Calle Demetrio de los Rios

Hoy hablamos de una calle que como todas las que se corresponden con el inicio de la gran avenida que homenajea al alcalde Mariano Andrés, presenta un peculiar y ascendente trazado tan contundente y empinado que, a simple vista de profano, manifiesta una desmesurada diferencia de altitud entre la travesía citada y la que pone fin a su recorrido, la Avenida de Asturias.
Esta vía tan empinada y tradicional que corta el resuello a los viandantes más desprevenidos, lleva por el nombre el del arquitecto andaluz Demetrio de los Ríos y Serrano, protagonista a su pesar de una agria polémica relacionada con su trabajo en el más importante de los monumentos capitalinos: la Pulchra Leonina. Nacido en la localidad cordobesa de Baena en 1827, don Demetrio estudió en la Escuela de Arquitectura de Madrid. Además de arquitecto fue arqueólogo y autor de numerosas obras sobre arte. Profesor de dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, se especializaría en la restauración de edificios históricos en varios puntos del país. Con ese cometido llegó a nuestra ciudad, dispuesto a continuar las obras de rehabilitación iniciadas por Juan de Madrazo, centrándose en la fachada occidental del templo. Pronto saltaría una gran polémica sobre el proyecto, que alcanzó repercusión nacional. Todo se iniciaba con una visita de Giner de los Ríos a León, cuando criticó con dureza al arquitecto porque, según él, no había comprendido ni respetado las ideas de Madrazo, además de pretender derribar algunos lienzos de la muralla.
La disputa llegaría al Senado de la nación, donde el propio ministro de Fomento llegó a criticar a Demetrio de los Ríos. Finalmente se produjo un pacto entre caballeros, firmado en Madrid el 13 de enero de 1884, por el que se daba por zanjado el asunto. Rafael María de Labra y Gumersindo de Azcárate se personaron en nombre de Giner de los Ríos, mientras que la postura de don Demetrio estuvo defendida por Miguel de Jojar y Pedro Berenguer.
Gracias a Dios, no todas las obras que nuestro protagonista realizó en León crearon tal grado de discordia. Desde tiempos inmemoriales existió en la actual calle Ancha una capilla dedicada al Cristo de la Victoria, erigida en el solar donde, según cuenta la tradición, se ubicaba la casa solariega del centurión y luego mártir San Marcelo. De ella se habla en distintos legajos, perviviendo de la venerable construcción el Cristo que aún hoy podemos ver.
Para ampliar la calle Ancha se derribó la vieja capilla en 1840, retranqueándose la fachada y acordando el Ayuntamiento, en enero de 1878, que se hiciera una nueva en estilo clásico. Pero tal decisión se revocó para dar paso a una capilla románica, encargo que se encomendó a De los Ríos. Así lo realizó el arquitecto cordobés, inspirándose para el proyecto en la portada de San Isidoro. El musgo y la hiedra que figuran en la parte alta dan al conjunto un muy estimable aspecto de antigüedad.
Sin embargo, como no podía ser menos al tratarse de un asunto relacionado con don Demetrio, también la nueva capilla de la Victoria provocó cierta irritación pública. Al parecer, en el año 1803 se pintó un mural en su parte superior a modo de tarjetón, con dos leones en actitud de sostenerlo. Pero con motivo de la llegada a León del rey Alfonso XII, en junio de 1877, el Ayuntamiento decidió que se pintara en color ocre toda la fachada, con el consiguiente disgusto de los leoneses. Así desapareció la original pintura, hecho del que seguramente fue testigo Demetrio de los Ríos, pues falleció en León en 1892.