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Calle Cabeza de Vaca

Nuestra primera obligación es situarnos en la exacta ubicación de la calle de hoy, pues resulta probable que muchos leoneses desconozcan su verdadera situación y, por ello, acaben asociando las dos palabras que conforman el rótulo callejero, Cabeza de Vaca, con la testuz armada de cuernos de ese mamífero y rumiante que es la hembra del toro. Antes de nada, ¿a qué Cabeza de Vaca se refiere la calle? Digamos en principio que este callejón, sin salida durante muchos años, fue la Travesía de la Presa de los Cantos, hasta adquirir su definitiva denominación. De pequeño trazado, tiene su inicio en la calle Daoiz y Velarde, terminando en una mínima y durante muchos años inconclusa plaza que mira a las calles Santo Tirso y Reino de León. La vía condensa en su diminuto trayecto urbano la evolución de esta barriada que exporta a la ciudad, día a día, cada vez más auge tanto de población como de carisma. Nos explicamos; una buena característica de este término la encontramos en las viviendas impares, casi todas ellas de mediana altura y que evidencian en sus casas finales el deterioro propiciado por la dejadez y el paso del tiempo. Enfrente, a dos pasos de lo anteriormente citado, pues tampoco es de gran altura, encontramos el barrio moderno, resumido en un solo bloque que se equipara en altura a lo anterior. Un edificio que respeta la alzada común al entorno, al tiempo que aporta una estética cuidada y moderna, reafirmada por la pequeña nota verde que aparece en Santo Tirso.
El linajudo escudo de los Cabeza de Vaca, de tanto arraigo leonés, figura en muchos lugares de la ciudad. A mediados del siglo XV, entre 1448 y 1459, encontramos a don Pedro Cabeza de Vaca como obispo de nuestra diócesis. A él se deben, entre otras muchas cosas del primer templo capitalino, la capilla de Nuestra Señora del Carmen, o la inscripción que fechada en 1456 figura en la puerta central de la Catedral, pudiéndose leer en la misma las indulgencias que nuestro obispo concedía a los devotos de la Virgen Blanca.
Otro de los personajes que llevó tan distinguido apellido fue don Diego Cabeza de Vaca, fundador en 1572 del desaparecido monasterio de Santo Domingo, en el mismo lugar cuyo nombre lleva la más céntrica y transitada de las plazas leonesas. También se distinguió allá por los siglos XVI y XVII don Francisco Cabeza de Vaca Flórez Acevedo, canónigo catedralicio y promotor de la iglesia del convento de las Descalzas, en la actual calle de Cardenal Landázuri. Las monjas Descalzas llegaron a León el 11 de febrero del año 1605, por iniciativa de los canónigos don Francisco de la Calzada y don Pedro Quiñones. En 1696 don Francisco les donaba su propia casa, sita en la calle Arco de Ánimas, para edificar el templo que lamentable desapareció en el reciente 1969, aunque muchos ciudadanos aún recordarán el sencillo arco y escudo central, enfrente mismo del edificio que siempre conocimos como Casa de Socorro. En el siglo XVII sobresale don Francisco Cabeza de Vaca Quiñones y Guzmán, marqués de Fuente Oyuelo, del Consejo de Hacienda del rey Carlos II y Regidor de León, señor de la Casa e Iglesia de Villapérez, escritor y político. Fue autor de libro «Resumen de las políticas y ceremonias con que se gobierna la noble, leal y antigua ciudad de León, cabeza de su Reino», publicado en Valladolid el año de 1693.
Terminaremos este breve recorrido sobre tan ilustre apellido con otro de sus renombrados protagonistas, fallecido de modo sangriento. Nos estamos refiriendo a don Fernando Cabeza de Vaca, tesorero que fuera de la Catedral en el siglo XV. Enemistado con el obispo don Rodrigo de Vergara, fue invitado a comer en el Palacio Episcopal y acuchillado por la servidumbre de su antagonista. Los criados de don Fernando, que gozaba de muchas simpatías entre los leoneses, mataron a su vez a don Pedro, mientras el pueblo saqueaba y prendía fuego al Palacio Episcopal. Se dice que aquellos luctuosos hechos, acontecidos el 18 de junio del año 1478, tuvieron que ser sofocados por los propios Reyes Católicos.
Finalizaremos con un recuerdo para el llamado Palacio de los Ceas, propiedad de los Cabeza de Vaca hasta finales del siglo XIX en que fue cedido al Ayuntamiento, erigido en el solar ahora ocupado por la Audiencia Provincial y el grupo escolar de la calle del Cid. Desapareció en su totalidad en 1945 y con él, un poco de la historia de nuestra ciudad.

Fuente: Diario de León

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