Calle González de Lama

Algunos meses después del fallecimiento de don Antonio González de Lama, nuestro Ayuntamiento, a cuya cabeza se encontraba entonces don Manuel Arroyo Quiñones, aprobó en la sesión celebrada el 12 de junio de aquel año 1969, dar su nombre a una calle que «con entrada por Caridad y presunta salida arriba de la Iglesia de San Pedro», carecía hasta ese momento de denominación. Se propuso, pues, el nombre de González de Lama (Antonio), por estar próxima a su domicilio.
También se solicitó dar su nombre a un Grupo Escolar y a «una calle importante de León, tal y como se había acordado en la sesión en que se trató su fallecimiento, sugiriendo poner este nombre a la de Burgo Nuevo, calle relativamente reciente y cuya denominación no está avalada por hechos históricos o de importancia que la justifiquen». El asunto se dejó pendiente y así ha llegado hasta nuestros días.
En la actualidad la travesía no tiene tanta importancia urbana como Burgo Nuevo, aunque ha crecido en longitud, pasando de los prados que ponían principio y fin a su trayecto, a ser una vía que, iniciándose en el entronque de Príncipe de Asturias y San Juan de la Cruz, concluye en la popular calle de San Pedro. Porque, evidentemente, nos encontramos en el barrio de San Lorenzo.
Esta larga vía, prácticamente recta y en descenso, presentan una imagen más moderna en su comienzo y término, caracterizándose el resto por edificios de más tiempo y presencia, especialmente en el trayecto que delimitaba la primitiva calle. Hacia su final destaca la inmediata Plaza de San Pedro, lugar donde se celebraban los miércoles y sábados el mercado semanal, y que dará luego paso a un aparcamiento de vehículos para los visitantes de la Catedral.

El 17 de enero de 1905 nacía en Valderas don Antonio, hijo de familia obrera y con dos hermanas, Socorro y Asunción. A los once años ingresaba en el Seminario de San Mateo de su localidad natal, comenzando en esa época a escribir poemas. Tras obtener un brillante expediente escolar, era ordenado por el entonces obispo de la diócesis, don José Álvarez Miranda.
Comenzaría su ministerio pastoral como cura ecónomo en el pueblo de Antimio de Abajo, pasando posteriormente a la iglesia capitalina de San José de las Ventas. Colaborador habitual del Diario de León desde su época como seminarista, fue designado director del periódico en 1937, permaneciendo en el cargo hasta 1964.
Muy brevemente diremos que fue profesor del Seminario Conciliar, Escuela Normal, Colegio Leonés, La Asunción y Carmelitas de la calle Cardenal Landázuri, capellán de los Maristas, bibliotecario en el Biblioteca Azcárate y cofundador, en 1944, de la mítica revista «Espadaña», con otros poetas locales como Victoriano Crémer, Josefina Aldecoa, Eugenio de Nora y Antonio Pereira.

En 1956 será nombrado beneficiado de la Catedral, y ya en sus últimos años, en 1963, elegido presidente de la Asociación de la Prensa de León. El 29 de enero del año 1969 la Asociación celebraba su fiesta anual para festejar al patrono San Francisco de Sales, en el ya desaparecido Restaurante Rocha, cuando sorprendió a todo el mundo el discurso de don Antonio. Su voz titubeante, extrañamente lenta y apagada, fue un mal presagio. Trasladado a casa por sus amigos, fallecía el día 2 de febrero de ese mismo año.
Sus exequias y misa de funeral tuvieron lugar en la Catedral, siendo despedido por multitud de leoneses, alumnos y profesores, destacando la prensa local la gran cantidad de colegialas carmelitas, procedentes del cercano centro de Cardenal Landázuri, que asistieron al evento. Además de la calle, un Colegio público radicado en El Ejido lleva su nombre, y en 1971 el Ayuntamiento leonés creó el prestigioso «Premio de Poesía González de Lama».
La pequeña casa que en la actual Plaza de Puerta Obispo acogió a este gran hombre en los últimos años de su vida, lleva una hermosa placa que perpetua su recuerdo todavía.