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Calle Santos Ovejero

«Toda obra grande, en arte o ciencia, es el resultado de una gran pasión puesta al servicio de una gran idea». Esta reflexión de Ramón y Cajal, repetida por Santos Ovejero del Agua a modo de cierre del discurso que pronunció en la toma de posesión como decano de la Facultad de Veterinaria, hace ya mas de medio siglo, viene a resumir la filosofía de un profesional cuyos conocimientos han traspasado las fronteras, pregonando su acendrado leonesismo. Porque el ilustre don Santos Ovejero nació en León un lejano 16 de agosto de 1906, falleciendo en la misma ciudad que le vio nacer, donde vivió y murió, un 22 de noviembre del todavía cercano en el tiempo año de 1983. Pero dejemos por el momento a nuestro protagonista del día, para irnos centrando primeramente y como viene siendo habitual en la calle que hoy nos ocupa. Estamos en el Polígono de Eras de Renueva, cuya pequeña historia comenzó a escribirse allá por 1961, cuando la Comisión Central de Urbanismo iniciaba la expropiación forzosa de aquellos terrenos con el fin de diseñar un «nuevo» León. Se urbanizó muy pronto, trazándose las correspondientes calles y una red de saneamiento, dotándolo de alumbrado y agua, características de las que por aquel entonces aún carecían muchas otras arterias de la capital. Su finalidad social era la edificación de viviendas en régimen de cooperativa para familias de clases medias y bajas, de las que tan necesitado ha estado siempre León. Pero el asunto comenzó a retrasarse y, una a una, fueron acumulándose sentencias del Tribunal Supremo anulando expediente tras expediente. Esta situación provocaría la paralización en el proceso de edificación de un Polígono que se ha alargado por espacio de más de treinta años, hasta convertirse en brillante realidad durante la última década del siglo pasado.
Nuestra vía, una más en ese conglomerado de casas y calles que constituye hoy en día Eras, comienza en la ahora prolongación de la avenida Padre Isla, hasta hace poco conocida como del 18 de Julio, concluyendo en la avenida de Peregrinos. ¡Qué lejos va quedando aquel Polígono, lugar idóneo para bulliciosos escarceos de los niños y no tan niños de los barrios aledaños!. Porque, sin duda alguna, la mejor expresión del León que se nos avecina, una vez rebasada la mágica frontera del siglo XXI, se encuentra en estas nuevas calles que, como la del día de hoy dedicada al eximio don Santos Ovejero, forman parte de la emergente y casi futurista barriada de Eras de Renueva. Según decía aquella vieja y popular zarzuela, «hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad». Pues algo similar se puede decir a propósito de esta amplia y despejada arteria, cuyo inicio hallaremos en la mencionada avenida dedicada a otra de las grandes figuras leonesas del pasado, el Padre Isla. Tras salvar en su comienzo una zona sin edificar por el momento, a la espera de futuros edificios de viviendas, nos sumergimos en un horizonte caracterizado por los grandes y modernos bloques que conforman el primer tramo y posteriores de su mano izquierda. Y es importante este último tramo, pues la acera derecha, a pesar de su anchura, está compuesta por un considerable y refrescante espacio verde con juegos infantiles y desprovisto de edificios, algo prácticamente inusual en nuestra saturada y compacta ciudad. Unos cuantos metros más allá, ese mismo lado derecho queda compuesto por las calles nominadas como Abad de Santullán y Comandante Cortizo, en memoria del militar masacrado vilmente por ETA durante las tristes Navidades de 1995. El gran eje urbano de Eras de Renueva que es la avenida Reyes Leoneses, divide y condiciona a nuestra calle protagonista, surgiendo en la confluencia de ambas una glorieta que regula el tráfico y desvía hacia la izquierda el hasta ahora recto trazado inicial. Curiosamente y a partir de éste aditamento urbano, la vía retrocede unos metros con respecto a su alineación primera, continuando recta hasta su final, si bien el segundo tramo más bien parece una prolongación de la calle Germán Alonso que de Santos Ovejero. En cualquier caso, un seto central con arbolado divide la amplia calzada.
Cumplido nuestro primer objetivo, cual es repasar las peculiaridades y formas de la calle, vamos con el gran protagonista, don Santos Ovejero del Agua. Nacido como dijimos en la misma capital leonesa el 16 de agosto de 1906, seguiría los estudios de bachillerato en el Colegio de los Padres Agustinos, cuya asociación de ex-alumnos llegaría a presidir en años naturalmente muy posteriores. En 1920 ingresaba en la vieja y carismática Escuela de Veterinaria, terminando los cursos en 1925 y con un excelente expediente académico. Recién graduado, ingresaba con el número uno de la oposición en el cuerpo de Veterinaria Militar. Tras estancia en la guarnición de Gerona sería destinado a Marruecos, donde estuvo cuatro años en distintas compañías de Melilla, Ceuta y Tetuán. En 1929, cumplida con éxito su etapa en el norte de África, regresaría a León para ocupar el puesto de jefe de sección en el Instituto Provincial de Sanidad. A partir de entonces don Santos Ovejero inicia una serie de viajes por Europa, centrados siempre en distintas investigaciones profesionales. En 1931, por ejemplo, fue pensionado por la Dirección General de Ganadería para realizar sus trabajos en el parisino Laboratorio de Alfort. El año siguiente proseguiría con sus estudios en laboratorios belgas, regresando en 1934 a Francia y luego Suiza para investigar sobre Microbiología de la leche.
El mes de junio de 1938, en plena Guerra Civil, fue nombrado director del Laboratorio de Veterinaria del Ejército del Centro, retirándose de la carrera militar en 1946, con el empleo de capitán veterinario. Y es que, para entonces, ya eran muchas sus ocupaciones en la sociedad civil. Después de ingresar el año 1933 en el Cuerpo Nacional Veterinario, ostentaría responsabilidades en el Ministerio de Agricultura. Así, desempeñó en León los cargos de director de la Estación Pecuaria Regional; jefe provincial de Ganadería; y, además, director del Laboratorio Pecuario Regional del Duero. Su actuación profesional le valdría el ser distinguido, tiempo más tarde, con la Encomienda de Número de la Orden Civil de Sanidad. Un prestigioso galardón al que habría que añadir otros muchos recogidos a lo largo de su etapa militar: Medalla de la Paz de Marruecos, Cruz Roja del Mérito Militar, Medalla de Campaña y Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Nombrado presidente del colegio de Veterinarios leoneses en 1940, don Santos Ovejero también brillaría en el campo de la docencia. El año 1947 ganaba, en disputada oposición, la cátedra de Bacteriología, Inmunología y Preparación de Sueros y Vacunas, en la Facultad de León. Apenas cinco años más tarde, en 1951, fue nominado decano de la Facultad, en un solemne acto presidido por su buen amigo Torcuato Fernández Miranda, a la sazón rector de la Universidad de Oviedo. Cargo que ocuparía hasta el mes de febrero de 1964, cuando don Santos cesó a petición propia. En su cátedra permanecería hasta el 16 de agosto de 1976, abandonando entonces su puesto por razones de edad. El año siguiente, en reconocimiento a sus muchas prendas personales y profesionales, el claustro de profesores le nombraría decano «Honoris Causa», en decisión tomada por unanimidad. Y es que fueron muchas las aportaciones que don Santos Ovejero realizó a los estudios universitarios leoneses. En 1960, cuando aún era decano, solicitaba a la Dirección General de Universidades la creación de una Sección de ciencias biológicas en León. Sugerencia recogida por el Ministerio, según orden del 12 de julio de 1961. Igualmente, en 1965 fundaba la revista «Anales de la Facultad de Veterinaria de León», con el objetivo de difundir las labores científicas de la institución. Otra celebrada iniciativa del profesor Ovejero fue la institución de los populares Cursos de Verano para Extranjeros, iniciados allá por 1958 y de los que sería director durante los primeros años. Pronto adquirieron enorme prestigio a escala nacional e internacional dada la categoría de los ciclos de conferencias, tanto científicos como culturales, donde participaron algunas de las personalidades más relevantes de la época.
Hombre polifacético y sumamente emprendedor, don Santos también participaría en distintos proyectos empresariales. En 1943 dirigió junto a don Ángel Sánchez Franco los Laboratorios SIVA, especializado en productos para la ganadería. Posteriormente, en 1948, fundaba los prestigiosos Laboratorios Ovejero, con la colaboración del farmacéutico don Alfredo Álvarez Cadórniga y el catedrático de la Escuela de Comercio Luis Corral Feliú. En junio de 2000 se derribó el viejo edificio de Laboratorios Ovejero, ubicado también en Eras de Renueva. El motivo no fue otro que el traslado de la planta de producción a las nuevas y modernas instalaciones del Polígono Industrial de Vilecha. Por falta de espacio no podemos resumir todos los reconocimientos y homenajes tributados a Santos Ovejero a lo largo de su provechosa y atareada vida. Tan sólo recordarles, a modo de detalle anecdótico, que además de escribir un centenar de trabajos, también ocupó durante un tiempo la vicepresidencia de la Diputación leonesa, en tiempos de Emiliano Sánchez Lombas.
La trágica muerte de don Santos Ovejero, el martes 22 de noviembre de 1983, dejó un poso de amargura y tristeza en la capital, cuyos vecinos acompañaron el duelo con el sentimiento compartido de estar despidiendo a uno de los ciudadanos leoneses más distinguidos de los últimos tiempos.


Fuente: Diario de León

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