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Calle Ildefonso Fierro Ordoñez

Retomando nuestro itinerario por las vías capitalinas leonesas hoy nos acercamos a la barriada de La Chantría, ya en las orillas de La Lastra. En lo que fue ensanche Sur de la ciudad se localiza esta calle que comienza en la de Monseñor Turrado, para concluir en la que homenajea al Rey Monje. Incluida en el área presidida por la vitalista y frecuentada Avenida de Fernández Ladreda, auténtico santo y seña del entorno, surgieron en el pasado una serie de calles encaminadas a satisfacer las demandas de la vecindad que se iba ubicando en lo que fue, en otros tiempos, una especie de punto final de la capital leonesa.
Demandas surgidas del cercano cuartel de la Guardia Civil, una referencia clave para toda esta zona urbana de significación obrera y trabajadora. Así, al compás de los nuevos requerimientos sociales, se fue confeccionando una arteria que, si hablamos de sus viviendas, tiene de todo: casas de una o dos plantas, edificios más modernos, e incluso alguna obra que acabará por completar una calle tranquila y de apacible discurrir.
Bautizada con el nombre de uno de los mayores magnates económicos nacidos en la provincia leonesa.
El origen de la legendaria fortuna de los Fierro es realmente curioso. Según cuentan las crónicas de la época, una de las familias más adineradas de Redilluera, un pequeño pueblecito cercano a Lugueros, tenía un hijo que, al decidir hacerse religioso dominico, se desprendió de todas las riquezas que le correspondían por herencia. Gran cantidad de bienes rústicos y ganaderos que cedió a su cuñado, Félix González Fierro, y a un hermano de éste llamado Toribio. Con semejante bagaje económico, Félix y Toribio se convirtieron en arrieros cuya mercancía se distribuía por tierras leonesas, asturianas y castellanas.
Llegado el momento de formar una familia, Toribio se asentó en Lugueros y allí vio nacer hasta cinco hijos. El primero de ellos, Valentín, ampliaría los negocios al establecerse en Asturias. El segundo fue nuestro Ildefonso, auténtico genio de las finanzas y magnate que construyó el gran imperio económico de los Fierro.
Nacido en el propio Lugueros el 23 de enero de 1882, cursaría estudios de Profesor Mercantil para luego sumarse a una empresa familiar dedicada a la navegación. Un sector que supo potenciar al máximo, dedicándose a abastecer de carbón a la industria marítima antes del comienzo de la devastadora Primera Guerra Mundial.

Con el paso de los años don Ildefonso Fierro seguiría demostrando su gran visión para los negocios, tomando parte en la organización de florecientes industrias como Tabacalera, refinerías y Cementos Pórtland. En 1922 fundaba la Compañía Arrendataria de Fósforos, además de construir el primer edificio de la Ciudad Universitaria de Madrid y realizar el ferrocarril Alicante-Alcoy.
Tras la Guerra Civil lograría hacerse con el monopolio de la fabricación de fósforo en España. Posteriormente también se sumaba a grandes operaciones mercantiles centradas en el mundo de la banca, a través del Banco Internacional de Industria y Comercio, el Banco Ibérico y el Banco Fierro. Reconocido con la Medalla de Oro al Trabajo, el imperio de don Ildefonso Fierro pasaría a manos de sus cuatro hijos: Alfonso, Arturo, Ignacio y Florentino. Finalmente, el magnate nacido en el pueblo leonés de Lugueros falleció en Madrid, el día 6 de diciembre de 1961.
Casi diez años después de su muerte tuvo lugar en la capital leonesa un simpático acto de homenaje, con motivo de la apertura de una sucursal de la Banca Fierro en el número 26 de la calle Ordoño II, esquina a Juan Lorenzo Segura. El 16 de octubre de 1971 fueron bendecidas las nuevas instalaciones, con la asistencia de los hijos y familiares de los Fierro, además de las autoridades locales.
Dos niñas de Valdelugueros hicieron una ofrenda de flores a doña Florentina Viña, viuda de don Ildefonso, y el Ayuntamiento de la localidad le ofreció una placa de plata con una leyenda de agradecimiento y cariño, así como el pergamino del acuerdo de concesión de la placa, librado por el Concejo de Valdelugueros. Este pergamino iba guardado en una primorosa sobrecubierta de piel, auténtico trabajo del siglo XVI. En pública correspondencia, los Fierro hicieron entonces un donativo de cien mil pesetas de la época a Lugueros, pueblo natal de un magnate que ha logrado pasar a la historia económica del país.


Fuente: Diario de León

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