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Calle Cantarranas

Un primero de octubre del lejano año 1954 el gobierno de la nación lanzó la idea de construir en el país millares de viviendas, para tratar de atajar el acuciante problema que se presentaba por entonces a multitud de familias españolas, carentes de un techo donde cobijarse. La Organización Sindical, a través de la Obra Sindical del Hogar, hizo suyo este llamamiento y puso en marcha todos sus mecanismos. Aquel plan inicial fijó para León y su provincia la construcción de 629 viviendas, a sortear entre los productores de la ciudad.
En poco más de un año se habían construido, en los alrededores de la calle, 50 viviendas unifamiliares, adosadas por la Cooperativa San Froilán, y otras 52 por la Cooperativa Virgen del Pilar. Así fue como, súbitamente, cambió la fisonomía de esta vía hasta entonces humilde y labrantina, habitada por gentes campesinas y hortelanas que vivían de los prados que por aquí se extendían.
Hasta ese momento la arteria había conservado su primitivo semblante, pequeño y recoleto, a espaldas del siempre recordado templo de San Salvador del Nido, lastimosamente desaparecido. La modernización realizada en sucesivas etapas de este sector urbano de El Ejido y sus aledaños, hace que la calle cuya alineación se trazó al inicio de la década de los sesenta, comience en la de Panaderos para concluir, después de un amplio trazado, en la que recuerda los hechos históricos de la gloriosa Batalla de Clavijo.
Su comienzo se presenta un tanto iconoclasta, hablando naturalmente en términos urbanísticos, caracterizado por un breve y pronunciado descenso que luego, desde el cruce con la calle San Pablo, es completamente recto en su dibujo llano y muy común a todo el entorno. Junto a los tradicionales «chalecitos» adosados que han sido santo y seña de la barriada durante décadas, han surgido otras viviendas de tipología más moderna y superior altura, evidenciando el progreso social experimentado por esta zona de la capital leonesa en los últimos tiempos.
Salvo el citado y curioso inicio, sus aceras se ven arboladas, conformando una calle que auna valores tradicionales con símbolos de una mejora urbana más que evidente. En la parte final de su lado izquierdo, presenta la única zona ajardinada y con algunos juegos infantiles de toda esta simpática barriada.

Si hablamos de conceptos tradicionales, no lo es menos una calle que, ya en el siglo XVI, figuraba en el libro «Apeos de la Catedral de León», con el nombre de «Canta-Ranas» y siendo más un paso o ruta de tránsito que lugar de vecindad. La antaño conocida como Presa Vieja del Obispado, cambiaría dicho nombre por el de Presa de Cantarranas en el tramo comprendido entre la pequeña iglesia de San Pedro de los Huertos y la de San Salvador del Nido, con huertos y molinos pertenecientes al cabildo catedralicio.
Pero es que también la actual Caño Badillo se llamó en otro tiempo «Cal de Raneros», porque existía en ella una gran laguna con riberas cubiertas de vegetación. En definitiva, todo un paraíso para la llamada «rana verde», que campaba a sus anchas por el refrescante lugar.
Al igual que hoy en día, aquella rana era comestible, suculenta y muy carnosa en la cocina. Por ello no resulta extraño que muchos vecinos del viejo León, con el fin de aumentar sus despensas o simplemente para sacar unos cuartos abasteciendo a tabernas y figones, se dedicaran ocasionalmente a suprimir los abundantes «cantos raneros» que se daban en la zona, gracias a la pesca o captura de tan apetitoso batracio. Más todavía en época de celo, siendo acallados muchos de aquellos animalitos merced a una batida nocturna de aguas en la que intervenía, por lo general, el común del barrio.
Ya la ruta Jacobea estuvo en nuestra provincia muy ligada a tan «cantarines» y juguetones batracios, como prueban las populares lagunas de Bercianos del Real Camino y las charcas de El Burgo Ranero, en donde las ranas eran rico manjar y único recurso para aplacar el hambre de los sufridos caminantes. No queremos finalizar este espacio sin mencionar un hecho al que la fantasía popular de finales del siglo XIX y principios del XX siempre hizo alusión, y no es otra cosa que el famoso crimen de Cantarranas, acaecido en la persona de un boticario y su amante. Terrible suceso que ahora se ha convertido en leyenda.


Fuente: Diario de León

Una respuesta a «Calle Cantarranas»

He leído con interés el artículo, y me ha gustado mucho.
Pero yo andaba buscando la leyenda del "crimen de Cantarranas", que mi padre, cuando éramos pequeños no la enseñó cantada a modo de pregonero de pueblo, o juglar.
Pero en esa ocasión era contra un cura y su ama.

Era más o menos así:

"Oigan ustedes el crimen más horripilante, ocurrido en Cantarranas
desde que Caín mató a su hermana con una quijada de burro.
Por la virgen de Carmen, madre de Dios Soberana
voy a narrarles la historia, contra un cura y su ama”.

No tengo muy claro cómo continuaba. (Había unos bandidos armados con cuchillos y navajas).

Pero terminaba así:
"No contentos con el cura, la emprendieron con el ama.
La cogieron por los pelos,
La arrastraron por la sala,
Y aceite hirviendo la echaron quemándola las entrañas".

Les agradecería mucho que me digan dónde lo puedo encontrar.

Un saludo

Elena Cárdenas

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