Calle Donoso Cortés

La parcelación existente antes de llegar al Camino del Hospital, hoy calle de San Antonio, situada en la margen izquierda de la larguísima Avenida de Mariano Andrés, fue «bautizada» en la sesión celebrada el 8 de junio del año 1961, que era presidida por el entonces alcalde don José Martínez Llamazares. Allí se aprobaron los nombres que habrían de darse a dichas calles, recibiendo la de hoy el de Donoso Cortés.
Anterior a la más próxima al citado camino, tuvo antaño la denominación de calle de Don Mariano Andrés. En la actualidad nace en la gran avenida de idéntica denominación, concluyendo en desnivel que la separa de la que es calle Peñalba, con una buena perspectiva de los Hospitales. Es una de las vías más amplias, urbanísticamente hablando, de la Avenida de Mariano Andrés.
Tiene el consiguiente trazado ascendente tan característico de este lado izquierdo de la mencionada arteria, aunque es amplia y con un panorama de viviendas no demasiado ortodoxo. Así se mezclan, sin transición alguna, bloques de edificios con un aspecto actual y cuidado, de cinco y seis alturas, con las típicas y habituales viviendas de una sola planta, supervivientes del que fuera antiguo extrarradio capitalino. El conjunto procura una imagen urbanística que tiene absolutamente de todo,salvo uniformidad.
La recia Extremadura de 1809 soportaba a duras penas las invasión del ejército napoleónico. La familia Donoso Cortés, afincada en la localidad de Don Benito, procedía de la estirpe del conquistador de Méjico, Hernán Cortés. A pesar de su privilegiada situación económica, tuvieron que desplazarse y buscar refugio de los franceses al igual que el resto de sus convecinos. Y así, en el transcurso del viaje, nacía el 8 de mayo de 1809 y en el Valle de la Serena, un niño bautizado con los nombres de Juan Francisco María de la Salud. Tras cursar estudios en Salamanca y Cáceres, se desplazaría a Sevilla para completar Jurisprudencia. En la capital andaluza escribiría sus primeros dramas, además de asistir a las tertulias literarias, costumbre que no abandonaría en el resto de sus días. Tras terminar la carrera se instalaba en Madrid, donde tuvo amigos como José Zorrilla y Larra. Juan Donoso Cortés contrajo matrimonio con Teresa Carrasco en 1830, a la que cinco años más tarde había perdido, al igual que su hija.
Después de ejercer la abogacía en el bufete de su padre, hacia 1832 Donoso Cortés ingresaba en la Corte para representar un destacado papel en la política de la época. Buena prueba es su «Memoria sobre la situación actual de España», de enorme repercusión pública, donde fustiga con dureza al entonces emergente bando carlista. Elegido diputado por Badajoz y más tarde por la provincia de Cádiz, sería llamado a integrar el gabinete de la Presidencia de Gobierno con Mendizábal.
Donoso Cortés ingresaría en las filas del partido moderado, dentro de la facción llamada «neocatólica», hasta convertirse en el hombre de confianza de la Reina María Cristina. Por entonces comenzaba su etapa de periodista político, participando en publicaciones tan señeras como «La Abeja», «El Correo Nacional», y «El Heraldo». Desterrado durante la dictadura progresista del general Espartero, a su regreso a España fue designado mentor y director de estudios de la joven reina Isabel II. Su posicionamiento político había variado para entonces, con tesis cercanas a un absolutismo de tipo monárquico-religioso, aunque dotado de nuevas formas bien distintas a los tiempos del «rey felón» Fernando VII. Finalmente, Donoso Cortés estaría volcado en distintas tareas diplomáticas. Fue embajador en Berlín y en Francia, lugar donde escribió su mejor obra: «Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo». En sus páginas narra la evolución desde el liberalismo que inspiró su juventud, identificado en la época con el socialismo, a una postura católica en la madurez de sus días.
El 3 de mayo de 1853 moría Juan Donoso Cortés en París, en el palacio que ocupaba la embajada española. A su entierro asistió todo el cuerpo diplomático, mientras que el emperador Napoleón III estuvo representado por uno de sus ayudantes de campo. Un último homenaje al destacado extremeño.