En 1961, ocupando la alcaldía capitalina don José Martínez Llamazares, surgieron los primeros proyectos del llamado Plan Parcial de Eras de Renueva, que acabarían plasmándose en la urbanización del citado polígono, trazadas las calles, los aparcamientos, e incluso la instalación de farolas. Pero todo acabó allí, en un abandono total y lamentable. El «milagro» llegaría al comienzo de la década de los 90. Se terminaron las múltiples reuniones de despacho, los miles de folios, firmas y sellos, y las innumerables declaraciones interesadas que, a propósito del Polígono de Eras de Renueva, se hicieron en uno u otro sentido.
Aunque al día de hoy quedan algunas zonas o edificios sin terminar, se puede hablar de un cambio brutal en un tiempo récord, pasado de donde no había más que prados diseminados y calles irregulares, a una nueva y completa ciudad, con lujosos y modernos edificios. En el polígono se encuentra precisamente la calle de la que vamos a hablar hoy, vía que recibió su sugestiva y «política» denominación el día 6 de junio del año 1997. Tiene su comienzo en la calle o avenida de los Reyes Leoneses, la travesía principal del polígono y de la que fluyen las más de veinticinco calles que comprende en su extenso trayecto. Finaliza en la Avenida de Peregrinos.
Al igual que el resto de calles del entorno, es amplia, de tono residencial, tanto por la calidad y amplitud de los modernos y poblados bloques de viviendas que la integran, como por el conjunto de aditamentos urbanos que, en forma de jardines y arbolado, configuran un entorno ideal para la tranquilidad del nuevo vecindario. Se trata de una travesía, en definitiva, integrada en ese proyecto de futuro para León que constituye el cada vez más pujante Polígono de Eras.

La política y jurista Clara Rodríguez Campoamor, nacida el año 1888 en Madrid, fue una auténtica pionera del feminismo en España, además de una figura política de primer orden en aquella ilusionante etapa republicana iniciada en 1931. Tras obtener la licenciatura de Derecho en la Universidad madrileña, en 1925 era nombrada miembro directivo del Colegio de Abogados de la capital de España. Allí conocería a otra destacada mujer llamada Victoria Kent, que sería posteriormente directora general de Prisiones y de la que le separaban multitud de posicionamientos ideológicos.
Clara iniciaba y carrera política y social durante la dictadura de Primo de Rivera, destacando siempre por sus avanzadas posturas en relación a la emancipación y los derechos de las mujeres. Elegida diputado por el Partido Radical en las Cortes republicanas de 1931, su voz se hizo oír en aquel foro que pretendía sacar a España de su marasmo y apatía de siglos, transformando el país en una nación moderna, avanzada y progresista.Célebres fueron las polémicas protagonizadas por la radical Clara Campoamor a favor de recoger en la Constitución el derecho al voto femenino. Enfrente tuvo a su antigua conocida Victoria Kent y al leonés Gordón Ordás, partidarios de retrasar el voto de la mujer pues temían, con razones bien fundadas dada la idiosincrasia de la época, que resultaran papeletas en general contrarias a la República. La polémica quedaba zanjada en 1933, cuando el derecho electoral femenino fue aprobado mayoritariamente.

Al igual que otros intelectuales de izquierdas, Clara tuvo que exiliarse tras la rebelión militar de 1936. Primero se instaló en Argentina, para trasladar luego a Suiza. Moriría en Lausana durante el año 1972. Tras ella dejaba una ingente obra política y literaria, aunque siempre basada en la temática femenina. Algunos ejemplos son «El derecho de la mujer», en 1936; «La situación política de la mujer española», en 1938; y «El pensamiento vivo de Concepción Arenal», de 1944.
No en vano Clara Campoamor, integrante de aquella lucida generación que vio truncados sus esfuerzos por la violenta irrupción del régimen franquista, es considerada como toda una institución en la historia del feminismo español.