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Calle Santa Teresa de Jesús

El nombre de Santa Teresa dé Jesús es de sobra conocido, aunque la calle que homenajea a la santa no lo es tanto y su localización puede resultar laboriosa. Eso sí, podemos decirles que anteriormente tuvo la denominación de Parcelación Carmelitas C, e incluso hubo otra calle con él mismo nombre, pero en Armunia. Lo que sí está claro es que para situarnos en ella habremos de acercarnos al en otro tiempo Barrio de San Lorenzo, castizo y de gran tradición agrícola, que junto con el cercano de La Serna lograron que sus productos tuvieran excelente fama en los mercados leoneses. Comenzando en la plaza que recuerda al estoico santo asado en la parrilla, de idéntico nombre a la barriada, concluye en lo que hasta hace unos años era un amplio solar en obras, y que hoy en dia da salida a la calle del Medul. Su rótulo inicial de Santa Teresa de Jesús actualmente ha sido truncado en las placas de esta calle quedando tan solo en Santa Teresa, sirve para principiar la pronunciada pendiente ascendente que, en anárquico trazado, lleva al primer tramo de la calle a encontrarse de frente con el lateral de la iglesia parroquial de San Lorenzo, de los PP. Carmelitas. Para salvar este «sacro» obstáculo, la calzada se endereza y adopta una peculiar forma de zig-zag que, entre viviendas de distintas épocas y alturas, nos ha de llevar hasta un final de la calle . Es allí donde su acera derecha se ve ocupada por un considerable bloque de viviendas en cooperativa de los antiguos taxistas, situándose enfrente algunos de los primitivos chalets del entorno. En el numero 8 se halla la Biblioteca Municipal de San Lorenzo. Llegando ya a su entronque con la calle Medul nuestra calle se ensancha encontrandonos a su derecha un amplio jardin y enfrente un moderno esdificio de viiendas. La iglesia de San Lorenzo, conocida en otro tiempo como «Parroquia de San Lorenzo extramuros de León» o «San Laurencio de la Payana», se levantó sobre el que fuera un pequeño templo, pintoresco y muy venerado en el barrio, con meritorios arcos románicos, cuya desaparición se produjo en 1954. Poco antes, el 22 de mayo de 1952, comenzaron a regentarlo los padres carmelitas descalzos. Como tantos templos y edificios en nuestra ciudad, la actual iglesia se debe al entrañable arquitecto don Ramón Cañas del Río, también con vía propia en el callejero capitalino. De gran, sencillez y extraordinaria acústica, fue inaugurada el 19 de marzo de 1966. A finales de los años setenta y debida al artista búrgales José María Martínez Sanz, se añadió la enorme vidriera, con alegorías al patrón de la parroquia y a otros santos de la Orden.
Hija de Alonso Sánchez de Cepeda y nieta del converso Juan Sánchez de Toledo, penitenciado por la terrible Inquisición en junio de 1485, vino al mundo Santa Teresa de Jesús en Ávila el 28 de marzo de 1515. A pesar de las absurdas limitaciones culturales que tenían las mujeres de su época, ya que no se les facilitaba el acceso a la lectura y escritura, la futura Santa Teresa se formó gracias a los libros que, en voz alta y luego comentados, eran comunes en las sobremesas del hogar paterno. Así diría ella misma que «he oído y leído». La entonces Teresa de Ahumada ingresó con dieciséis años en el abulense convento de las monjas agustinas, donde permanecía de 1531 a 1533. Por entonces no tenía vocación religiosa alguna, confesándose «enemiguísima de ser monja». En aquella época comenzó a sufrir insomnio y terribles dolores de cabeza, enfermedades que le acompañaron durante el resto de su vida. La muchacha aprovechó el período de reposo para leer las obras de San Jerónimo, San Agustín y San Gregorio, complementado su educación. Contra la voluntad de sus padres y una vez recuperada, en 1535 tomaba los hábitos en el convento de la Encarnación, adoptando desde esa fecha el nombre de sor Teresa de Jesús. Años más tarde, ya en la década de 1550, comenzaría a tener una serie de visiones y apariciones místicas que la convencieron de la necesidad de reformar la orden carmelitana, volviendo a la pureza y austeridad primitivas. A partir de entonces consagraría todos sus esfuerzos a fundar conventos en distintos puntos de España: Medina del Campo (1567), Valladolid (1568), Toledo (1569), Salamanca (1570), Alba de Tormes (1571) y Segovia (1572). Procesada por la Inquisición, Santa Teresa vio dificultados sus intentos de extender sus reformas y fundaciones. Aunque sí tuvo tiempo para reflejar sus experiencias místicas y religiosas en «El Libro de la Vida», antes de fallecer en la localidad de Alba de Tormes, el año 1582.


Fuente: Diario de León

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