanes. La tradición sitúa en este lugar el nacimiento del héroe leonés Guzmán el Bueno, e incluso así lo certifica una placa que colocó nuestro Ayuntamiento hace unos años. Sobre su exacta ubicación existe mucha confusión, pues diferentes autores relacionan aquel palacio con el solar de las Escuelas Municipales. Asimismo cuenta la leyenda que el Cid vivió en estos lugares, y de ahí el nombre de la calle, en la casa que fue de don Pedro de Guzmán, frente a la actual Basílica. La narración añade que salió del palacio para casarse con doña Jimena, hija del conde de Oviedo don Diego Rodríguez y su mujer Cristina, además de sobrina del rey Alfonso VI, en la memorable fecha del 19 de julio del año 1074. Vivieron durante algún tiempo en la capital ovetense, regresando más tarde a León, ciudad donde nació su hija Sol. No por conocida resulta menos apasionante la vida de Rodrigo Díaz de Vivar, cuya fama legendaria ha llegado a interesar a la industria cinematográfica. Baste con recordar la espléndida película en la que el actor Charlton Heston encarnaba al guerrero castellano, nacido en las cercanías de Burgos. Armado caballero a los 16 años e integrado en la corte de Fernando I, sería nombrado Portaestandarte del infante Sancho cuando ascendió al trono. También sirvió al rey Alfonso VI, tras exigirle el juramento de no haber participado en el asesinato de su hermano Sancho II. Capitaneando un ejército de musulmanes, tributario de Alfonso, participaría en distintas campañas por tierras andaluzas, llegando incluso a sublevarse contra la autoridad real. El mayor éxito militar del Cid Campeador, prototipo del caballero castellano, fue la conquista de Valencia en el año 1094. Poco más tarde, en 1099, moría Rodrigo Díaz de Vivar.
Pero de vuelta a nuestra calle protagonista, en el edificio de la Audiencia Provincial estuvieron hasta 1992 los juzgados 1, 2 y 3, trasladados en ese año al nuevo complejo del Paseo Sáenz de Miera. Encajada en la fachada puede verse la hermosa portada que se conoce como Puerta de la Reina, construida a mediados del siglo XVIII para la que fuera Real Fábrica de Hilados. En dos medallones se representan las efigies del rey Fernando VI y su esposa doña Barbara de Braganza, flanqueados por las figuras del Comercio y las Bellas Artes.
Con esta evocación hemos completado una página más del gran libro de nuestra ciudad. Finaliza así una calle con muchos años de raigambre a sus espaldas y evocadora de tantos motivos y monumentos, algunos tristemente desaparecidos, que la dieron vida. Estamos en la plaza de la Basílica isidoriana, otra de las grandes joyas locales, y allí, junto al monumento que levantara José Luis Fernández en abril de 1999, despedimos con las tradicionales «cabezadas» nuestra visita a esta calle.
5 respuestas a «Calle el Cid»
Muy interesante, como siempre aprendiendo cosinas sobre nuestros rincones en León.
Saludos, Irma.-
Gracias por tu comentario Irma
Yo tenía entendido que la reina cuya imagen adorna la Puerta de La Reina es Doña Bárbara de Braganza. Un saludo.
Tienes toda la razón, lo corrijo.
Viví en la plaza del Cid durante siete años; recorri la calle muchas veces y oi ,tambien muchas veces, tocar y cantar aquello de BURGOS BURGOS 36. En la casa en la que viví hay hoy dia una placa que dice que en el solar de esa casa, en una casa, vivio doña Jimena, esposa del Cid. Siempre llamé calle del Cid a la calle que va desde San Isidoro a la calle Ancha. En ella habia variios bares: la viña H, el Laureano, la bodega y algunomás.